Disco Inmortal: Pixies – Surfer Rosa (1988)

Disco Inmortal: Pixies – Surfer Rosa (1988)

4AD, 1988

“Tuve una educación basada en la Biblia”, mencionó de manera tajante Charles Michael Kittridge Thompson IV, mejor conocido como Black Francis, cuando le consultaron sobre la inspiración que obtuvo para poder escribir las letras de este primer disco de los Pixies llamado «Surfer Rosa». La placa que fue lanzada en marzo de 1988 en el Reino Unido y en agosto del mismo año en Estados Unidos es uno de los debut más extraordinarios de la música independiente y en el cual la rudeza de su carga tanto en letras como en sonido son los elementos eximios de la banda.

Los originarios de Boston contaron con un inspiradísimo Francis para hacer valer su peso en medio de un vacío musical que se hizo notar en gran parte de los años ochenta. Incluso, muchas de las bandas que fueron protagonistas en la siguiente década encontraron en Pixies el punto de lucidez para formar agrupaciones que serían los estandartes de los 90’ como Nirvana o los Smashing Pumpkins.

Bajo la producción de un riguroso y severo Steve Albini, Francis junto a Joey Santiago en guitarras, la bajista Kim Deal (Mrs. John Murphy en los créditos del disco) y Dave Lovering en batería, dieron con un repertorio envidiable y que fue muy bien aceptado por una masa de fans que necesitaban un cambio en el paradigma.

Albini quiso que las grabaciones fuesen realizadas con precisión, pero no todas tuvieron al mismo tiempo para ser documentadas, pues a las guitarras le dedicó casi catorce días, mientras que a la voz solo 24 horas. Sin embargo a pesar de ello pudo construir una maqueta que raya en la perfección.

“Bone Machine” abre los fuegos en la placa que tiene aquel sonido característico de los estadounidenses mostrando al mundo lo que los haría ser prácticamente únicos y sobre todo por sus letras que al parecer muchos no entendieron: «Your bones got a little machine / You’re the bone machine» («Sus huesos tienen una pequeña máquina / Usted es la máquina de huesos»).

El bajo es uno de los instrumentos más característicos de los de Boston y en la placa de fines de los 80’ se hace notar y con holgura en las manos de Kim Deal que destacó para ejecutar un toque particular en “Bone Machine”. Sin embargo su voz es un plus para acompañar a Francis en los coros de dicha canción y de “Break My Body”, donde las guitarras son una suerte de sordidez eximia y fuera de serie junto al instrumento de cuatro cuerdas.

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En “Gigantic” nuevamente vemos a Deal, pero llevándose prácticamente todos los créditos por su vocalización y propuesta. Incluso, la pieza fue la única que se utilizó como single promocional del álbum, posicionándose muy lejos de los primeros lugares de los charts musicales de Inglaterra y Estados Unidos, respectivamente. En palabras de la propia Kim Deal, el título de la canción viene por “una buena progresión armónica, muy influenciada por Lou Reed. Había tenido la palabra ‘gigantic’ en la mente justamente porque la progresión me parecía tan grande”.

«Gigantic, gigantic, gigantic / A big, big love» (“Gigantesco, gigantesco, gigantesco / Un gran, gran amor”)

“Where Is My Mind?” es el himno de Pixies a pesar que en el momento en el cual el disco fue lanzado no fue tomado como single para promocionar el álbum, siendo parte de una de las obras más apetecidas por sus fans. En una entrevista, Black Francis afirmó escuetamente que la iluminación para efectuar la letra fue debido a la experiencia que tuvo con un animal del mundo acuático: «había un pez pequeño que no paraba de perseguirme. No sé por qué, no sé demasiado sobre el comportamiento de los peces”. La pieza insigne de los Pixies tuvo 11 años después un verdadero homenaje por parte del director de cine David Fincher que eligió el tema para que apareciera en la escena final y parte de los créditos de la película Fight Club basada en el libro homónimo del periodista y novelista satírico Chuck Palahniuk y que tuvo entre sus actores principales a Brad Pitt, Edward Norton y Helena Bonham Carter. Un clásico a estas alturas.

Escena final de Fight Club de David Fincher y con un mensaje subliminal en los fotogramas por no decir sexual acompañado por “Where Is My Mind?”

“Cactus” se podría tomar como una misiva a un extraño amor, pero la banda quiso hacer algo más y agregó su propio nombre en la letra para deletrearla igual como lo hizo alguna vez T. Rex en sus obras. Con “Vamos” nos encontramos con un dinamismo espiritual de la banda y con un español bastante anómalo que nos recuerda por momentos las raras interpretaciones en nuestro idioma que quisieron implementar artistas como The Clash a sus canciones sin saber el porqué de aquellas frases.

«Estaba pensando sobreviviendo con mi sister en New Jersey / Ella me dijo que es una vida buena alla / Bien rica, bien chevere, Y voy! Puneta!»

Los casi 31 minutos que dura el gran debut de los Pixies, «Surfer Rosa», contiene todo lo que necesitó la próxima generación de músicos: sonidos iracundos, gritos perturbadores, entre otras cosas. Sin embargo, las letras y el poder que el conjunto más influyente de Boston logró fue un aliciente para demostrarle a las grandes industrias y a los compositores que lo visceral puede ser el modelo a seguir para poder realizar un larga duración con brillantez y letras que por momentos no tienen sentido, pero que sí pueden ser prestigiosas y por qué no decirlo: gloriosas.

Por Bastián Cifuentes A. 

Nacion Rock

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