«Hemispheres»: la épica progresiva desatada de Rush

«Hemispheres»: la épica progresiva desatada de Rush

Vía Nación Progresiva 

Anthem Records, 1978

Corría el año 1978 y la banda canadiense lanzaba su sexto álbum de estudio “Hemispheres”, sucesor de “A Farewell to Kings” del año anterior, el cual fue un disco que los vio comenzar a experimentar con nuevas sonoridades como sintetizadores, percusión orquestal, guitarras de 12 cuerdas, etc. lo cual expandió considerablemente la gama de sonidos que incorporaron, llevando a la banda al siguiente nivel musical, este ascenso creativo continuó con el disco que estamos revisando hoy, llegando al clímax de su fase musical ligada al rock pesado con tintes progresivos, con temas épicos multi-seccionales llenos de cambios de ritmo, mucho virtuosismo, desplante técnico y letras inspiradas en relatos de ciencia ficción.

Toda esta fase de la banda fue de muchísima importancia para el posterior nacimiento del metal progresivo, ya que en ese momento Rush fue una de las bandas con sonido más pesado, rápido y extremo, para luego ir evolucionando hacia un estilo más accesible, con canciones en formato más tradicional, melodías más “oreja”, letras más personales, humanas y filosóficas, y dejando de a poco de lado el sonido heavy de la banda para empezar a incorporar con aún más presencia los sintetizadores.

Vamos a desmenuzar este disco tema por tema para entender un poco más el contexto de todo esto. La obra comienza con el tema épico de 18 minutos, “Cygnus X-1 Book II: Hemispheres” el cual ocupa el primer lado completo del álbum. Como sugiere el titulo, es la continuación del tema Cygnus X-1 del disco anterior. A diferencia de la primera parte, este tema comienza muy directo y fuerte, con cortes bruscos marcados por todos los instrumentos, con la guitarra tocando el acorde más clásico de la banda (F#sus4), el cual incluye las dos cuerdas agudas de la guitarra tocadas al aire (ese estilo de acorde influenció completamente a músicos que desarrollaron el estilo progresivo heavy, como fue el caso de John Petrucci de Dream Theater, quien basó su forma de tocar acordes en el propuesto por Alex Lifeson en discos y temas como este), dando comienzo a la overtura de esta suite, incluyendo ritmos de marcha atresillados con riffs muy oscuros y heavy, donde se luce Neil Peart en batería con sus clásicos acentos en el hihat y fills de rototoms, se perciben constantes cambios de ritmo y métricas irregulares durante todo el tema, el cual es un elemento característico y fundamental de la música progresiva mas técnica.

Desde un comienzo se nota una producción sonora muy típica de los setentas a cargo de Terry Brown, con una mezcla de audio más bien seca, con mucha definición y claridad en los instrumentos, lo cual hace apreciar con exactitud todos los detalles de la música. Al minuto 3 entra la voz de Geddy Lee con su característico timbre agudo y potente de esa época, sobre la música construida en tonalidades mayores, también muy típico de Rush y otras bandas prog de la época como Yes o Genesis. El tema va mutando constantemente hacia diferentes momentos, como un verdadero viaje, repitiendo algunas secciones e intercalando con partes instrumentales. El uso de teclados en la primera parte del tema es reducido y minimalista, solo se presenta apoyando ciertas partes especificas con el clásico timbre del sintetizador Moog, que fue esencial para ellos y para las demás bandas del estilo. En el minuto 12 llegamos a una pausa, entrando a un momento oscuro y atmosférico, donde ahora si toma relevancia y protagonismo el sintetizador, acompañado de efectos de explosiones, complementando la historia relatada en la letra del tema (escrita por Neil Peart, como todas las letras de la banda), la cual a través de una metáfora representada por Apollo y Dionysus relata la lucha entre la mente y el corazón, donde finalmente el protagonista de la historia es reconocido como un dios naciente, y es nombrado Cygnus, el dios del balance.

Comenzando el lado 2 se encuentran los dos singles de esta colección, el primero es “Circumstances” (segundo single lanzado del disco) un tema en plan mucho más hard rock tradicional, pero manteniendo los elementos de ritmos y métricas irregulares, complejas y poco comunes, con un coro que contiene una melodía vocal muy potente, aguda y que incluye una frase en Francés. El tema tiene una estructura musical más sencilla y de canción radial, por lo que fue ideal para ser uno de los singles. Después del segundo coro, encontramos una pequeña sección instrumental muy interesante con sintetizadores y campanitas percutidas para rematar con el último coro. Es un tema corto y preciso, y es probablemente uno de los primeros esfuerzos de la banda por hacer un tema mas accesible y adecuado para un uso radial.

El tercer tema es “The Trees”, primer single del disco, y es uno de los temas mas reconocidos de este, por lo que fue incluido en recopilaciones de grandes éxitos y en varias giras posteriores a lo largo de los años. La canción comienza con una breve intro de guitarra acústica con un sonido en plan docto, después de una pequeña intervención vocal y un entretenido contrapunto entre la guitarra y el bajo, entra la distorsión y el tema despega. La melodía vocal del tema es muy ganchera y fácil de recordar, después del primer coro el tema cambia drásticamente de dirección, entrando a una sección instrumental ambiental con una bella melodía de sintetizador moog, blocks de percusión y guitarra limpia arpegiada. También se oyen arreglos de chimes y platillos, todo muy en plano orquestal y se percibe el uso de los pedales Taurus de Moog (pedales de bajo sintetizados), para luego entrar a un solo de guitarra melódico con el ritmo ya de vuelta, muy característico de Alex Lifeson, y posteriormente unos cortes juguetones, todo muy en el estilo clásico de Rush. Después volvemos a la estrofa y coro para finalizar la canción, definitivamente la sección instrumental lleva a este tema a otro nivel, haciendo que sea muy especial.

Para finalizar el disco, nos encontramos con el colosal tema instrumental “La Villa Strangiato”, (primer instrumental en la historia de la banda), y es probablemente el mas importante y clásico del disco, aun no teniendo voz, ya que es una pieza de  casi 10 minutos llena de momentos brillantes e hilada a la perfección por el trio. Todo comienza con una pequeña intro de guitarra española, para luego pasar a un ostinato de guitarra arpegiada limpia en modo mayor, el cual va in crescendo, acompañado de los clásicos acentos en el hihat de Neil, todo con un ritmo acelerado y frenético, para luego entrar de lleno con la distorsión, al riff y sección principal.

El tema se mantiene fuerte hasta el minuto 3:30 donde entramos a otra sección icónica de esta obra maestra, la cual es un solo de guitarra extremadamente expresivo en tono menor, con una base rítmica lenta y pausada, acompañado de finos teclados (incluyendo los ya mencionados pedales Moog Taurus) con lo cual esta base minimalista da harto espacio libre para dejar a Alex fluir con muchísimo sentimiento y desarrollo melódico, el cual va in crescendo, generando prácticamente una sensación de orgasmo en el oyente. Después del solo llegamos a una parte donde la batería toma protagonismo, para después retomar el lado heavy y distorsionado, aquí empieza una sección realmente compleja y virtuosa, con cortes de batería y bajo, la cual es un desafío de ejecutar para cualquier músico e incluso para que el propio oyente pueda seguirla. Posteriormente volvemos al riff principal para cerrar el tema y el álbum de manera brusca y seca.

En general esta pieza es de una complejidad técnica muy alta, tanto así que tuvieron que grabar el tema en tres tomas, cuando el plan original era grabarlo en una, por lo cual podríamos decir que dejaron la vara realmente alta para que las bandas posteriores se inspiraran y llevaran el tecnicismo en el progresivo a otro nivel. Aquí se nota absolutamente la importancia de la banda en la evolución del rock y metal progresivo.

Este clásico disco, el cual para muchos, y sobre todo para los fanáticos del metal progresivo, terminó siendo el disco mejor evaluado o favorito de Rush, representa un peak y clímax de su era mas técnica, heavy y progresiva, ya que después de este álbum la banda comenzaría a cambiar su rumbo hacia terrenos más accesibles y melódicos, como quedaría a la vista en el comienzo de su próximo álbum, Permanent Waves, con dos singles icónicos de estadio como lo son “The Spirit of Radio” y “Freewill”, marcando automáticamente la diferencia estilística que estaban buscando, incorporando elementos musicales del reggae, new wave y otros estilos que estaban en boga en esos años. Todo se acentuaría aún más en los discos venideros y en la época de los ochenta, influenciados fuertemente por el sentido pop, comercial y simplista de esa década, el cual llegó a su punto cúlmine en el disco Hold Your Fire (el mas suave de la banda), para después retomar un estilo mas pesado en los noventa. Cada uno tendrá su época y disco favorito de la banda (hay para todos los gustos y opiniones), pero sin duda no volvieron a crear algo tan complejo y visceral como lo fue “Hemispheres”.

Por Mauricio Olivares

Nacion Rock

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *