Disco Inmortal: Incubus – Morning View (2001)

Disco Inmortal: Incubus – Morning View (2001)

Epic Records / Immortal Records, 2001

Para 2001, Incubus ya tenía a buena parte del planeta conquistado gracias a los grandes dividendos que le habían dado dos grandes placas: «Make Yourself» y «S.C.I.E.N.C.E.», por lo cual la vara les había quedado algo alta, y sintieron imperiosamente que había que dar un giro, un cambio, una renovación e inspiración para afrontar su nuevo paso.

La movida fue casi de ajedrez, pues los de Calabasas se dirigen a los casi paradisíacos lugares de Malibú, California, para justamente darse ese respiro y componer lo que sería su siguiente paso, que tiene todo que ver con el lugar donde fue hecho, el momento, el relajo y un proceso que pareció ser de vacaciones y de trabajo al mismo tiempo: «Morning View», acuñado así por el nombre de la misma calle (Morning View Drive) que le daba una conexión directa con la playa, la costa del pacífico, el aire y un inmejorable lugar para tener las sesiones más tranquilas e innatas de su vida, cosa que se refleja claramente en el resultado del álbum y en esa portada, por cierto.

Hay momentos realmente inspirados: este disco se desmarca de sus antecesores quizá por eso, sin tener la rapidez y fiereza de antes, si hay bastante peso en las guitarras, pero además muchos momentos melódicos y de tranquilidad pura. ‘Nice to Know You’, enorme primer track que tiene de ambos mundos y representa muy bien lo que es el disco: la cosa pesada, buenos riffs, crudeza, pero al mismo tiempo un efecto volátil tremendo, condimentado con esas bellas guitarras acústicas y los tornamesas casi como funcionando de forma sicodélica.

Es un disco con garra, no se queda solo en el relajo, por ejemplo ‘Circles’ nos adentra en ello, un tema aguerrido; la poderosa ‘Blood on the Ground’ tienes unos riffs demoledores y atrapantes y Brandon Boyd está particularmente certero en donde va vocalizando cada espacio del tema, con soltura y rudeza al mismo tiempo, pese a que nunca ha sido una voz que derroche mucha testosterona que digamos, se mueve muy bien en este ámbito. ‘Have You Ever’ y ‘Under My Umbrella’ lucen por lo denso, en ésta última (UMU) Boyd se desgarra vocalmente y se nota toda la energía que puso en él. Notable. Y vaya qué maravilloso ese acorde y tono que puso el gran Mike Einzinger en su guitarra que hace sonar muy diferente los temas de Incubus en su cosecha 2001, de hecho en su momento el propio hombre de la guitarra lo dijo: «Habría sido muy fácil para nosotros tratar de replicar ciertas canciones que se hicieron bien en nuestro último disco, que fue lo que no hicimos. No hicimos nada ni remotamente cerca de eso. Fue un buen álbum, porque si ninguno de nosotros estuviera contento con él, todos hubiésemos sido miserables durante los próximos dos años mientras estábamos de gira”.

Hay otras cosas que se mueven por la vereda más pop que había empezado a probar Incubus hace rato, pero no lo hace entregándose totalmente a ello y ahí reside en que van completando un disco variado de pocos puntos bajos: «Echo» y «Are You In?» son verdaderas joyas, mucha melodía, sensibilidad y groove puestas en ellas. Alex Katunich, AKA «Dirk Lance», muy responsable de ello en el bajo, sin saberlo en ese período marcaba sus últimos aportes en las cuatro cuerdas para la banda, ya que luego de la posterior gira no fue más parte de ella, un tipo que puede vanagloriarse ya que estuvo en una real gran etapa.

El claro síntoma Faith No More con que nacieron con los años se les fue desdoblando, desapareciendo, pero ahí estaba ‘Just A Phase’ que nos lo recordaba, gran track del álbum, que nos lleva a la comparación de esa otra maravilla del «Angel Dust» como «RV», con esa marcha algo bizarra y sutil, en este caso con los elogios para Incubus para hacerla muy propia en el segundo tramo y sin desmerecer el desempeño de DJ Kilmore en los scratchs.

Los primeros singles fueron una enorme carta de presentación y quedaron clavados como clásicos de la banda, a la ya mencionada ‘Nice to Know You’, estuvo la genial ‘Wish You Were Here’ (histórico nombre de un clásico de Pink Floyd y cosa no fácil de lidiar) para demostrar cómo hacer un gran single, y ‘Warning’ y su dulzura y potencia nos regalaba otro emocionante momento. Los videos promocionales la verdad que no pararon hasta 5 años después de lanzado, con ‘Circles’.

La canción final, «Aqueous Transmission», emplea el uso de instrumentos chinos como la pipa y está acompañada por una orquesta japonesa. La verdad es que aquella pipa usada en la grabación fue regalada a Mike Einziger por el gran Steve Vai, que también lo ayudó a desarrollar el riff principal de «Echo». Boyd dijo en broma que el propósito de la canción era hacer «que el oyente se hiciera pis en sus pantalones de tanta relajación». Estas orquestas fueron muy bien ocupadas, otra de las bellezas de este disco lo tienen, como la gran e introspectiva ‘Mexico’.

En fin, no hay ningún “pero» casi en este disco, y él evoca justamente como fue hecho. Cuentan los diarios de las sesiones que la banda no se apuró mucho. Compusieron un total de 30 canciones pero se dieron los breaks necesarios para tomar aire, ver y disfrutar la gran vista playera y dejarse permear por la naturaleza de esos lugares. El Reflejo es claro: uno de los mejores álbumes de la banda en toda su trayectoria.

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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