Lacuna Coil en Chile: Un reencuentro litúrgico y estruendoso

Fotos: Vicente Chacón
El quinteto italiano tuvo una presentación punzante frente a un público que se encantó a medida que progresaban las canciones. Una velada llena de negro, distorsión y una entrega total por parte de una banda que se sintió comprometida con su público.
Consagrados a estas alturas como una agrupación emblemática del metal gótico, Lacuna Coil brindó un espectáculo en el Teatro Coliseo enmarcado en el tour de su álbum Sleepless Empire, estrenado el 14 de febrero recién pasado. Un álbum pesado que ahonda en la lógica de la banda al presentar la oscuridad y melancolía del género que profesan.
La noche fue amenizada con la presencia de Kiepja, trío femenino chileno cuya propuesta apegada al metal conjuga elementos ancestrales de la cultura selk’nam. Un proyecto inspirador que apuesta por ser alternativo y un alimento para el alma. Un sonido estremecedor, profundo y oscuro que llega a ser realmente inspirador gracias a la puesta en escena y por lo serio que se toman a sí mismas.
El reencuentro de los italianos con su público chileno fue bastante puntal. Cristina Scabbia y compañía subieron al escenario a eso de las 21.02; cada uno con su maquillaje y atuendo propio. Identidad de la banda que se han esmerado en mantener con el paso del tiempo.
Un reencuentro que entre el público se sintió como un desahogo y deuda por saldar, ya que la última vez que recibimos a los italianos fue en un contexto de prepandemia aquel 20 de febrero en Club Blondie.
Un comienzo tibio donde al público también le costó entrar en calor. La liturgia gótica inició con “Layers of Time”, la cual fue seguida casi al instante de “Reckless”; tema donde el público ya se mostró más entregado a la energía de los músicos.
La presentación de Lacuna Coil se fue apoderando del público de manera progresiva. Bastaron un par de canciones para encender a todo el Teatro Coliseo.
Tanto el guitarrista Daniele Salomone y el bajista Marco Coti lanzaron recurrentemente sus uñetas hacia el público entre algunas de las pausas de cada canción. Junto a ellos, el resto de los integrantes se mostró cercano y cariñoso con su público.
La dinámica vocal entre Cristina Scabbia y los guturales portentosos de Andrea Ferro es una dinámica que aún se mantiene incólume con el paso del tiempo. Una complicidad perfectamente acoplada. Mientras Scabbia impresiona con su voz poderosa e impecable, Ferro se compenetra con el público animándolo a cantar, o bien, siguiendo con sus labios las letras de su compañera y cuando éste entra en acción con sus ásperos guturales, una experimentada Cristina recorre el escenario e interactúa en complicidad con su público.
Una dinámica ágil que no repara en pausas. Incluso el mismo Andrea Ferro se acercó a la primera fila del público para solicitar un celular y grabarse desde el escenario. Un tesoro que aquel fan no olvidará jamás.
La banda se mostró enérgica y muy entregada a su público. A pesar de ello, en algunos pasajes del concierto, Lacuna Coil también fue víctima de la acústica del Teatro Coliseo al acoplarse en más de una ocasión la poderosa distorsión de la guitarra. Cosa que no pasó a mayores, pero que sí fue un detalle que logró notarse.El repertorio de la noche combinó una selección de lo mejor de “Sleepless Empire”, junto a su antecesor, el bien recibido “Black Anima” (2019). Brillaron las interpretaciones de “Apocalypse”, “Now or Never” y “Veneficium”. Del más reciente “Sleepless Empire” destacó la presencia de “Oxygen”, “I Wish You Were Dead” y “Never Dawn”, por ejemplo.
Por supuesto que revisitaron sus temas más queridos, así como “Our Truth” o la portentosa “Trip The Darkness”, canción donde Cristina Scabbia brilló e hizo despegar al público gracias a su enorme voz. La cantante también se dio un momento para elogiar la presencia de su público: “There is such a beautiful energy here, we love you…”, palabras que engrandecieron al recinto.
La agrupación tampoco olvidó la interpretación de una de sus canciones más emblemáticas, su cover al excelso tema “Enjoy The Silence”. Minutos en los que la euforia era total. El desplante de los músicos sobre el escenario estuvo lejos de ser estática. Eso más la experiencia demostrada creó un ambiente conmovedor y apabullante. En los momentos finales del concierto la banda realizó la típica pausa antes del término; momento idóneo para despedirse con “Never Dawn”, así como también con “Gravity”, uno de los hits de su más reciente álbum. Los italianos culminaron con “Swamped XX” y la inspiradora “Nothing Stands In Our Way” que sirvió de himno al ser enaltecida por la propia Cristina Scabbia quien animó al público a cantar el coro junto a ella.
Casi una hora y media de presentación que a pesar de ciertos detalles en el sonido se sintió como una ceremonia que fue de menos a más. La fanaticada se entregó y hacia el final las palmas se deshicieron en aplausos. Un reencuentro mágico donde la oscuridad de lo gótico logró brotar en cada rincón del recinto.