Disco Inmortal: Marilyn Manson – Antichrist Superstar (1996)

Disco Inmortal: Marilyn Manson – Antichrist Superstar (1996)

Nothing Records / Interscope Records, 1996

Después de siete estresantes meses de trabajar (o de no trabajar) en el disco y de lidiar con Missi (noviazgo largo e intenso, del que venía saliendo de llevar a cabo un aborto y que irremediablemente terminaba, en la Nueva Orleans de fines de 1995 y primera mitad de 1996), estaba comenzando a emerger de ese capullo de insensibilidad sin alma. A medida que las drogas se iban drenando de mi sistema, la humanidad – lágrimas, amor, odio, autoestima, culpa – estaban volviendo en grandes dosis, pero no de la misma manera en que las recordaba. Mis debilidades se convirtieron en mis fortalezas, mi fealdad en belleza, mi apatía hacia el mundo se había transformado en un deseo de salvarlo. Me había convertido en una paradoja. Ahora, más que en cualquier otro punto de mi vida, había comenzado a creer en mí mismo.” (Capítulo 15 – Long Hard Road Out Of Hell – 1998 , Biografía de Marilyn Manson, Regan Books/Harper Collins Pub.)

Desde éste estado mental de la fuerza motora y en buena parte musical también de los distinguidísimos Marilyn Manson, recién se ponen en marcha las grabaciones que serían las pistas para la mezcla final de Antichrist Superstar. Hasta ese momento, en aquellos siete meses financiados por la discográfica, todo parecía un triste y ya a todas luces final capítulo de unos músicos de rock quienes, en el borde de haberlo logrado, se pudrieron en drogas y alcohol de la manera más repetida imaginable. Quizás sólo recordable por las historias específicas en medio de los excesos, que son bastante rebuscadas y no siempre divertidas en lo absoluto, que están inmortalizadas en la precoz autobiografía que publicara el cantante y compositor en 1998 junto a Neil Strauss. El excelente libro describe la odisea/vida de Brian Warner, que parece haber sido dispuesta en sus acontecimientos para que creara Antichrist Superstar. Todo parece tener sentido al llegar a este punto sin retorno en su vida, para inmediatamente grabar y darle forma a este taquillero y gran disco. El resto es literalmente historia y cierto es también, como jura en las últimas páginas y líneas del epílogo, cuando ya vislumbraba senos alienígenas y ojos rojos sobre una franja negra en sus visiones, esto era sólo el comienzo.

Según Manson, éste disco es el final de una trilogía que habría grabado inversamente en la cronología que conocemos. Es decir que la historia contada comienza con Hollywood (In The Shadow Of The Valley Of Death) (2000), sigue con Mechanical Animals (1998) y culmina con Antichrist Superstar (1996). Tiene una extraña coherencia que el paisaje surrealista y violento de Hollywood, sea una especie de flujo de consciencia de una entidad que se canaliza más cerca de nuestra realidad primero como un profeta no-terrícola hermafrodita, bueno para los excesos y que viene a decir en qué términos el hombre vivirá su apocalipsis en busca de algo mejor, poniéndose a prueba a sí mismo. Y luego el nacimiento de ángel exterminador, la profecía hecha carne de Omega, en Antichrist Superstar, una cruza claramente entre algo humano y algo no humano, con un ciclo biológico que transforma a un elegido en una lombriz-crisálida que mutará en un hombre alado, que llevará a cabo la tarea de arrasar con el planeta para que los más fuertes tengan la posibilidad de empezar de nuevo.

Con algunas añadiduras filosóficas más por aquí y por allá, muy bien orquestadas por Brian Warner, más el empujón con la afiliación a la Church of Satan como reverendo por el mismísimo Anton La Vey y que el disco debutara en el N°3 en las listas de venta, Marilyn Manson se hizo una gran estrella de rock con este fenomenal disco, plantó una bandera creo de verdad indesmentible en la historia del género y muy importante para mí también, creo que nos demostró cuán impresionables y ridículos hace no mucho encarnábamos nuestro mundo, con acciones documentadas e indiscutibles guiadas y motivadas directamente por dogmas cristianos en contra de esta banda de pop, cuyos principales instrumentos de choque contra estos artistas fueron municipios y condados, en conjunto con sus departamentos de policía locales, siempre potenciadas por asociaciones cristianas familiares (donde venía disfrazado el brazo de alguna iglesia oficial de turno), todas estas partes en literales llamas de indignación, terror y pie de guerra, por la pomada burdamente provocadora de Manson, con argumentos para fundar esta hostilidad que hoy día, a menos de 20 años de ocurrido todo esto, serían muy poco interesantes (amén de derechamente ridículos) de invocar para prohibir a un grupo de música popular hacer un espectáculo, que se traduce en actividad económica. Pensar que el cristianismo podía ciertamente arruinar la posibilidad de hacer un buen negocio (al optar por un show como ciudadano) y que hoy parezca una idiotez, me parece magnífico: y por sobre todo, me da confianza para creer que es posible tener las antenas lo suficientemente bien paradas, para apreciar y articular  grandes cambios en cortos períodos de tiempo, estando en ellos. La época que nos ha tocado vivir me parece sin lugar a dudas la más interesante que le pudo tocar a una persona con un ciclo promedio de 75 a 85 años, si ahora se tiene entre 30 y 45 años. Creo que es un segmento que podría apreciar cómo la superstición realmente retrocedió camino en estos 19 años viendo lo que fue y lo que sería hoy si apareciese un Marilyn Manson en busca del santo grial del estrellato vendiéndola de pseudo-anticristo.

La grabación de Antichrist Superstar, desde el punto descrito al comienzo del comentario en adelante, supuso un magneto para el resto de la banda, tanto hacia sus canciones y poder como hacia la sobriedad. Éste es el único disco que Marilyn Manson cuajó de manera definitiva y además grabó en una asombrosa sobriedad. Luego volverían rápidamente los excesos hasta el fulminante romance hasta el día de hoy del vocalista con el Ajenjo (Absinto), del cual se haya acompañado desde hace varios años. El despertar emocional que habría sido la desintoxicación en el líder y que la ilustra en la cita inicial, encontró canal y catarsis en el doloroso proceso que vive el “wormboy”, el elegido (Dried Up, Tied and Dead To The World, Tourniquet, Cryptorchid, Minute Of Decay), que queda maravillosamente plasmado y prácticamente en retrospectiva en Man That You Fear, cuyos últimos 2 versos me parecen de los más bellos y sombríos a la vez que haya escuchado (The world in my hands, there’s no one left to hear you scream / there’s no one left for you – El mundo en mis manos no dejó a nadie para oírte gritar / no quedó nadie para ti) para irse todo lenta y pesadamente a un desagüe sonoro que es el final del disco (antes del track escondido).

Esta faceta de dolor y metamorfosis va matizándose con la ira que desata espasmódicamente nuestro vengador a lo largo de las canciones más gozadoras del disco (Irresponsible Hate Anthem, Little Horn, Angel With The Scabbed Wings, 1996, The Reflecting God). Los mid-tempos (Beautiful People, la tripleta Deformography-Wormboy-Mr. Superstar, luego Kinderfeld y Antichrist Superstar) son instantáneas, reflexiones y conclusiones sobre el estado, siempre en un camino de desintegración, de la humanidad ya sea del protagonista o la del mundo. Es una ambivalente y exitosa dualidad en el discurso del disco en su unidad, sobre la cuota existencial o de crítica que manifiesta, que para el mismo Manson fue sorpresa, al verse de una vereda a la otra desde mucho más atrás a aquellos 7 meses en que topaba fondo: lo más probable que el apocalipsis que quería representar en este disco no era visible ni hacia el otro, sino interior, personal y muy desagradable.

Estas canciones de media velocidad también revisan las fases más cruentas de la metamorfosis del elegido, hasta el soliloquio de Kinderfeld, en donde se halla en paz consigo mismo, acepta su destino y afila las armas para acabar con todos en el tercer ciclo del disco, cuando el fin está consumado: el nacimiento de un mesías exterminador, genocida, con una meta superior que no es claro si es la depuración de la especie humana a través de un apocalipsis o su total aniquilación, en la mejor prueba de que llegamos a un callejón sin salida como especie, cuyo descontrol llegó a cancelarle la existencia en la forma de un vengador sobrenatural disfrazado de estrella de rock. Quien sea asiduo a la producción de MM debería admitir que ésta es una manera genial de invocar a uno de los mayores fetiches líricos de Warner: la estrella de rock.

Una gran consecuencia de transmitir brillantemente esta fórmula de impacto junto a este disco, a través prácticamente de MTV, que era muy útil en esos años para ponerse en bocas de todo el planeta (y si hacías las cosas bien, pues tanto mejor para todos), fue que puso al cristianismo y sus vertientes más observantes en contra de él y de su banda de músicos. Desde aquí y hoy, es claro que era una pantomima al borde de la sobreactuación y a ratos derechamente kitsch, bien lograda, de un auténtico Jesucristo del rock and roll, que interpretaba pícaramente el frontman de Miami (Ohio en rigor geográfico), que se iba haciendo más grande a medida que lo calumniaban y fustigaban. Esto creo que habla maravillosamente de lo terminal que ya era en aquellos mediados de los noventas, la empresa de acabar con un grupo de músicos con la bandera de la fe: sólo los hizo más grandes, haciendo aún más irónica la función del cristianismo oficial en los apetitos populares occidentales a fines del siglo 20. Cristianos con una iniciativa parecida un par de siglos antes, hubiera terminado en tragedia de seguro. Pero en 1996 y 1997, a mayor acoso y hostigamiento, más discos vendían. Faltaban un par de años para la masificación de internet casera y el inicio del pirateo digital a gran escala así que hablamos de millones de discos, además de los miles de billetes por incluso no presentarse en ese mismo año y medio en que giraron sin descanso. No fueron súper tranquilas ni tan civilizadas las cosas con Mechanical Animals (1998) ni con Hollywood (2000), pero definitivamente a la baja en bochornos y patetismos sociales. Incluso el morbo por el circo de un anticristo carismático de un par de años antes no fue suficiente en 1999 y ya para después del 2000 sería inapelable que la música popular no podría más usufructuar de manera estéticamente impactante, choqueante, con la imaginería judeocristiana. Se convirtió en un elemento más de la paleta para un look, no algo portador de moralidad. Para mí, otro gran punto para el pueblo y a favor del reverendo para con la humanidad.

Tuve la invaluable oportunidad de verlos las 2 veces que vinieron girando por Antichrist Superstar a Chile, el 22 Noviembre de 1996 y el 14 de Septiembre de 1997. Twiggy Ramírez y Pogo (el apodo de M. Wayne-Gacy) eran en ese momento las exactas dos terceras partes musicales de Marilyn Manson, en donde la composición de la columna vertebral estaba puesta en Ramírez más que en el líder, que más tarde igual haría discos sin el bajista, pero es indudable que Pogo da el último empaque estilístico, da sentido, soporte y peso a los vestidos de Twiggy y aseguran su toque de terror. Logra que las sonrisas de payaso salido del purgatorio que el reverendo espeta con gran éxito en los videos promocionales y sobre el escenario tengan amplificación y potencia, ya que Pogo es a quien se le ocurren los sonidos, ruidos, samplers y afilados teclados que amplían la vitalidad de las composiciones, permiten a la banda tener mucha más expresividad en su música y las canciones se tuercen con un gran atractivo. En vivo el tipo logra que todo el festival de sonoridades que no son guitarra-bajo-batería suenen de manera precisa y lo mejor, orgánica, viva. Vuelvo a recomendar mucho ‘Long Hard Road Out Of Hell’: sabrá como yo que Pogo está también completamente desquiciado y que sólo él puede entender cómo coordinar todo el ruidaje y las teclas desde los grandes racks repletos de equipos que botonea frenético en cada respiro del setlist y que se liberan desde su teclado portable durante la interpretación.

Con una gráfica preciosa y un empaque muy cuidado, éste es un disco con más de 20 años y que sigue sonando feroz e inquieto, pesado y taquillero, jugado y genial. Un candidato corrupto a disco inmortal que, haga lo que haga, estará en la totalidad de la ley.

Por Sebastián Wrighton 

 

Nacion Rock

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *