Camila Moreno: “La música es un traductor de emociones propias y colectivas”

Camila Moreno: “La música es un traductor de emociones propias y colectivas”

De amor, revolución, rebeldía y erotismo. Tuvimos la oportunidad de conversar con Camila Moreno, quien es -probablemente a estas alturas – una de las voces más icónicas de la escena musical nacional. De reflexión, introspección y sororidad también abordamos con la artista, quien, desde la más pura honestidad y humildad nos comenta de su trayectoria, discos, libros e inspiración que han sido claves para este nuevo disco “Rey”.

«Rey», el viaje conceptual 

En esta nueva era artística de Camila, nos encontramos con uno de los viajes narrativos más epifánicos en esta década de grandes éxitos, puesto que la confluencia conceptual de la perspectiva post-género, contenida en la esencia cyborg inspirada en Donna Haraway, es parte de una columna vertebral en lo que respecta a la narrativa de “Rey”, a lo que nos comenta que “La verdad siempre ha estado emparentada con la ciencia ficción desde mi adolescencia, con la fantasía, siempre ha sido lo que más amo; y con Pangea -que fue un disco doble que tuvo un documental -fue donde me atreví un poco a experimentar con respecto a los multiformatos, y también ahí generé un guion de una historia que nunca salió a la luz, por falta de presupuesto”.

Pero yo siempre he escrito cosas, siempre he escrito canciones. Antes de eso escribía poesía, y me gustan las historias, me encantan los cuentos, me encantan las narraciones. Y en el 2019 tuve una experiencia super transformadora, vital, donde me encontré con mi sexualidad, me encontré con el placer, con la libertad y con la liberación y también con el aceptarme en quién soy”

Ante esto es que Camila nos abre su corazón e invita a reflexionar respecto del impacto de la acción colectiva como articulador entre la teoría y los procesos creativos de este disco, reconociendo que “como que yo venía leyendo a la Judith Butler con respecto al Género en Disputa; y esas investigaciones están acompañadas por un proceso mío, que finalmente toda esta experiencia de abrirme a mi bisexualidad, y eso generó mucha inspiración en mí, generó a nivel compositivo -más o menos- el 70% u 80% del disco, y eso iba acompañado con el feminismo y con las marchas, y con la marcha del 2019 del 8M que fue super importante que fue donde se cuajó la canción «Quememos el reino». Y cuando tenía esas canciones hechas me di cuenta que tenía una historia, una suerte de comienzo, de desarrollo de final y así se generó este disco, de un proceso de muchas aristas, de muchas piezas de un puzzle que venían aparentemente de distintas fuentes, por una parte teórica, por otra parte desde la ficción y por otra parte desde la experiencia personal”.

“El disco tiene todo eso, tiene harta relación con el erotismo justamente la canción ‘Quememos el Reino’ lo dice de una manera explícita: el erotismo salvaje. El disco también tiene canciones de amor o declaraciones de amor, y siento que es la primera vez que hago canciones de amor. Generalmente, siempre estoy más acostumbrada a hacer canciones de desamor, y finalmente la revolución es como que la historia, este erotismo y este amor, ocurre en el contexto de una revolución, y yo creo fervientemente en esa frase ‘si no se puede bailar, no es mi revolución’, creo que justamente es algo que hay que conversar, y reflexionar harto de ¿qué tipo de mundo queremos?, ¿por qué estamos luchando? No es solamente una cosa económica, no es solamente esa dignidad y esa libertad que estamos exigiendo tiene que ver con la conciencia y con las posibilidades de exploración humana”

Es evidente que en marcos de la reivindicación y recuperación de espacios, es que la sexualidad -como territorio simbólico-, ha sido un espacio que históricamente ha sido reducido a base de la imagen masculina como acción y efecto del carácter patriarcal de la construcción social. Es por esto que, reconocer la experiencia y vivencia de lo sexual como una experiencia protagonizada por mujeres y disidencias, reconfigura una interpretativa de que el deseo -y por consecuencia- el placer, que resiste al establishment de lo sexista y patriarcal. De este modo la artista, en este nuevo disco, reestructura dialécticamente la rebeldía al carácter machista de lo sexual, reconociendo que “hablar de sexualidad, hablar de sexualidad lésbica, hablar de autoerotismo, de masturbación femenina todavía sigue siendo un poco tabú, como en un lugar en donde no está presente la figura masculina, en la sexualidad lésbica o en la masturbación femenina. Entonces, hay una cosa como de miedo, mi impresión de miedo masculino ante esta posibilidad donde haya un terreno, un paisaje, un mundo donde ellos no existen. Entonces, hay una búsqueda ahí, pero también el disco transita por otras cosas que también aluden a los procesos femeninos. O sea, el disco es un disco oscuro que también transita por la maternidad, y en ese sentido para mi el disco es un viaje, es un viaje que tiene todas las posibilidades de lo que implica eso. Por eso es una historia, es un cuento, no es la foto de un momento, es la reflexión de un proceso más que de un momento en específico”.

La innovación dentro de la rebeldía: La evolutiva creativa de Camila Moreno 

Para nadie es un misterio que el sonido de la artista nacional ha variado a lo largo de estos 12 años de carrera. Conocimos a Camila Moreno a través de prosas poéticas agudas, certeras, pero tan sensitivas como puras, por medio de tracks como Millones, Primero me Apuné o Cosas que no se rompen. Sin embargo, en la actualidad, la artista ha evolucionado compositivamente demostrando que la valentía también se plasma en la versatilidad compositiva, sonora e instrumental, por lo que nos señala que “Cada disco es un punto de inflexión importantísimo, porque detrás de cada disco hay una investigación tremenda a nivel sonoro y a nivel teórico. O sea, en Panal fue así, en Mala Madre fue así, y digamos que mi disco más crudo y menos procesado al mismo tiempo, pero que tiene esa gracia de tirarse al agua con todo no más, yo creo que tiene esa pulsión intensa, ingenua y cruda de ‘Vamos para adelante con todo’ y eso es muy bonito, también de esa energía, de esa edad”.

En Mala Madre pasó algo bien bonito que tiene que ver con escuchar las señales externas con respecto a esto de la plata de Mala Madre, y yo estaba pensando como ponerle al disco y llegué a una casa que estaba llena de Malas Madres y eso me lo confirma en su momento. Y en Rey estaba pensando o no al disco Rey, y me topé con las cartas de Gabriela Mistral que le mandaba a Doris Dana y todas las cartas estaban escritas en masculino, y ahí entendí que ‘SÍ, SÍ HABÍA QUE HACERLO’ y que era súper bueno, porque habían canciones que se llamaban «Villano, Hombre Rey», que se hablaba desde el masculino, jugando un poco con el género y la ironía, pero también con la posibilidad de decir ‘Yo también puedo ser hombre si quiero’, un poco desafiando esos límites. Y ahí entendí que había un intento, una búsqueda de reformular o reconcebir el arquetipo”.

En este halo de reflexivas, es que también existe un posicionamiento que se transforma en una expresividad y exteriorización respecto de la comprensión estigmatizadora sobre las mujeres-madres en marcos de una estructura social jerárquicamente excluyente, es por esto que Camila nos reconoce que en la planta Mala madre, también existe una metáfora sexista sobre las maternidades hegemónicamente paternalistas, por lo que nos comenta que en este disco también hay una inspiración que se transforma en resistencia, en este sentido declara que “Todas las mujeres tildadas de malas madres por distintas cosas y como estaba ese yugo sobre las mujeres en general, ahí hubo una sanación personal con mi propia madre, y después del disco mala madre a mi me tocó ser mamá. Eso también fue muy gracioso y muy curioso. Agarré un hilo de comunicación que un poco Cortázar habla de eso, Cecilia Vicuña habla de eso, de que la comunicación secreta con las cosas y que finalmente hay una creencia de que uno trasvasija, transporta algo que no necesariamente tiene que ver con uno, con su propia historia, con la identidad; hay algo un poco más misterioso que son cosas que no podemos explicar tanto que ocurren no más y que tienen que traducirse. Finalmente yo creo que la música es un traductor emocional de emociones propias y también colectivas”.

La precarización laboral de la industria musical: La deuda histórica con la música en Chile

Es preciso comprender que inmiscuirse en proyectos musicales es un viaje vertiginoso, y eso bien lo sabe la compositora “ha sido un camino largo y super difícil porque tiene que ver con la independencia, con que este proyecto siempre ha sido autogestionado, nunca ha habido un sello atrás, y con que el tipo de música que yo hago sigue siendo música alternativa, alternativa e independiente, y es muy difícil hacer eso en Chile y sobrevivir. La verdad es que es un constante naufragio y en ese sentido ahí está la insistencia y la fuerza que en verdad ha sido… que no sé de donde la saco, que es muchas veces desalentador. No es fácil, no es fácil estar en ese lugar en un país como este, la industria es pequeña y hay pocos ámbitos donde moverse y sigue siendo súper desafiante”.

Ante esta premisa, es que resulta inevitable cuestionar el rol de la industria musical nacional respecto de la producción y reproducción de espacios de discriminación y agudización de la brecha de género en la difusión y divulgación de proyectos artísticos comandados por mujeres y/o disidencias, es por esto que la artista es enfática al afirmar que “¡POR ESO TODO EL MUNDO SE VA!… Y se va gente que está muy conocida, y muy desconocida… y se van, todos se van”.

“Hay una cosa que tiene que ver con una retroalimentación, creo que primero hay una falta de información de como vivimos los músicos, también hay una cosa de que esta cuestión de que mucho se hace por amor al arte y no… ES NUESTRO TRABAJO. Entonces, hay mucho de eso, que nuevamente tiene que ver con la desinformación. Y por otra parte con la identidad, somos personas que en general consumimos cosas que vienen de otros países primero. Entonces, hubo un lapsus donde existió realmente el indie chileno, lo hubo, existió, no sé por cuanto tiempo… seis o siete años, cuando los sellos grandes no sabían que hacer, porque llegó el internet y no sabían como vender disco, y empezaron a salir todos los sellos chicos, entre ellos Quemasucabeza entre otros, y existió una escena indie y pudimos existir… existió en mi generación digamos. Que, si lo analizas, son puros solistas y en general todos esos solistas, todes esos solistas son muy fuertes; da lo mismo si te gusta o no su estilo de música, pero son grandes intérpretes. Y eso fue como un glitch en la matrix, los sellos ya volvieron con todo, y de esa escena perdura lo que existió de ese tiempo, pero en sí, esa escena ya no existe”.

Escucha Rey en Spotify acá. Camila Moreno estará con varias actividades y shows en vivo, como por ejemplo un primer show con banda en más de tres años con Fármacos y Dulce y Agraz  el próximo 12 de noviembre.

Karin Ramirez Raunigg

De música, libros y otras cosas.

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