«Bajo una luna cámbrica»- Dorso: Cuando los discos eran expelidos del vientre

«Bajo una luna cámbrica»- Dorso: Cuando los discos eran expelidos del vientre

Independiente, 1989

Si eres chileno y te gusta el metal, sin duda conoces a Dorso, banda que con más de 30 años de carrera se han ganado el respeto del medio. Al año 1989 pertenece su primer disco «Bajo una luna cámbrica» con una propuesta muy metal que, igualmente, manifestaba un lado más progresivo que algunas bandas ya venían trabajando a finales de los ’80. En esta ópera prima los Dorso serían muy reconocibles en su propuesta de humor negro y horror con una mezcla de sonido muy metalero y de buena calidad. Este trabajo ahonda en eso, en letras simbólicas, de un mundo casi inventado, pero dejando harto espacio al deleite del oído cuando escuchamos, en cada tema, varios minutos sin voz para dar notoriedad al trabajo instrumental.

Y es una loca idea partir un disco justamente con un instrumental (Obertura) tétrico y sigiloso, con buen guitarreo y protagonismo de la batería. Esto da el paso a  “Cambric Dreams”, tema con buen ritmo, el que se va acelerando hacia el final haciendo que las guitarras se luzcan. “Críptica visión” rescata el sentido más extremo del metal reinante por esos años; las guitarras no descansan y la voz se va muy arriba, la cabeza se mueve hacia adelante y atrás sin parar. Es muy bueno el cambio de velocidad en el medio pues te quedas esperando el golpe, que de a poco se acerca al ritmo de las guitarras, las que proponen un buen juego de cuerdas. “Vuela en tu dragón” es pura velocidad, metal extremo a todo nivel uniendo perfectamente la rapidez de la batería con la propuesta de letra y la voz del Pera Cuadra que trata de irse a lo más alto. “Cíclope” parte más lento que las anteriores proponiendo un descanso ideal en medio de la propuesta negra y de horror que veníamos escuchando. En la mitad la guitarra hace su juego combinando con los platillos y poniendo pausa, dejando una melodía de calidad como final del tema y que enlaza perfecto con “Hidra”, temazo para gritar en un show a todo pulmón, con un buen coro y guitarras ensordecedoras.

Siguen los cambios de ritmo hacia la mitad dándole más protagonismo al arreglo de instrumentos. “En los alrededores del templo” es un buen tema que se acelera y se baja mientras el Pera y sus invitados meten voz al mensaje. “Suite” deja espacio para seguir a la guitarra y cómo ésta hace un giro al combinarse con la batería. Acá entendemos, a punta de arreglos sofisticados, la excelente propuesta musical de los chilenos. “Vuelo del terodáctilo” y “Expelido del vientre” ponen fin a un disco dark muy interesante, que los puso en el mapa y consiguió que fueran seguidos con atención. Ellos continuarían experimentando positivamente en sus buenísimos discos posteriores, pero poniendo el punto de partida acá, mezclando ritmos e ideas dentro de un concepto, jugándoselas por las letras tipo Cannibal Corpse pero manteniendo originalidad y logrando un sello reconocible por todos hasta el día de hoy.

Un disco clave dentro del under chileno de los 80’s, que tiene como protagonista a un sonido oscuro que después iría evolucionando; el ambiente lúgubre es un punto positivo que logra rescatarse y sentirse en todo el disco y que se mantuvo como esencia, aunque el factor nuevos sonidos y experimentación también serían una marca registrada de los Dorso ya en la cambiante década 90’s.

Macarena Polanco

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