Disco Inmortal: Los Jaivas – Obras de Violeta Parra (1984)

Disco Inmortal: Los Jaivas – Obras de Violeta Parra (1984)

CBS Chile, 1984

Después de haber realizado obras majestuosas como “El indio”, Canción del sur y Alturas de Macchu Picchu, quizás se pensó que ya lo tenían todo hecho, y que no había necesidad de más. Pero Los Jaivas son una banda especial, de esas que se formaron para trascender, poner los pelos de punta y entrar en la historia y en el alma de todo amante de la música y la belleza. 

El disco Obras de Violeta Parra parte como una iniciativa ajena. Recopilando probablemente los temas más reconocidos de la cantautora chilena, Los Jaivas responden al llamado de Eve Grilliquez de rendirle un homenaje en Francia y, como la banda ya tenía algunos temas grabados, aceptan y comienza el camino a la grabación de una obra de culto.

Violeta, sin saberlo, era una rockera por defecto; una punk, si se quiere: reunía la rabia necesaria, usaba sus manos y voz para hacerse parte de una lucha social que gritaba por atención y, haciendo propio el “hazlo tú mismo”, cambió la música rompiendo los esquemas que quiso; con letras que transmiten dolor, sarcasmo, nostalgia, rabia y chilenidad (si es que esto existe, ella lo fue, lo es y lo será), siendo elaboradas con desbordante talento y belleza e interpretadas con la actitud de una revolucionaria.

Los Jaivas, por lo tanto, no tenían solo el desafío de brindarle un homenaje a una de las artistas más importantes de la historia de Chile; sino también, el lograr reinterpretar su música y hacerla tan bella y única como nuestra Violeta. Y sí que lo lograron.

El disco comienza con trutrucas, evocando el Wallmapu y el newen mapuche; luego, se suma el minimoog, estableciendo de entrada que el sonido de Los Jaivas está presente: esa mezcla majestuosa entre rock progresivo y folclor chileno. Suena Arauco tiene una pena, que originalmente dura alrededor de 3 minutos en voz y cuerdas de Violeta; aquí, se explaya por hermosos 11 minutos y 4 segundos. El tema ya no es solo un himno, ahora se convierte en una compleja obra, que mantiene el mensaje de fondo -un hecho histórico, una denuncia, un pilar de la lucha del pueblo de Arauco-, adornado por sonidos que transportan al oyente a un contexto físico y que al mismo tiempo van relatando la historia.

Luego, nos encontramos con un canto de ritmo andino y alegre, Mañana me voy pal norte, que nos hace bailar  y pegar pequeños saltitos, hasta que el volumen baja y comienza uno de los temas más tristes y complejos del disco: Arriba quemando el sol, que relata la historia de un viaje al norte y la decepción del relator al enfrentarse con una realidad cargada de pobreza e injusticia en el mundo de los mineros. La violencia con la que se interpretan los instrumentos, la angustia de la voz de Gato Alquinta, la marcha de la batería de Gabriel y los coros de voces finales, componen una obra maestra, que se hace más exquisita y necesaria por su intención social.

En El gavilán la progresión es llevada principalmente por el piano y la batería, reinterpretando la melodía original en guitarra pero manteniendo su estructura, la cual es uno de los mayores ejemplos de cómo Violeta rompía tempos, creando un tema que perfectamente podría calificar como progresivo ya en su versión original, interpretado solo con una guitarra acústica. A esta magnífica base, Los Jaivas le quitan la letra al tema y lo reinterpretan añadiéndole todo su arsenal de instrumentos, logrando una composición cargada de narratividad.

Run Run se fue pal norte es belleza pura. En un instrumental de 5 minutos y 11 segundos, la banda logra transmitir la emoción del tema original, consumado ahora principalmente por el piano y adornado por tranquilos instrumentos de cuerda y viento.

Un río de sangre en su versión original canta por la memoria de Federico García Lorca, Luis Emilio Recabarren, Manuel Rodríguez, Vicente Peñaloza y Zapata; en esta nueva interpretación, cantada por Isabel Parra, se integran sonidos que le dan un contexto de belleza a un tema político. Bajo la voz suena la batería que marca el estilo de una tonada tradicional de la zona central, mientras que en los momentos instrumentales se hacen presentes instrumentos eléctricos y de viento que, manteniendo la estructura, integran un sonido docto, que equilibra el protagonismo de todos los elementos del tema.

Los jardines humanos comienza lento, tranquilo, con duelos de voces e instrumentos y de a poco se va estableciendo como un tema de rock progresivo clásico.

Violeta ausente y Qué pena siente el alma son los temas más fieles al estilo folclórico del disco; mientras el primero mantiene la estructura clásica de una cueca de la zona central, destacando que aquí el piano reemplaza al arpa, el segundo es un clásico vals chilote.

En resumen, Obras de Violeta Parra es probablemente el disco más político de Los Jaivas, donde se reinterpretan problemas sociales escritos hace ya más de medio siglo por Violeta y que aquí se recuerda la latencia de muchos de ellos; es, además, el con mayor carácter y uno de los más complejos en cuanto a composiciones, junto con los clásicos “Indio” (Los Jaivas) y Alturas de Macchu Picchu. Es por lo tanto un homenaje en serio a una de las principales artistas chilenas.

Es quizá también una prueba de que Violeta Parra es precursora del sonido del rock progresivo: cambio de tempos, ruptura de la estructura de los temas, virtuosismo y uso innovador de la guitarra; lo que se manifiesta en la versión original de El gavilán, a la cual Los Jaivas, si bien agregaron instrumentos, fueron totalmente fieles a las notas y la estructura, logrando una versión en que el estilo mencionado es aún más evidente.

Por otro lado, es un disco redondo, que es capaz de juntar melodías densas, rápidas, intensas y fieles al rock progresivo con canciones suaves y de un folclor tradicional de diferentes partes de Chile, logrando continuidad de principio a fin, acariciando el oído, abrigando el alma y homenajeando con un rock exquisito la capacidad compositiva de Violeta. Más que un disco imprescindible, es una obra maestra.

Por Gonzalo Ugarte C. 

Nacion Rock

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