Entrevista a The Pineapple Thief: «Va a ser un momento maravilloso»

Después de años de espera, The Pineapple Thief finalmente hará su debut en nuestro país el próximo 26 de abril de 2025, con un esperado concierto en el Teatro Caupolicán. La banda británica, reconocida por su constante evolución dentro del rock progresivo contemporáneo, llega en un gran momento de su carrera, impulsados por el recibimiento positivo de su más reciente álbum, It Leads To This. La jornada contará además con la participación de Nuvian, agrupación nacional que abrirá el show en formato acústico, aportando una mirada local al encuentro musical.
Han pasado más de 25 años, ¿cierto? Veinticinco años de The Pineapple Thief. ¿Cómo se siente eso? ¿Qué piensas del proyecto y de dónde está ahora?
Es surrealista, la verdad. Se siente como toda una vida—y supongo que lo es. Llevo haciendo esto la mitad de mi vida. Acabamos de terminar una gira por Europa, la más grande que hemos hecho hasta ahora, las audiencias más grandes para las que hemos tocado. Estaba hablando con Jon, nuestro bajista, y los dos decíamos: ¿Cómo llegamos hasta aquí? O sea, 25 años después y seguimos aquí. Es una sensación increíble. Un verdadero privilegio poder mirar hacia atrás y ver que seguimos avanzando. Y ahora, hablando con ustedes justo antes de volar a Chile para tocar dos fechas… es una locura.
Recuerdo cuando tomamos el ferry de Estocolmo a Finlandia, viendo el atardecer. Y mi guitarrista de gira (Beren Matthews) me miró y me preguntó: “¿Alguna vez pensaste, cuando compraste tu primera guitarra eléctrica, que llegarías a esto? ¿Que estarías haciendo esto ahora mismo?” Y le dije: “No, la verdad es que no.” Eso lo resume todo, realmente.
Qué gran historia—gracias por compartirla. ¿Cómo describirías tu proceso de composición? ¿Ha cambiado tu forma de escribir o tu enfoque artístico con los años?
Definitivamente. Al principio era solo yo—y tenía que ser así. No éramos músicos de tiempo completo, y no me da pena admitir que durante mucho tiempo tuvimos que combinar esto con trabajos de oficina solo para mantener la banda en pie. Era difícil incluso armar un grupo que pudiera subirse a una van y tocar cinco o diez conciertos. Así que yo tenía que hacer todo—sacar los discos solo para que el proyecto siguiera vivo. En ese entonces, el estudio se sentía casi como un proyecto solista. Grababa el álbum y después llamaba a la banda para tocar esas canciones en vivo. Así fue durante los primeros cinco o diez años.
Con el tiempo, la banda creció, teníamos más tiempo, el estudio mejoró, y el grupo fue ganando confianza. Hubo un poco más de colaboración—pero aún así yo escribía y terminaba las canciones. Era como: Aquí está el tema, ahora vengan y toquen sus partes. Eso cambió cuando empezamos a dedicarnos de lleno en 2015. Así que este año en realidad marca diez años desde que me convertí en músico a tiempo completo. Fue un sueño hecho realidad. Poder decir “soy músico” y que sea cierto… es la mejor sensación. Por esa época lanzamos «Your Wilderness», que realmente nos dio visibilidad. También marcó el inicio de trabajar con Gavin Harrison, que entró como baterista de sesión. Como sabes, después se volvió miembro estable. Eso fue hace casi una década. Desde que Gavin se unió, el proceso se volvió mucho más colaborativo. Es una fuerza creativa tremenda, y nos entendimos desde el primer momento. Ahí fue cuando empecé a soltar un poco. Ya no quería terminar las canciones solo. Traía una idea—una melodía, un coro—y trabajábamos juntos a partir de eso. Probábamos cosas, dejábamos que las canciones nos llevaran por distintos caminos. Después Jon agregaba sus líneas de bajo, y yo no le daba ninguna indicación—era todo suyo. Lo mismo con Steve en los teclados.
Así que, resumiendo: comenzó como un proceso solitario, pero en los últimos cinco a diez años se volvió un esfuerzo completamente colaborativo, al menos en lo musical. Las letras siguen siendo mías. Yo planteo los temas y el tono emocional. Pero musicalmente, ahora todo es compartido—y me encanta. Cuando una banda tiene esta conexión y ha estado junta tanto tiempo, puedes crear algo mucho más grande de lo que una sola persona lograría. Ha sido una evolución muy satisfactoria.
Perfecto—¡te adelantaste un poco a la siguiente pregunta, jaja! Pero está muy bien. Después de tantos discos, ¿hay alguno que tenga un lugar realmente especial para ti? Sobre todo ahora que mencionaste que te volviste un músico de tiempo completo.
Sí, diría que «Your Wilderness» es ese álbum. Es especial por muchas razones. Acabábamos de terminar «Magnolia», que sigo amando y que tiene un lugar importante para mí. Pero en ese momento, la banda no estaba creciendo como esperábamos. La presión aumentaba, y recuerdo haberle dicho a Jon: «Quizás es momento de cerrar el ciclo.» Ya llevábamos nueve o diez discos, y pensé: «Hagamos un último álbum y nos vamos en alto.» Así que escribí «Your Wilderness», y fue entonces que Gavin se sumó. El disco salió, y casi de inmediato, todo empezó a cambiar. La gente conectó mucho con él. La reacción fue más fuerte, y supimos que teníamos que salir de gira. Pero el reto fue convencer a Gavin de que se uniera. No nos conocía mucho, y subirse a un bus con desconocidos no es poca cosa. Por suerte lo convencimos—y el resto es historia. Así que pasamos de lo que parecía ser el final de The Pineapple Thief a un nuevo comienzo y «Your Wilderness» marcó ese punto de inflexión. Por eso es un disco tan especial para mí.
Si alguien llega por primera vez a The Pineapple Thief, ¿por dónde le recomendarías empezar?
Diría que por el disco nuevo—«It Leads to This»—y también por «Your Wilderness». Tiene dos canciones que me encanta tocar en vivo: ‘In Exile’ y ‘No Man’s Land.’ Especialmente ‘In Exile’—cada banda tiene esa canción que se convierte en la canción. Es la más reproducida en Spotify, en Apple Music—es la que todos escuchan primero. Y sí, en parte es por los números, pero sinceramente me encanta. Se volvió una favorita del público. Siempre que la tocamos en vivo, el público estalla, canta—es un gran momento.
Así que sí, recomendaría «Your Wilderness», ‘In Exile’ y sin duda el disco nuevo, «It Leads to This».
Muy bien. Ya mencionaste la llegada de Gavin Harrison a la banda, y a lo largo de los años ha habido una relación continua con Porcupine Tree—ya sea por el sello discográfico, colaboraciones o conexiones en común. ¿Cómo describirías esa relación?
Sí, qué curioso que lo menciones—justo ahora estoy trabajando en nuestro segundo box set, que cubre los años del 2007 al 2014. Fue cuando firmamos con Kscope y todo empezó a despegar.
Revisando correos viejos y correspondencia, es claro el papel que jugó Steven Wilson. Me dio muchos consejos en esos primeros años. Venía a nuestros conciertos, me dijo que teníamos que dejar nuestro antiguo sello. De hecho, él fue quien contactó a Kscope y les dijo: “Tienen que escuchar a estos tipos.”
Así que le debo mucho a Steven. Nos ayudó muchísimo a llegar a donde estamos ahora.
También abrimos para Blackfield en 2012, y al estar en el mismo sello, hubo bastante cruce de caminos.
Claro, Steven está en otro nivel de éxito—y se lo merece completamente. Pero siempre me he sentido identificado con su proceso. Como él, me mantengo al tanto de la tecnología de estudio, tengo mi propio espacio y también estoy mezclando en Dolby Atmos. Todavía hablamos de vez en cuando—últimamente más que nada sobre Dolby Atmos. Así que sí, ha sido un viaje bastante surrealista.
Cuando estábamos trabajando en «Your Wilderness», el sello nos sugirió que invitáramos a Gavin Harrison a tocar la batería. Yo pensé: ¿En serio?—por toda esa conexión previa. Pero dijimos: ¿Por qué no? Y honestamente, no me arrepiento para nada. La música que hacemos ahora es muy distinta, y creo que se sostiene por sí sola. Pero esa colaboración llegó en el momento justo, y lo cambió todo.
Claro. Y bueno, no hay nada de malo en presumir un poco cuando tu baterista también toca con King Crimson y Porcupine Tree, ¿no?
¡Exacto! Quiero decir, si tienes a uno de los mejores bateristas del mundo, ¿Cómo no vas a presumirlo?
Y es lo que decía antes—trabajar con Gavin es una colaboración musical increíble. Él también está contento. Dice: “Bruce me deja hacer lo que quiero.” Y yo pienso: ¡Pues claro! ¿Cómo voy a decirle a Gavin Harrison cómo debe tocar la batería? Cuando tienes a alguien así, le das ese espacio creativo. Todo está al servicio de la canción, por supuesto, pero es una colaboración brillante.
Perfecto. Dijiste que acabas de terminar la gira europea y que ahora vienen a Chile—con algo de retraso, porque iban a tocar antes. ¿Qué sientes ahora que por fin lo van a hacer? ¿Alguna sorpresa en el setlist?
Sí, hay una sección del show que casi nadie ha visto todavía—salvo en fechas muy recientes—y es un momento especial. Estoy deseando que llegue. El set es largo—el más largo que hemos hecho hasta ahora, alrededor de dos horas y quince o veinte minutos. Recién volvimos hace cuatro o cinco días de la gira, así que estamos en plena forma. Después de unos cuantos conciertos, todo fluye. Ya no estás sobrepensando nada; solo disfrutas. Lo llamamos nuestro “CPU”—cuando baja, simplemente estás tocando, relajado, conectando con el público. Así que sí, tengo muchísimas ganas.
¿Algo que quieras decirle al público que asistirá? En especial a quienes los han seguido desde el principio.
Sí, claro. Recuerdo hace 20 años que la gente decía: “¡Vengan a Chile, vengan a Chile!” cada vez que anunciábamos una gira. Así que, hacerlo finalmente… es algo muy especial. Cuando piensas en hitos de una carrera, este definitivamente es uno. Esa historia de agarrar una guitarra sin imaginar que un día estarías volando a Santiago o Concepción para tocar—es algo surrealista. Va a ser un momento maravilloso. No puedo esperar a estar por fin en la misma sala con toda esa gente. Para mí, va a ser muy especial.
Muchísimas gracias. Eso es todo por hoy.
OK—perdón, ¡podría haber hablado horas!
Y gracias por «Magnolia» —ese es un disco muy especial, en realidad.
Ah, me encanta. Te lo agradezco. ¡Qué gusto escuchar eso!
Me alegro de que no se hayan rendido después de ese, justo eso estaba pensando ahora que hablo contigo—qué bueno que tuvieron ese último aliento… y después toda una nueva vida.
Sí. Muchas gracias.