Fauna Primavera 2025: Stereolab – Los caminos retrofuturistas de una banda trascendental para la música electrónica

Fauna Primavera 2025: Stereolab – Los caminos retrofuturistas de una banda trascendental para la música electrónica

Pocos proyectos han sabido abordar la tecnología como una herramienta que, más que suplir, nutran y expanden las posibilidades creativas que nacen al momento de componer. Es por eso que lo hecho por Stereolab, íconos provenientes de Londres del movimiento electrónico y experimental noventero, ha quedado en la historia de la música contemporánea como una muestra de cómo puede fusionarse en la música el factor tecnológico con el factor humano, con obras que podrían equipararse con lo hecho por artistas como Brian Eno, Kraftwerk o Yellow Magic Orchestra.

La banda se presenta el próximo 7 de noviembre en Fauna Primavera 2025 y es uno de los platos fuertes del cartel, por lo que aquí repasamos dos años fundamentales en su carrera que dieron vida a dos discos elementales de su discografía.

DOS AÑOS QUE DEFINEN UNA LÍNEA

Durante 1996 y 1997, Stereolab vivió uno de los periodos más fructíferos y transformadores de su carrera creativa. En 1996 publicaron “Emperor Tomato Ketchup”, considerado una de sus obras maestras: un álbum que consolidó su sonido característico de pop vanguardista, krautrock y electrónica, pero con una producción más refinada y accesible. Este trabajo les dio un mayor reconocimiento y los llevó a realizar extensas giras, especialmente en Estados Unidos y Europa.

En 1997, el grupo siguió ampliando sus límites con “Dots and Loops”, grabado junto al productor John McEntire (de Tortoise). Este álbum reunió influencias de la música brasileña, el jazz y la electrónica digital, con estructuras más suaves y complejas, firmando una evolución más fina y pulida.

AMPLIA GAMA DE SINTETIZADORES

Más allá de las habilidades compositivas de la banda, la experimentación que llevaron a cabo por medio de distintos elementos electrónicos fue crucial para forjar la identidad adquirida en ambos trabajos. Distintos sinterizadores colorearon canciones que se volvieron icónicas, mezclando esa tecnología de estudio moderna con instrumentos de los años sesenta y setenta, lo que definió su estética “retro-futurista”.

Dentro de los sinterizadores más usados por el conjunto, podemos encontrar:

Farfisa Compact Duo: característico por su timbre orgánico y brillante, presente en muchos de sus arreglos melódicos

Moog Rogue / Moog Prodigy: sintetizadores monofónicos usados para líneas de bajo y texturas psicodélicas

Roland Juno-60 / Juno-106: utilizados para capas armónicas y pads cálidos

ARP Odyssey: ideal para sonidos experimentales y efectos

Fender Rhodes: clásico tono eléctrico suave y jazzy

«EMPEROR TOMATO KETCHUP» (1996)

A diferencia de sus trabajos previos, vemos que los sintetizadores se integran con una intención más rítmica, melódica y en búsqueda de estructuras, convirtiéndose en la base de muchas composiciones. Una amplia gama de sintetizadores analógicos, como el Moog, el Farfisa o el Roland Juno, fueron protagonistas en este periodo.

Se utilizaron no solo para crear capas, sino que también para generar patrones repetitivos inspirados en el minimalismo y el motorik alemán. En «Metronomic Underground» o «Percolator», los sintetizadores mantienen grooves hipnóticos que dialogan con el bajo y la percusión, generando una sensación industrial pero cálida a la vez.

Esta incursión permitió a Stereolab ir más allá del rock alternativo convencional de los años noventa, fusionándose con la herencia de Kraftwerk, Can y Neu!, pero también con el futurismo pop de los sesenta. Con los sintetizadores, la banda consiguió un equilibrio entre lo orgánico y lo artificial, dando forma a un sonido que definió una de las etapa más influyentes y sofisticadas para su carrera.

«DOTS AND LOOPS» (1997)

Si anteriormemte los sintetizadores sirvueron como guía rítmica, aquí se convirtieron en un canal para explorar texturas, timbres y atmósferas más fluidas y cinemáticas, influenciadas por la música concreta y la electrónica europea de los sesenta y setenta. La alianza entre instrumentos electrónicos clásicos y herramientas de estudio modernas generó un sonido más pulido y tridimensional que moldeaba el espacio sonoro de una manera moderna.

En pistas como «Miss Modular», «Parsec» o «Brakhage», los sintetizadores crean loops envolventes, líneas melódicas y ambientes que comparten espacio con vientos, guitarras limpias y percusiones programadas. Su influencia se siente en la estructura interna de las canciones, que se vuelven más abiertas, menos predecibles, y con una lógica más cercana al collage sonoro o al jazz de estudio.

TE RECORDAMOS QUE STEREOLAB SE PRESENTARÁ EL PRÓXIMO VIERNES 7 DE NOVIEMBRE EN FAUNA PRIMAVERA.

Javier Bravo

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