La honesta sensualidad del debut de Cigarettes After Sex (2017)

La honesta sensualidad del debut de Cigarettes After Sex (2017)

Partisan Records, 2017

Una de las bandas más jóvenes del indie, ya se puede jactar de ciertos créditos para ser considerado uno de los nombres interesantes de un estilo que ha venido bien en capa caída, a decir verdad. Estos últimos 5 años no ha habido un disco que haya sacudido tanto ni proponga cosas muy novedosas, tanto a este o al otro lado del Atlántico. Nuevos intentos han habido, pero lo de Cigarettes nos retrae a la voz retro de su peculiar musa inspiradora Françoise Hardy para ofrecernos un álbum intimista y, tal vez algo ingenuo líricamente, pero también honesto, desde el primer minuto hasta su epílogo.

Fichados por un sello de renombre y con mucha historia en el indie y new wave- RoughTrade Records-con matices del dream pop clásico y una dulzura enorme, cuando escuchamos a CAS nos retrae inevitablemente al shoegaze de Cocteau Twins y la simpleza estructural de Elizabeth Fraser combinada con los dotes de Hope Sandoval de Mazzy Starr o la candidez de Belle and Sebastian, sin embargo, quien canta no es una mujer, es la voz andrógina de su líder Greg González, quien le canta al desamor, a las ansiedades y a ciertos sueños, pero a un ritmo aletargado y que no deja de ser muy sensual (sumándose a una lista no despreciable de cantantes hombres que muchas veces ocupan tonos femeninos que podrían ir desde Robert Plant hasta Geddy Lee, Jamiroquai o Shannon Hoon de Blind Melon). Su voz es fantástica y acá los tambores suavemente tocados apoyados por synthes, con unos coros demasiado frágiles pero arrolladores al mismo tiempo, como el caso de la bellísima ‘Apocalypse’.

Lo que hace grande este disco es el despojo de la pomposidad, es cierto que a veces es en demasía apático, pero es ese mismo sentimiento el que lo hace llegar al borde de lo adorable a ratos, aunque Greg se empecine en cantar al amor, al sexo casual y temáticas que parecen obsesionarle demasiado, este es un disco en que el  cantante esboza cosas como «Abre tu vestido y muéstrame tus tetas en el columpio en el patio de recreo», o de una sugerencia de suspiro de que «Es tan bueno como yo sabía que sería” como si fuera su primera relación sexual, o usando juegos de palabras bien sonsos a ratos: “My lips, your lips, apocalips”, en tanto la veta más romántica, pero también sexual, juega rol en ‘Sweet’, todo aderezado de melodías pulcras y ritmos siempre adormecidos pero absolutamente ensoñadores. Ese link de ambas cosas le da cierta credibilidad a todo esto, como una obra de arte conceptual y muy ligada.

Fueron nueve largos años los que llevaron a González a poder grabar este debut, y todo es un derroche de sensualidad y talento cinematográfico de quien por cierto fuera ex director de cine. Esa imaginación de González está presente en las letras de ‘Flash’ y ‘Opera House’, y donde describe perfectamente este asunto del melodrama del amor. Tal vez el nombre de la banda indica lo que mejor expone el álbum con todo este puñado de letras, un disco tranquilo, para relajarse y fumar ese típico cigarro después de tener sexo y seguramente es así como lo concibió desde un primer momento.

Finalizado 2017 las listas fueron bastante favorables con este debut, tildándolos de los más prometedores, si bien The Guardian hizo añicos la lírica de adolescente enamorado de González, lo puntuó con 4 de cinco estrellas, en tanto otros medios como Pitchfork solo le dieron un 4.0 sobre 10. Han pasado algunos años de su salida y tenemos pocos discos que han propuesto una frescura real en sonido y algunas letras tan sugerentes y sexualmente honestas como estas.

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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