«caroline 2» – caroline: Cuando la sensibilidad no carece de estridencia

El fenómeno colectivo que se genera entre bandas de varios integrantes a veces es capaz de dar vida a sellos distintivos que los separan de sus pares. Ejemplos como el de Arcade Fire, The Cinematic Orchestra o Stereolab dan fe de ello; de cómo ciertas piezas se van abriendo paso entre un conjunto de sonidos para formar parte de algo más grande y unificarlo. El caso de caroline, banda inglesa que lleva cerca de una década activa, brinda un nuevo ejemplo de unidad musical con su segundo trabajo de estudio, «caroline 2», estrenado a fines de mayo, y que presenta un viaje de no más de 40 minutos de duración, pero que pasa por diferentes estados e intensidades de la mano de sus ocho integrantes.
Guitarras acústicas, distorsiones, noise, voces cercanas y voces corales son sólo parte del total de sonoridades que pueden encontrarse en este disco que, además, cuenta con un trabajo de producción muy bien logrado, entregando distintos matices dentro de las mismas canciones, y haciendo de ellas una experiencia tanto por separado, como también, como parte de toda una unidad (detalle que le ha significado excelentes críticas por parte de reconocidos medios reconocidos de prensa).
Es necesario abrazar este disco como un «todo» en donde el arte visual y las letras también juegan un rol relevante en la experiencia de escucha. Su carátula nos muestra una mano desde un auto que no sabemos hacia qué apunta, ni hacia dónde se dirige, pero de alguna forma, se siente como un complemento perfecto a los sonidos que comienzan a aparecer con «Total euphoria», que presentan guitarras a destiempo y una batería lejana que juega a aparecer y desaparecer, mientras que una suave voz enuncia un mensaje casi en modo de mantra para luego unirse a un coro lleno de ruidos distorsionados e instrumentos como trombones y violines. «Song two» tiene un aire midwest emo calmo en donde las armonías vocales, un arpegio de guitarra limpia reiterativo y la trompeta nos recuerda bandas como American Football o empire! empire! (i was a lonely state), diferenciándose aquí en cómo los instrumentos de viento mutan y crean líneas melódicas a través del ruido. «Tell me I never knew that» trae el único featuring del álbum, con la participación de Caroline Polachek (una de las figuras más relevantes del pop actual) en una canción que inicia en forma sutil en modo balada y que de a poco va tomando fuerza, hasta llegar al uso de voces moduladas y un entretenido cierre lírico.
Es muy interesante toda la mezcla de sensaciones que generan las intensidades en el ataque y ejecución de cada instrumento. Probablemente, la cantidad de integrantes facilita el flujo de ideas y detalles que pueden sumarse en cada corte. La calma viene de la mano de guitarras acústicas y se vuelven protagonistas en «When I get home»; uno de los pasajes más tranquilos de este trabajo, y además, uno de los momentos que demuestra que el espacio que se le da al juego en el proceso creativo, puede marcar la diferencia. Este mood se mantiene durante «U R UR ONLY ACHING», donde el uso de armónicos en la guitarra entregan nuevos matices para las cuerdas de la banda. «Coldplay cover» no tiene nada que ver -a simple escucha- con la famosa banda británica, pero es un corte en donde distintos elementos de la producción entregan la sensación de cómo la canción se va dividiendo en dos.
«Two riders down» entrega un mensaje críptico pero nostálgico, con menciones a la amistad, la luz que esta entrega, -quizás- la reciprocidad de la misma y los anhelos que anotamos para nuestra vida. «Beautiful ending» entrega (valga la redundancia), un hermoso final para el disco, con violines que se mezclan y entrecortan por detrás de una guitarra acústica, más una voz que oscila entre la serenidad y lo grave, culminando en un drone estático que podría compararse con lo que se siente el contemplar un objeto en particular o un paisaje (como el de la carátula).
Si bien cada canción funciona perfecta por sí sola, «caroline 2» está hecho para disfrutarse en su totalidad, ya que a ratos aparecen pequeños signos de continuidad en la escucha que, en vez de hostigar o saturar, unen momentos y crean un «todo». Probablemente, estemos frente a una de las agrupaciones que mejor condensa los mejores momentos de géneros como el folk, emo o post-rock, pero desde una mirada sonora moderna y al día con la actualidad.