“Las Nueve Vidas de Ozzy Osbourne”: Ozzy demuestra ser el verdadero Iron Man en el último documental que cuenta su vida

“Las Nueve Vidas de Ozzy Osbourne”: Ozzy demuestra ser el verdadero Iron Man en el último documental que cuenta su vida

“¿Saben en qué momento me retiraré? Cuando pueda escucharlos poniendo los clavos en mi ataúd. Y, aun así, voy a volver para hacer un bis. Porque soy el Príncipe de las Tinieblas”. Por más de cinco décadas, Ozzy Obourne se ha encargado de enaltecer ese apodo de “Príncipe de las Tinieblas”, ha trabajado en personificar la oscuridad, la rebelión y el rock & roll en sí mismo y miles de historias se han contado sobre él en esos aspectos. “Las Nueve Vidas de Ozzy Osbourne” es la última producción que da cuenta de la vida del cantante y que el canal  A&E estrenó el  lunes 15 de marzo. Esta es  una producción original sobre el ícono del heavy metal, que contiene su medio siglo de música condensados en dos horas y que profundizan no sólo en su ascenso a la fama y trayectoria musical, sino en su vida fuera de los escenarios, siendo un retrato personal de la mano de familiares, amigos y compañeros de Black Sabbath.

Es muy versátil la forma en que el guion plantea su historia. El docu está dividido en nueve secciones: “Pobreza y Prisión”, “El nacimiento del heavy metal”, “Drogas, muerte y divorcio”, “Diario de un loco”, “Matrimonio y Caos”, “El pecado definitivo”, “No más giras”, “Papá lo sabe todo” y “Retiro”, los que tienen como punto común el mostrar a este hombre, cuan felino, cayendo siempre de pie de cada peripecia o accidente que la vida le puso delante. Así, vemos pasajes de su infancia en la pobreza en Birmingham, hasta cómo se vinculó con la música y cómo Los Beatles le cambiaron el destino. Siempre hay un tono chistoso, divertido pero reflexivo sobre quién mira hacia atrás y analiza su propia historia. El portavoz del heavy metal, el descontrolado, el multiplatino,  celebridad de reality, el niño de un hogar obrero  que pasó seis meses en prisión y el septuagenario que habla sin complejos de sus adicciones y problemas de salud. En el relato no hay maquillajes para que las cosas se vean mejor y la honestidad brutal con la que se pone sobre la mesa lo bueno y lo triste, es  lo más glorioso de este recuento, aunque a quienes amamos al artista por lo que significa en el metal, nos cueste aceptar ese tono porque, y en verdad, implica la conclusión de una historia.

En cada “vida”, se ve que Ozzy tuvo muchos períodos  duros, pero en todos  contó con escuderos que estuvieron ahí para sacarlo a flote:  la separación de su primera mujer, la muerte de su padre, la expulsión de la banda y sus problemas con las drogas y el alcohol,  son adornados por un variado y valioso material de archivo (especialmente las imágenes de las giras en los ’80 y las entrevistas con Black Sabbath).  “Despegamos tan rápido. Nos subíamos a la furgoneta, subíamos al ferry, nos emborrachábamos en el ferry. Fue simplemente genial”, asegura, mientras se cuenta como  “The Wizard” y “Evil Woman” les permitieron llegar  al top 10 en  Reino Unido y al puesto 23 en las listas estadounidenses. Por supuesto que hay espacio para Paranoid (1971) y cómo  les impulsó aún más, tanto que pudieron encabezar las listas en su país y alcanzar el n°. 12 en Estados Unidos.

“No podía creer que mi voz llegaba por la radio y toda Inglaterra me escuchaba”

A través de los ‘80, Osbourne siguió cultivando la imagen del rebelde enfadado y con problemas, y su teatralidad antisocial contribuyó a su notoriedad . Así vinieron Bark at the Moon (1983), The Ultimate Sin (1986) y No Rest for the Wicked (1988), todos multiplatino en  Estados Unidos, lo que le permitió mirar los ’90 en buen pie: No More Tears (1991) también llegaba al top y ante el auge de los festivales de música, junto a su esposa se dieron a la tarea de crear su propio encuentro musical, mientras se preparaban para recibir una extraña invitación de MTV y entrar a la era de los reality show, con cámaras escarbando dentro de su casa las 24 hrs. Y aunque sea un momento absolutamente turbio, también hubo espacio, de boca de los protagonistas, para comentar aquella ocasión en que Ozzy estuvo a un tris de asesinar a su esposa Sharon, su fiel estandarte de siempre. Si bien este es un relato oficial y las palabras están cuidadas, “Las nueve vidas de Ozzy Osbourne” asume la complejidad del personaje dentro de un panorama que nunca salió del caos, e invita a quienes lo adoran a dar fe de que su paso por la música ha dejado huella en quienes crecieron bajo la banda que comandó y con el personaje que construyó. Billy Idol, Ice-T, Marilyn Manson, Rob Zombie y otros, se rinden  a los pies de este hombre que hizo cosas “salvajes y peligrosas que recibimos como señal de libertad”, expone el productor Rick Rubin. Un libre albedrío compuesto por dosis de autodestrucción y clásicos como “Crazy Train”.

Además del tono confesional, la producción es interesante y destacan unos burlescos inserts animados (el del murciélago es genial). Y otro recurso al que se le saca provecho, es el de colocar a Osbourne frente a su propia persona, sentado en una butaca de un cine vacío, donde lo vemos gesticular, reír, emocionarse y enojarse ante lo que ve en la pantalla, ante el repaso de sus locos años.

“Las Nueve Vidas de Ozzy Osbourne” fue producido por su hijo Jack y su mayor virtud es que jamás deja de conectar con el espectador, desde la honestidad y la emocionalidad. Finalmente, queda la impresión que efectivamente ha vivido nueve vidas, cada una pudo ser la última, pero cuan iron man irrumpe al final reconociendo que tiene Parkinson, pero que agradece profundamente los días que ha tenido y que jamás quiso dañar a nadie. “Mi legado es que he vivido la mejor vida que nadie pudiera tener”, dice, y este documental nos deja la confirmación de que hemos disfrutado de lo mejor del Príncipe de las Tinieblas, que su familia se tuvo que tragar el desastre para que varias generaciones crecieran al amparo de los acordes oscuros de Sabbath y de una carrera solista igual de vibrante. Ambición, música, excesos, redención. Ozzy realmente es el verdadero Iron Man.

Macarena Polanco

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