Marty Friedman en Chile: Con el talento al servicio de la emoción

Marty Friedman en Chile: Con el talento al servicio de la emoción

El frío de la noche en Santiago no amilanó a los fanáticos que, desde las 18:45, ya se agolpaban frente al Teatro Cariola. La espera gélida pronto se transformó en calor musical y emoción pura.

Fotos: Jerrol Salas

La velada comenzó con Hidalgo , banda nacional de metal progresivo liderada por Gabriel Hidalgo, quien con cinco temas ejecutados con precisión y toques de influencia Cacophony , prendió al público y anunció su show del 29 de agosto por el décimo aniversario de Lancuyen .

A las 21:30 subió al escenario Claudio Cordero junto a Plasma, demostrando por qué es uno de los guitarristas más respetados de Chile. En apenas media hora, dejó al público listo para lo mejor de la noche. Ver sus dedos volar por el mástil no deja indiferente a nadie. Cinco canciones dejaron más que entusiasmados a los asistentes para lo que se venía, y vaya experiencia se venía.

Esa gran expectativa tenía nombre: Marty Friedman . A las 22:30, con un look clásico de jeans ajustado, camisa brillante y su melena rizada, saltó al escenario junto a su banda japonesa. El piano de “Deep End” dio inicio a un show cargado de carisma, cercanía y energía desbordante.

Su baterista, Charge , fue una verdadera estrella: vestido como salido de los 80, con fuerza y expresividad, se robó más de una mirada. También destacó Wakasaemon , su joven bajista, con mucha precisión sobre el escenario. Friedman, siempre cercano, saludó al público, bromó con expresiones chilenas y reveló que el concierto sería grabado para un álbum en vivo. «Chile es mi lugar favorito», aseguró a Nación Rock . Y se notó. 

Entre los momentos más emotivos, sonaron el cover de Amagigoe y el icónico solo de “Tornado of Souls”, homenaje a su etapa en Megadeth. Pero también mostró su versatilidad: entre melodías sentidas, improvisaciones sutiles y covers de bandas japonesas, Friedman demostró cómo el talento sirve a la emoción. Tras una breve pausa, regresó al escenario con la camiseta de la selección chilena, una tradición querida por sus fans. La despedida fue contundente: dedicó “For a Friend” a Jason Becker, su amigo y compañero en Cacophony, invitando al público a recordar a quienes pasan por momentos difíciles. Un cierre perfecto para una noche inolvidable.

El frío nunca entró al Cariola.

Nacion Rock

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