Disco Inmortal: Queen – Jazz (1978)
EMI Records / Elektra / Ariola Records, 1978
Jazz, contradictoriamente a lo que tal nombre sugeriría, es nada más ni nada menos que una continuación del buen rock que venía demostrando Queen. Una gran continuación. Y también un gran final…
Grabado por primera vez en Francia -cosa que incidentemente dio un sonido particular al disco con un golpe de la caja seco y ligero y un brillo distinguido en las guitarras-, el álbum logra exponer con un grado de madurez máximo adquirido en esos años, un conjunto de canciones donde hay de todo. Desde un rock duro, energético e impetuoso hasta unas humildes o melancólicas baladas. Lo del rock duro eso sí, sería por última vez. Luego vendría The Game (1980), con un mismo sonido pero ya más apaciguado y que luego, en los álbumes siguientes el hard rock se reemplazaría simplemente por rock al puro, o hasta Rock-Pop, en su defecto.
Los británicos venían de exponer al mundo el «News of the World» [1977] y dada la fama que recogían para el ’78, pudieron darse ciertos lujos, como fue colocar en su siguiente disco la curiosa canción ‘Mustapha’. De inspiración árabe es una divertida mezcla de elementos vocales folclóricos y el rock con tintes clásicos que Queen siempre añade, es una canción entretenidísima y muy digna de escuchar.
Ahora, cómo se mencionó, Jazz puede ser considerado el último álbum de hard rock de Queen. ‘Fat Bottomed Girls’ es de las canciones, junto con ‘Don’t Stop Me Now’, que mantienen tal espíritu: Voces corales masivas, baterías ruidosas y distorsiones más pesadas. La primera es un vivo ejemplo de las multi-capas de coros. Un gran y alegre riff al que se le suma un bombo que marca un pulso rígido dan un ánimo fiestero y alegre al disco. En especial cuando entra de pleno la batería y la canción alcanza su clímax. La segunda, es similar pero más movida y eufórica. Famosas líricas que hablan de un éxtasis de energía contienen de las frases más pegadizas de su repertorio. Un buen intento de respuesta a los insuperables hits salidos de su álbum anterior.
‘If You Can’t Beat Them’, composición de John Deacon, reafirma la activa participación en composición de todos en la banda. Es una gran pieza de música pesada, pero alegre. De las mejores performances que realiza Roger Taylor en la batería: Sin tener un patrón memorable, es de las más entretenidas y dinámicas que ha tocado en alguna canción. Más largos solos de guitarra presentes que rellenan casi todo el grueso del tema, ésta desapercibida canción es muy completa y se ofrece como un buen ejemplo de lo que viene en el disco.
Así mismo pero incluso siendo más rockeras aún son ‘Let Me Entertain You’ y ‘Dead on Time’, que continúan esa «onda». Viniendo justo una después de la otra, la primera es genial. Musicalmente cumple con lo que ofrece su nombre: Logra entretener. Ponga atención a las dos pistas de guitarra eléctrica que corren con la canción, de sonido crudo, con sus errores y desfases en ejecución. También una batería muy creativa con masas y breaks precisos y esa pausa que permite que Freddie se alce con el «Let Me-Enter-Tain-You!». ‘Dead on Time’ también se las trae, conteniendo el riff más rápido tocado por Brian May, y de los tempos más acelerados de la banda. Es otra más del rock agresivo y jovial de la banda.
Por otra parte, ‘Bicycle Race’ es la obra maestra del álbum. Trae consigo una petición curiosa, y más aún es la música con que acompañan esa letra. Solo expresa la genialidad para componer en tal época. Llena de ornamentos enriquecen mucho esta canción: En el piano y en la guitarra. También la discusión de versos entre una muchedumbre y Freddie. Y el juego de campanas de bicicleta, que pausando la canción permiten una ingeniosa entrada de guitarra para el solo que hace el guitarrista y ahora físico astrónomo inglés. La sección más tranquila del disco incluye ‘Jealousy’. Una honesta y melódica balada. Es una gran expresión de voz y emoción. Le sigue ‘In Only Seven Days’, nuevamente de Deacon; es como el «producto genérico» de ésta etapa. Un tema suave y amigable que, guiado por acordes de piano y una guitarra acústica, está dentro de lo fresco y relajado que se ofrece en el disco.
‘Dreamers Ball’ es un corte diferente. Tintes bluseros homenajean al recientemente fallecido Elvis Presley. Con un estribillo suave, que se apoya sobre voces corales que llevan la melodía principal, mantiene la misma línea, ahora distendida y fluida del disco. Finalizando con la sección calmada, cierra ‘Leaving Home Ain’t Easy’. Estructurada por May con una guitarra acústica principal, la canción, habla del sacrificio de dejar las cosas atrás es entre melancólica pero esperanzadora. Al igual que en todas las anteriores, independiente del compositor gestor, el sello de la banda en conjunto se hace presente tanto en el sonido como en ejecución. Salvo en las que vienen ahora. Las canciones de Roger Taylor, casi completamente grabadas y ejecutadas por él, se alejan mucho del hilo conductor del disco. Con otras raíces misceláneas como la funky-disco ‘Fun It’ y la pesada ‘More of That Jazz’. Ninguna llena la sala con gran instrumentación o si quiera de ánimos. Más bien, dan una tercera atmósfera al usuario. No siendo malas por ningún motivo, de hecho Taylor al igual que todos han compuesto grandes hits de la banda, pero si siendo lo más bajo de Jazz.
En fin, los británicos confirman el haber dejado hace varios años la predominancia compositiva de su vocalista estrella (como en los primeros álbumes), dejando con Jazz un regalo por parte de todos sus músicos. La libertad que tenían para poder expresar sus ideas a los demás integrantes y decidirse por colocarlas en cada LP fue una clave en la supervivencia y prolongación de la buena música que siempre lograron publicar. Jazz, es un álbum marcado por variadas ideas, y excelentemente trabajadas. Ideas de todos sus artistas que, más una instrumentación muy completa y arreglada, dejan un disco de gran sabor y contenido. Y siendo que todos los discos de Queen son parejos, éste compositiva y musicalmente tiene los recursos, para fácilmente ser el más destacado y completo; incluso por sobre otros álbumes más comerciales de los años venideros y otros más progresivos de los años anteriores.
Álvaro Mecklenburg Donoso