“No Prayer for the Dying”: Iron Maiden de regreso a lo básico

“No Prayer for the Dying”: Iron Maiden de regreso a lo básico

EMI Records, 1990

Tocaron techo, a nivel compositivo, con Seventh Son of a Seventh Son (1988); es un hecho que no se puede discutir. A lo que se le sumó la sensible baja, apenas comenzó la década, de uno de sus guitarristas que deseó dar un paso al costado: Adrian Smith. La vacante fue llenada por el sonriente Janick Gers; quien fue parte del proyecto solista, inclinado al heavy metal, de Ian Gillan. Pero este nuevo integrante tuvo doble rol: se encargó del debut individual de Bruce Dickinson —Tattooed Millionaire; para cinco meses más tarde presentarse en una nueva producción de Iron Maiden: No Prayer for the Dying.

Colocada en estanterías el 1 de octubre de 1990, la octava incursión se llevó a cabo en el granero de la granja propiedad de Steve Harris —en el condado inglés de Essex. Como dictaba la tradición, tras las perillas estuvo el inmortal Martin Birch. La portada encomendándosela, cómo no, a Derek Riggs; y que para la remasterización de 1998, por petición del mánager se omitió al sepulturero —junto con añadirle algunos detalles extra, como la pequeña placa que pasó de estar vacía a llevar una inscripción.

Dejaron atrás las largas duraciones y fases experimentales —con la excepción de algunos teclados de Michael Kenney, músico externo que desde allí siguió apareciendo en el estudio por el resto de los 90’s. Optaron, en contraposición, por una entrega directa; cuyo inicio le corresponde a la punzante Tailgunner —enlazada, por clara temática de belicismo aéreo, a Aces High (1984). Este artillero de cola, “que debe escalar el cielo”, tomó su nombre de una película pornográfica —como aseveró el vocalista, que para ese punto su técnica era más rasposa que operática. La vibra jovial de Holy Smoke —que acentuó el humorístico video basado en Perfect Strangers de Deep Purple; se resume como una mofa que roza lo profano hacia los tele evangelistas estadounidenses, envueltos en varios escándalos por aquella época, al sacar provecho monetario de los creyentes.

El tema homónimo, No Prayer for the Dying, entra en aguas profundas; partiendo con tempo lento para tener un acelerado cambio de ritmo —el cual se mantuvo en Public Enema Number One. En tanto, el cuerpo central pasa desapercibido con fórmulas que podrían calificar como genéricas —Fates Warning, The Assassin y Run Silent Run Deep.

Por su parte, Hooks in You trajo a colación la única que lleva la firma del ya mencionado Adrian Smith —habiendo quedado escrita, en colaboración con Dickinson, antes de su partida. Es un elemento que llama la atención, puesto que toca uno de los favoritos Maiden-mitos: la historia iniciada por Charlotte the Harlot (1980) y 22 Acacia Avenue (1982). Aunque en realidad fue debido a una fortuita historia verídica que le ocurrió al cantante junto a su esposa: “Fuimos a comprar una casa con Pady, una en que vivían tres chicos gay; uno de ellos obviamente sadomasoquista. Miramos a nuestro alrededor y tenía todas estas vigas, y en una habitación había unos enormes ganchos industriales atornillados a las vigas. Mi mente quedó atónita pensando para qué podrían usarse. No podría escribir sobre chicos gay, ¿pero qué pasa si vas a la casa del Sr. y la Sra. Promedio y encuentras todos estos ganchos en el techo? ¿Qué hacen ellos?”.

Edición original (1990) y re-edición (1998).

Bring Your Daughter to the Slaughter, en un comienzo mostrada en solitario por el cantante para el soundtrack de la 5ª película de Freddy Krueger (1989), para esta nueva versión ganó frescura y vertiginosidad —siendo el único single promocional #1 que tienen en Reino Unido. Que fuese así, y no figurase en la ópera prima de Dickinson, correspondió al deseo de Harris; quien le vio potencial para la Doncella de Hierro. Según ha dicho su creador, la composición tomó unos cuantos minutos; inspirándose en el poema A su esquiva amada, del inglés Andrew Marvell, publicado de manera póstuma en 1681 —mientras que los fragmentos del clip, en blanco y negro, correspondieron a la cinta The City of the Dead (1960).

Casi llegando a lo callejero, apuntando a una vibra cuasi mundana; es un sobrio trabajo, para el estándar acostumbrado —cuyo cierre se le encomendó al filoso riff de Mother Russia. A pesar del calibre de varias de las pistas, descontando un efímero asomo de Tailgunner y Bring Your Daughter, ninguna de ellas sobrevivió a la gira promocional —gira promocional, por lo demás, que es una de las muy pocas de las que no tiene ningún registro audiovisual profesional; pareciendo haber puesto el piloto automático hasta la siguiente disco —el controversial Fear of the Dark (1992).

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