Bad Omens – «The Death of Peace of Mind»: Un laberinto de elegancia y desesperación

La música alternativa está marcada por la redundancia cíclica: una mezcla de dinámicas predecibles y sonidos que rara vez trascienden a su época inmediata. Sin embargo, de vez en cuando, llega un disco que distorsiona las expectativas y viene a remodelar la arquitectura rítmica de su género. «The Death of Peace of Mind.» el tercer álbum de estudio de Bad Omens lanzado el 25 de febrero de 2022, es precisamente eso, una exploración renovada, que imprime una melancolía emocional y sintética.
Noah Sebastian, líder, voz y arquitecto principal de su sonido, ha cultivado una estética musical y atmosférica a través de los años. Lo que partió siendo un proyecto solitario, más tarde puso a los virginianos en la banda que conocemos hoy. Y si bien, sus lanzamientos anteriores contaron con algunos aciertos, esta tercera entrega es el momento en que Bad Omens da un paso hacia algo más expansivo, logrando así, un universo inmersivo y autónomo, uno que exige ser experimentado en su totalidad.
Una dicotomía bien esculpida
Juntando elementos orgánicos como artificiales, resulta una electrónica sombría con paisajes etéreos de sintetizadores, y un trabajo de guitarras intencionalmente trabajado. La pista de apertura, «CONCRETE JUNGLE» tiene un pulso industrial sofocante con claras referencias de Nine Inch Nails, pero con una propuesta más frágil y cargada de anhelo. Con fuertes descripciones visuales y un aumento continuo de la intensidad del rango dinámico, representa un mundo distópico en que se desarrolla todo el álbum, aunque no es enteramente conceptual, sí parece estar interconectado pieza por pieza.
En el momento en que desciende hacia su pista homónima «The Death of Peace of Mind» se hace evidente que los estadounidenses están jugando con reglas completamente diferentes. La canción avanza desplegándose en susurros y falsetes suaves antes de estallar en sintetizadores recónditos y melancólicos que se sienten casi reverenciales. Hay un pulso bajo la superficie, una tensión que nunca se disipa por completo, y este atractivo se incendia de manera lenta y progresiva. Los ecos de «Violator» de Depeche Mode son imposibles de ignorar, algo interesante considerando la producción artesanal que tuvo todo el disco. Desde sonidos de llaves tinteneando, una guitarra sin mantención y hasta el ruido de una aspiradora fueron utilizados en este track.
Es un tira y afloja preciso. Una catarsis cruda impregna todo el álbum. «Like a Villain» se basa en versos brillantes que dan paso a coros viscerales, una dicotomía que encarna la guerra entre flaqueza y desapego. La banda entiende que la pesadez no se mide únicamente en guitarras y guturales, también se encuentra en el peso de sus silencios, en los espacios donde la música respira en esa insoportable tensión antes de la liberación completa, una sensación que también encuentras en pistas como «The Grey» y «Take Me Fisrt».
Noah Sebastian con una faceta camaleónica, tiene muchísimo que ofrecer. Poseedor de un rango vocal de cuatro octavas, su imprenta puede transitar desde falsetes hasta gritos venenosos, murmullos íntimos con estribillos elevados. Sebastian, al tener el mando junto a Joakim Karlsson de toda la producción de su material, es capaz de controlar y jugar con sus tonalidades, a través de los años cuando se la ha cuestionado sobre su proceso creativo y sus aspiraciones dentro de la industria, ha revelado muchísimo más de su música que de sí mismo, pero al respecto, en una entrevista el año pasado con la revista Kerrang! declaró:
«Creo que ahora estamos en un lugar donde tengo mi propia estrella polar cuando se trata de crear, con un respeto renovado por mí mismo» comenzó Noah. «No lo digo de manera egocéntrica, pero simplemente quiero hacer música que no escucho de otras bandas. Es difícil reinventar la rueda al hacer un álbum de rock, y The Death of Peace of Mind es muy desordenado, muy experimental, al punto de que si escucharas algunas canciones aisladas, nunca adivinarás que somos una banda de rock, y viceversa. Estoy en un lugar genial ahora, donde siento que depende de mí hacer música nueva para elevar el nivel.» en otras charlas con la prensa, ha mencionado algo parecido, siendo genuino sobre su pasión por la música y sus procesos creativos, así como sus matices.
«Just Pretend», aunque comenzó más bien como una broma sobre crear un hit “de radio” resultó ser una de las canciones más devastadoramente hermosas del álbum, compuesta por floreos electrónicos y guitarras glaciares. El coro hipnótico explotó rápidamente escalando a Bad Omens en popularidad hasta que hoy en día son una de las agrupaciones más populares, liderando los carteles de escenarios tan importantes como el Rock Fest e incluso el Welcome To Rockville, el festival más grande de Norteamérica.
«No me siento orgulloso de admitir que esta canción comenzó de manera irónica. Siendo la persona arrogante que soy, estaba tratando de demostrar lo fácil que es escribir música de rock moderna para la radio, porque todo me suena igual: aburrido como la mierda. Así que hice esta pequeña pista de guitarra y la repetí, improvisé algunas ideas melódicas con una cadencia deliberada y, cuando terminé el coro, me di cuenta de que la canción tenía el potencial de ser realmente buena, así que comencé a tomarla más en serio.»
Sobre «bad decisions», el mismo Noah Sebastian analizó su propio disco canción por canción, y esto es lo que dijo sobre la pista «Joakim, Michael Taylor y yo usamos un preset de amplificador realmente genial, nativo de Logic, para el solo de guitarra vidrioso y flexible que se escucha a lo largo de la canción. Así que no se usaron muchos sonidos de terceros en esta canción, todo es material estándar de Logic. Una vez que se armó el instrumental, la pista tenía una sensación muy ‘fría’, por lo que quise hacer que las vocales sonaran lo más aireadas, frágiles y sensuales posible. Me gustaba imaginar que la voz se estaba interpretando en una piscina cubierta después de horas. También quería escribir una canción que sonara como si tuviera el potencial de ser utilizada en un episodio de Euphoria, porque estaba viendo mucho esa serie en ese momento.»
Una de las canciones, es conocida por un live de twitch donde Noah comenzó su proceso de composición en una transmisión en vivo. «somebody else.» es donde más se acentúa la producción artesanal y lo-fi que quiere implementar Noah en toda la producción. «Hacer lo que sentí como una versión realmente terminada de una canción realmente me llevó mucho tiempo con esta. De hecho, comencé a hacerla en un livestream y la terminé más tarde, por lo que un pequeño número de personas vio la canción ser creada en tiempo real. Recuerdo que comenzó con esa misma muestra de batería de Travis Barker que no puedo dejar de usar, y un piano espeluznante que se repetía durante toda la canción.»
Mientras tanto, «ARTIFICIAL SUICIDE» es la antítesis sonora que irrumpe, es el trabajo sónico que se acerca más a sus antecesores, acá los guturales gritan un impulso autodestructivo, conectando un poco la esencia presente en todo el proyecto.
Una producción cinematográfica
Uno de los mayores triunfos del álbum es su meticulosa producción, que no solo sirve a la música, sino que se convierte en un instrumento por sí misma, las canciones están curadas con una atención casi obsesiva al detalle, tanto en sus capas sonoras como visuales, el proyecto completo goza de una impecable ejecución, orquestando una verdadera mise-en-scène.
Canciones como «Who Are You?» están empapadas de un minimalismo que recuerda el trabajo de «After Hours» de The Weeknd, que de hecho es uno de los referentes vocales de Sebastian. «What do you want from me?» con su percusión errática refleja el desmoronamiento lírico presente en toda esta placa, haciendo un excelente trabajo al fusionar la sensualidad del R&B y la dureza industrial. Junto a su lírica cargada de intimidad, desapego y desintegración del yo en las relaciones, testimonios crudos y sin filtro y perturbadoramente crítico, evolucionan el enfoque rítmico de lo que hemos puesto en el espectro del metalcore.
El disco es sorprendente en su consistencia. — Espejos, fantasmas, máquinas y el imparable paso del tiempo imponen un nuevo estándar en la música alternativa, tejiendo desde su propio lugar un puñado de influencias disparejas pero que en integridad resultan asombrosamente adictivas, es perceptible que por sí solo no puede ser encasillado en un solo lugar, es ambicioso, diferente. Bad Omens se ha convertido en algo más grande, el disco puede ser consumido de manera casual y a la vez, ser analizado de forma minuciosa, pues es igualmente disfrutable de ambos modos.