In The Court of The Crimson King: Todos al servicio del Rey Carmesí

In The Court of The Crimson King: Todos al servicio del Rey Carmesí

Todos al servicio del Rey o larga vida al Rey Carmesí, también podríamos titular esta nota. Si bien el legado de King Crimson en la música- incluso mucho más allá del progresivo puro y duro- es innegable, aquellos tantos discos, formaciones, encarnaciones y experimentos sonoros que rozan la perfección queda claro que se deben a un hombre que no tiene ningún reparo al autoproclamarse como una especie de Rey absoluto o mejor dicho, una especie de dictador del grupo. Y por supuesto que ese no es nadie más que el gran Robert Fripp. 

Con esta forma hilarante de mostrarse como un tirano en la banda, que lógicamente se hace a propósito en la cinta, porque es quien acostumbra a poner «disciplina» a sus alumnos (hay un énfasis en esta palabra en un momento obviamente haciendo guiño al disco del mismo nombre) y cómo lo ha hecho una y otra vez a lo largo de los años, pero también cómo los ha hecho brillar o «sacado trote» al mismo tiempo durante toda su carrera, es que se mueve este documental que como bien el propio Fripp dice «el repaso cronológico se perdió para este DVD», porque en ningún caso nos habla de la historia de la banda por capítulo como muchas y muchos esperaban, sino más bien es el enjambre mismo de cómo se ha articulado la maquinaria KC a través de su historia, orgánicamente, centrándose principalmente en la asombrosa formación de sus últimos años que vino a culminar con la celebración de sus 50 años. 

Creador de miedos e inseguridades en sus músicos, pero mostrado como una deidad del sonido, el documental también se preocupa de escarbar en las personalidades de miembros como Bill Riefin (con un devastador y emotivo final de historia), Jakko Jakszyk (no sabemos si reír o llorar con su participación), un divertido Pat Mastelotto, un «dolido» Adrian Belew  y en menor medida esenciales como Tony Levin o la incursión del alumno «mas nuevo» como Gavin Harrison, pero también dando pinceladas a miembros históricos como Ian McDonald o Peter Seinfeld y su significancia durante la etapa primaria de la banda.

 

Toby Amies es el director quien tomó la misión y que los sigue en su gira 2018/2019, hablando con casi todos los miembros de la banda actual y obteniendo entrevistas con varios ex miembros, en su mayoría estos hombres unos 15 años más jóvenes, y que claramente conectan una relación paterna con Fripp; estos son músicos en el nivel más alto de su oficio que a pesar de todo sienten encarecidamente la figura patriarcal de Fripp sobre sus hombros. Algunos lo aceptan, otros ni siquiera se atreven a hablar tanto de él o de su estancia en la banda, u otros como Try Gunn que compara su tiempo en Crimson con una enfermedad dos veces y un «alivio» haber salido. 

Dicho todo eso, es imposible quedar con una sensación de que Fripp es el malo de la película, porque al mismo tiempo se reconoce su genialidad y su humor (muy inglés y seco para reconocerlo, por cierto). Lo que aliviana bastante su figura y la dinámica del film, que se condimenta con extractos de las presentaciones de aquella dorada última gira del grupo que llegó por suerte a un épico show en Chile. 

Si ibas por la historia lineal, es lo que menos te entrega este film, pero en cambio de eso nos muestra a la banda como nunca en la interna y la relación con un hombre que ha llevado la música y el rock progresivo a verdaderos confines infinitos. Y que toda una legión alrededor del mundo agradece. 

Patricio Avendaño

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