Los Mejores 51 Discos de Rock Chileno: del 20 al 11
Traga
Fiskales Ad-Hok
1995, BMG
20. La poesía punk amarga y directa de Álvaro España quizás nunca estuvo tan bien representada como con este disco. Traga, con ese niño de la portada como obligado a comer, como dando a entender los primeros síntomas de subversión que vivimos: que nos hagan tragar lo que no queremos. Fue un disco que dijo varias cosas en contexto a lo que se vivía en la época, denunciando la sensación de “falsa democracia” que algunos palpaban en 1995, y que los Fiskales apuntaron con certeros dardos. Es el caso de ‘Eugenia’ y el magro episodio de la masacre de Apoquindo, o la dureza del Servicio Militar Obligatorio en ‘No estar aquí’, que resultó ser en definitiva una de las mejores canciones punk creadas en Chile. Hay que decir que Víbora y su guitarra –con ese sonido crudo y devastador- dejó un gran legado en la música chilena, una manera única, un estilo, lo que terminaría por definir el sonido de una banda con largo aliento. Ahí lucían cosas como ‘Río abajo’, ‘Carlitos Jesús’ o la odiosa pero honesta declaración de vivir una tediosa relación de pareja con ‘Perra’, todas canciones donde se denunciaba un agobio, un hastío, como un concepto global de actitud propuesta en Traga. Como en toda la discografía de Fiskales, había mucha rabia, pero también ingenio en esas letras incendiarias al borde de lo poético, de mucha metáfora, pero además planteando soluciones._ P.A.
Fatamorgana
Mecánica Popular
2003, Alerce
19. Hasta entonces, la propuesta de Mecánica Popular iba por el lado del rock de raíz y el mestizaje latinoamericano, heredero de Víctor y Violeta, o de los héroes del rock argentino de los 70. Por eso, escuchar esa tríada inicial de ‘Máquinas y sangre’, ‘Bóveda celeste’ y ‘El sol a veces se equivoca’ es para caerse de espalda. En la columna vertebral de Fatamorgana, el combo de García, Villalobos, Chávez y Álvarez, optó sin tapujos por inspirarse en las atmósferas de OK Computer y Kid A, y en los riffs de Jonny Greenwood. Canciones más luminosas como ‘La flor del viejo hotel’, o de inspiración más cotidiana y popular como ‘El martirio de San Sebastián’, aportan a la paleta sonora de un disco que brilla por su diversidad y buen gusto a la hora de mezclar ingredientes. Después de una obra como Fatamorgana, lúcida en su capacidad de transitar entre los sonidos de vanguardia y aquellos de mayor tradición popular de nuestro país, la historia de Mecánica Popular quedó truncada y opacada por el notorio protagonismo adquirido por la carrera solista de Manuel García. El final, estamos seguros, sigue abierto._ F.G.
Carrera de éxitos
Electrodomésticos
1987, EMI Odeón
18. Señoras y señores pasajeros, tengan todos ustedes muy buenas tardes. En primer lugar, quisiera expresarles que superar el salto a la piscina sin agua del primer disco de Electrodomésticos, no era fácil. Habían volado cabezas con su primer casete, y eso era difícil de superar. Como siempre, es complicado hacer algo a la altura de un debut que levanta buenas críticas, ventas y adoración de la hinchada. Para parte de la crítica musical actual, el movimiento del pop-rock chileno de los 80 es un momento en que varios proyectos vieron la luz, y tuvieron amplia difusión con poco merecimiento. Esa es la parte vacía del vaso, porque la llena nos regaló a los Electro, un proyecto que, viendo cómo se comportó luego la industria en Chile, tuvo amplia repercusión en los 90, y en los 2000, la misma que la banda por sí sola alcanzó en esos años, y que los ha mantenido no sólo frescos en el recuerdo, sino en cada oportunidad de conocer su nuevo material. Carrera de éxitos nos regaló no sólo a una banda que ya había consolidado su estilo, sino que a un compositor como Carlos Cabezas, que luego también conoceríamos como solista, con la misma magia y talento provocador._ E.A.
Aguaturbia
Aguaturbia
1969, Arena Producciones
17. Sin duda, la banda de Denise, Carlos Corales, Willy Cavada y Ricardo Briones hizo historia y está dentro del cuadro de honor del rock clásico chileno. Y no demoraron mucho para dejar legado. Fue su homónimo primer disco uno de los que no sólo revolucionó musicalmente la escena chilena a comienzos de los 70, sino que también, logró convertirse en una obra rebelde y transgresora. Contó con esa inolvidable portada donde aparecen desnudos, reflejando de la mejor forma posible el espíritu libre y la cultura hippie que bullía en esa época en la costa oeste de EE.UU., situación que causó todo tipo de polémicas en un país aún muy conservador como el Chile de aquellos años. Sin embargo, esa actitud no diría tanto si sus canciones no lo hicieran valer por sí mismo. Aguaturbia, grabado sólo en 3 días, cuenta con temas en inglés y español (algunos covers de Rolling Stones y Jefferson Airplane), y la sensual voz de Denise, envuelta en un fantasmagórico trip sicodélico, con jams extensas y verdaderos viajes a parajes surreales, gracias al sonido exquisito de sus guitarras y las ultra volátiles líneas de bajo. Un gran defensor de nuestras aventuras lisérgicas criollas y, a la vez, un disco que con los años se ha convertido en una preciada joya de nuestro rock._ P.A.
La culpa
Los Bunkers
2003, Sony Music
16. La culpa es uno de los momentos más inspirados de la banda penquista, que ya por esos años marcaba cierta distancia de su predecesor, Canción de lejos (2002). Manteniendo la efervescencia brit con la que fueron tan reconocidos en sus primeros pasos, pero permeándola con la influencia clara de La Nueva Canción Chilena, se despacharon canciones como la intensa y bien interpretada ‘Canción Para Mañana’, o el emotivo tributo a Violeta Parra con ‘La exiliada del sur’, brindándonos uno de los momentos más bellos entre ese cruce de músicas chilenas de distintas generaciones. También hubo espacio para el pop, como la aclamada ‘No me hables de sufrir’, la balada rock de ‘Dios no sabe perder’ (que es pura esencia Beatles), o la euforia a lo Kinks de ‘Cura de espanto’. Los Bunkers nos mostraron un álbum variado, más maduro y quizás, para muchos, el mejor facturado en su carrera._ P.A.
Ríndanse terrícolas
Chancho en Piedra
1998, Sony Music
15. Por una parte, adolescencia, festividad, pero ante todo, la frescura y urgencia que acompaña a los jóvenes cuando agarran los instrumentos y se ponen a tocar música. Por la otra, una banda que desde un principio logró estar a tono con el virtuosismo que se necesita para tocar funk rock. Ríndanse terrícolas, el tercer disco de Chancho en Piedra, marca el equilibrio perfecto entre un talento que crecía, con una madurez/adultez que inexorablemente los acechaba. Un disco que suena maravillosamente bien, con letras que aún se mantienen pueriles (incluso hay alguna –adivinen cuál- que no pasaría los estándares éticos de los tiempos que hoy corren), y una banda tocando mejor que nunca, sonando como cañón cuando tiene que hacerlo (‘Moscardón’), y con el gran sentido del ritmo que toda banda con raíz funk debe tener (‘Yakuza’, ‘Discojapi’). El disco más sobresaliente de una banda que metió las guitarras afiladas en todas las radios y estadios, y a la postre, identificó mejor a la juventud chilena del fin de siglo._ F.G.
Congreso
Congreso
1977, EMI Odeón
14. Ni la dictadura militar, ni tampoco el correspondiente desmembramiento interno que sufrieron momentáneamente, pudieron aminorar la vehemencia musical de Congreso. Congreso, es un disco irrespetuoso, que entregó un colorido baile (‘El color de la iguana’) en una época de manifiesto dolor, que sacó de la carrera de arquitectura a Sergio “Tilo” González, y lo instaló a partir de este disco como el principal compositor y líder de la banda. Pero, sobre todo, este es un disco sensible, que entregó con elegancia un afilado mensaje encubierto en inteligente poesía, en un contexto donde la canción protesta era presa fácil de torturadores. Parte de esta inteligencia fue estampar postales que suenan inocentes, pero que hacen eco hasta hoy, como ‘Volantín de plumas’ y ‘El cielito en mi pieza’. Congreso es el disco definitivo que los separó de otras bandas que sumaron elementos folclóricos y los llevó hacia lo progresivo con canciones como ‘Tu canto’, ‘Arco iris de hollín’ y, principalmente, ‘Los elementos’._ G.C.
Los Tres
Los Tres
1991, Alerce
13. En pleno proceso de recuperación de la democracia, y entre una estructura contracultural que se reorganiza y una industria llena de mitos, vacíos y prejuicios, el homónimo de Los Tres comienza a modelar un sonido que sellará para siempre lo que con gusto hemos llamado “rock criollo”. Musicalmente, pese a las deficiencias en el sonido, las guitarras de Ángel Parra sobre la característica base rítmica de Pancho Molina y Titae Lindl encuentran varios puntos de clímax a través del disco, como en el imbatible dúo que componen ‘Flores secas’ y ‘Pájaros de fuego’, y la desgarradora ‘Amores incompletos’. Punto aparte para el nacimiento de Álvaro Henríquez, líder indiscutible y clásico por donde se mire. Guitarras venidas de los añorados años 60 y letras con vocación popular, que abordan temáticas de desamor y una cuota justa de ironía política, como en ‘Sudapara’ y ‘La primera vez’. Al menos ocho de los diez tracks tuvieron rotación radial en algún momento de la década y son canciones obligadas de sus conciertos hasta hoy, además de inscribir en la memoria emotiva del país himnos como ‘Un amor violento’ y ‘He barrido el sol’. Los Tres es un ramo obligatorio._ C.R.
Para los arqueólogos del futuro
Congreso
1989, Alerce
12. Como toda su discografía, Para los arqueólogos del futuro es fruto de su contexto histórico. Y es que Congreso, a pesar de ser una banda trascendental e inmortal, siempre ha entendido el importante rol moral que tienen para con la contingencia nacional. En sus discos podemos entender las sensaciones y resquemores de una época en particular, pero también reflexionar sobre los valores atemporales propios de la humanidad. Es 1989, la dictadura al fin está terminando y en pleno auge del new age no existe claridad acerca de nada, por eso la banda decide ir más allá en su propuesta filosófica, viajar al futuro y escribir, historiar, investigar y hacer trabajo de arqueología para entendernos desde ahí, a través de nuestros vestigios, de nuestras fuentes. El disco pretende responder cuestiones elementales como ¿qué somos?, ¿cuál será nuestro legado?, ¿en qué nos hemos convertido? Nada está muy claro en el álbum, salvo los valores eternos como la defensa de la libertad y la permanencia del amor como motor de la humanidad, en contraposición a la violencia, el odio y la opresión. Una obra maestra de nuestra música, una comunión entre ciencia ficción y realidad, entre todas las edades del tiempo y para todas las esquinas del mañana._ C.R.
Corazones
Los Prisioneros
1990, EMI Odeón
11. El revolucionario, el “Che Guevara de la música nacional”, se atrevía con un disco aún más electrónico que Pateando piedras y, más encima, grabado en solitario. Ni siquiera Miguel Tapia, que aún seguía en carrera luego del alejamiento de Narea, había viajado al estudio de Los Ángeles, California, para ponerse a las órdenes de Gustavo Santaolalla. Peor, las canciones no sonaban ni políticas ni sociales, sino de amor, por lo que la cuarta entrega de Los Prisioneros generó decepción entre varios de sus seguidores más contemporáneos. A diferencia de lo que pudo ocurrir con el público más joven y desprejuiciado, que en los 2000 ya eran mayores y comenzaron también a hacer música, poniendo a Corazones como el disco insignia del nuevo pop chileno de estos días. El mejor trabajo “solista” de González, por sonido y letras universales que no necesitan explicación de contexto._ E.A.
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