homeshake: una instrospección sonora minimalista

Fotografías por Javiera Villaseca
El estilo de producción lo-fi (low fidelity) es un enfoque musical, que tiene como mayor “atractivo” el elemento orgánico y a menudo rústico de su producción. Las imperfecciones y la simpleza de su sonido no es al azar, está ahí de manera intencionada, de hecho, ese es su encanto, transmite una sensación de autenticidad, cercanía y naturalidad. En géneros como el indie, el bedroom pop e incluso en ciertas ramas del rock o metal alternativo, podemos encontrar que versus las producciones de alta fidelidad, que tienen una post-producción casi tan importante como la misma composición, este tipo de música hace la diferencia, aportando ritmos suaves, envolventes y casers, que son hechos de manera “artesanal” convirtiendo esta tendencia en toda una estética que se ha implantado en la forma de hacer música, por un lado, contamos con capas sonoras simples, mientras que en lo visual, se representa la nostalgia de los años retro, colores apagados, texturas que recuerdan a medios analógicos antiguos e imágenes sencillas, solitarias, al final, la clave es el minimalismo.
Y si hablamos de minimalismo, uno de los artistas más reconocidos por sus fabricaciones musicales en el universo del lo-fi es Homeshake, que se presentó anoche en un club chocolate hasta el tope de su capacidad. La velada fue iniciada por los locales de “Mecánico” liderados por el frontman Nico Parra, tienen un largo recorrido por festivales locales, consolidándose así en la escena indie del país, esta vez, presentando su nuevo single «Vamos para atrás» le dieron la dosis perfecta de energía a un público que los acompañó durante toda la presentación, donde también repasaron clásicos como «Dos para las tres» haciendo cantar a todo el recinto.
A las 10 de la noche, Peter Sagar hizo su aparición con su ya acostumbrada quietud, en una escenografía sencilla, que acompañada de pantallas que proyectaban imágenes estéticas fieles a su estilo único anunciaban el retorno del querido músico, cargado de una vibra relajada, inició el reencuentro con sus fanáticos, quienes llevaban más de 8 años aguardando por su regreso desde su última visita a Chile en 2017, para el Fauna Primavera, festival reconocido por ser cuna de artistas indie. Sin embargo, este largo tiempo de espera no fue en vano, ya que el público respondió con muchísima energía y durante toda la interpretación de «Every Single Thing», la audiencia estaba eufórica, pero de una manera sutil, completamente alineada con la atmósfera tranquila y envolvente que Homeshake transmite.
Luego siguieron temas de sus recientes álbumes «Horsie» y «CD Wallet» este último, con un sonido más experimental y ruidoso en comparación con sus trabajos anteriores, destacando por desafiar al artista a superar sus propios límites musicales y así, demostrar su capacidad para ir más allá que la música chill. Aunque los clásicos también estuvieron presentes, interactuando en varias oportunidades y de manera tranquila con los asistentes, quienes lo ovacionaron con entusiasmo. Agradecido, compartió con el público su emoción de estar a miles de kilómetros de su país, también mencionó que no sabía el motivo de su larga demora en regresar, pero que sentía un profundo agradecimiento por el cariño de una audiencia fiel, que había esperó pacientemente por su regreso.
A veces retraído, pero siempre en lo suyo, Homeshake repasó éxitos como «Heat» y «Love is Only a Feeling» momentos donde el público explotaba y coreaba junto a él. Las percusiones delicadas, el sonido relajante, nítido, hicieron desplegar su música con elegancia y calma, al ritmo clásico de sus sintetizadores, que crearon una experiencia sensorial única y diferente, permitiéndole alternar entre los temas icónicos de su discografía, así como en lo experimental que han sido sus lanzamiento más recientes, haciendo de esta íntima atmósfera un momento acogedor para él y su público. La libertad creativa se sentía en los arreglos más desordenados de sus composiciones, que con la misma pasión que enseñaba ruidos más complejos, nos invitaba a su espacio, su lugar, logrando así, un ambiente que, a pesar de la multitud, se sentía privado e inmersivo, como un encuentro emocional, haciéndonos cómplices de la música que Peter ha hecho por tanto tiempo, con una entrega natural.
Cuando el show ya estaba por llegar a su fin, el estadounidense se retiró del escenario, pero rápidamente volvió para complacer a sus fanáticos eufóricos que pedían un poco más. volviendo para interpretar la emblemática «Call Me Up» adaptada al tour, no sin antes compartir unas palabras con el público. Peter, con calma, pidió tranquilidad y explicó que la versión que presentarían de este clásico sería diferente, pero que pronto culminaría el espectáculo invitando a los asistentes a disfrutar de sus vacaciones y a pasar tiempo con sus familias o amigos, sin protestas por el final del concierto. A lo largo de la velada, dejó ver su carácter más reservado en contraste con la energía desbordante de los chilenos, haciendo bromas como «respiren» o «calmen», frente a los gritos y la entrega total del público.
El concierto durante toda su duración, estuvo cargado de melancolía y emociones que despertaron una profunda sensibilidad, donde Peter demostró que, a pesar de no tener una presencia escénica arrolladora como líder y voz principal, sus habilidades vocales y musicales eclipsan de una manera cuidadosamente contenida, que combinado con las visuales y luces, nos sumergió en su pequeño universo en donde invita a sumergirse en la ambigüedad de su propuesta, hundiéndonos en lo más puro de la experiencia musical.
Setlist:
Every Single Thing (versión tour)
Simple
Heat
Feel Better
Horsie
Frayed
Heartburn
On a Roll
I Don’t Wanna
Love is Only a Feeling
Basement
CD Wallet