“El Fin de la Inocencia”: El salto más alto de Paracaidistas

“El Fin de la Inocencia”: El salto más alto de Paracaidistas

Más densos, más sinceros y más humanos: Con su nuevo álbum exploran la adultez desde la vulnerabilidad

Por más de una década, Paracaidistas ha sido uno de los nombres con mayor consistencia del circuito alternativo chileno. Con una identidad forjada entre la crudeza del punk, la melancolía del indie y una honestidad desarmante, la banda regresa este 2025 con El Fin de la Inocencia, su disco más introspectivo -e incluso emocional- hasta la fecha.

Alejándose del impulso adolescente que marcó sus primeras producciones, esta nueva obra se siente como el umbral entre el cierre de un ciclo y el comienzo de uno nuevo. Existe una despedida y una perceptible maduración sonora y lírica. En las letras, es donde como oyentes podemos percatarnos de su atrevida propuesta: mirar hacia dentro con claridad. Una claridad que antes solo habían insinuado.

Del salto al vuelo

Desde su formación en Santiago en 2014, Paracaidistas ha transitado un camino singular dentro de la escena independiente. Lo que comenzó como un “proyecto de dormitorio” con melodías casi ingenuas, un bajo pulsante y guitarras directas, se convirtió con los años en uno cargado de capas, texturas y una sensibilidad que, intentar de definir sería limitar.

Su debut homónimo fue una declaración de principios: un indie ruidoso y emocionalmente transparente. Luego vinieron Bruxar (2017) y El Encanto del Fuego (2022), discos que marcaron la evolución de su sonido en la senda de su consolidación de identidad.

Un disco que duele y cura

Grabado entre fines del 2024 y comienzos del 2025, El Fin de la Inocencia muestra a la banda en un estado de madurez sonora total. Sus guitarras mantienen ese filo característico, pero esta vez están al servicio de un relato más complejo sentimentalmente al hablar la adultez, las inseguridades que quedan atrás y el proceso humano de aprender a crecer con cicatrices en los distintos ámbitos de la vida.

El título del disco no es casual: la pérdida de la inocencia se entiende como un proceso necesario y la concientización sobre el significado de seguir haciendo música en un entorno cambiante donde no siempre la independencia asegura la libertad.

Aparte del tema homónimo, canciones como “Adecuado”, “Tratado de la Soledad y la Angustia”, “La Guerra y La Paz” y “Agradezco Estar Contigo Estos Días” se han transformado en las más disfrutadas según las plataformas de streaming.

Últimos segundos antes del final

Sin embargo, hay una pieza que es la muestra perfecta de que el disco dialoga con la adultez a partir de la fragilidad: “Últimos segundos antes del final”.  Paracaidistas consigue encapsular el espíritu de su tercer LP en el momento mejor logrado y elaborado en cuanto a cómo están conjugados la narrativa del álbum y lo que podemos escuchar para interpretar.

Sobre una base rítmica contenida -casi minimalista- los instrumentos crean una atmósfera suspendida a medio camino entre la melancolía y el ruido. No existe una explosión y tampoco un término tradicional: la estructura avanza en un crescendo emocional que nunca acaba de resolverse, enfatizando la sensación de espera y despedida. Decisiones estéticas como esta refuerzan el contenido de la letra, que gira en torno a la aceptación y la nostalgia de “recuerdos sin audio”, los cuales serían partes de la vida reflejadas por el vocalista, quien las sigue retratando en versos como: “nunca me despedí, ni afecto demostré” sintiéndose igual de confesional que performática al, en algo así como un monólogo, apuntar a las distintas personas que transitaron durante su infancia.

Furia y ternura

Esa mezcla es lo que hace a la banda diferenciarse de otras agrupaciones que diluyen su esencia con el tiempo. Mantener viva la llama del riesgo es la tónica que siguen para trascender dentro de una industria que cada vez se repite más a sí misma.

Esta vez, hablar del paso del tiempo, de los vínculos que se desgastan y el amor -como herida y refugio- en la búsqueda de sentido fue la carta que jugaron para que “el fin de la inocencia” no suene final, sino a una especie de artífice encargado de su reinvención.

Por Fernanda Petersen

Nacion Rock

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