Turnstile en Lollapalooza Chile: Haciendo del hardcore la mejor pista de baile

Turnstile en Lollapalooza Chile: Haciendo del hardcore la mejor pista de baile

Turnstile se siente y percibe como la mejor fiesta y celebración de una banda de hardcore y rock donde todas y todos son bienvenidos. Sea donde sea que te hayas encontrado con su música, en el reciente, diverso y cuasi experimental «GLOW ON», en aquella ráfaga de riffs incitadores de «Time & Space» o ese contundente y vulgar despliegue de hardcore genuino de sus dos primeros discos (su primer EP y el gran «Nonstop Feeling»). La banda se preocupa de unir todo su mundo musical para que tanto sus fans vieja escuela y los que llegaron «atrasados» a su propuesta, se sientan cobijados al son de un cálido ambiente, de energía, pasión y riffs descomunales.

Tras la ceremonial intro de su nuevo tema «MYSTERY» y su épico coro nace todo. No hay tiempo para mucha parafernalia, porque la entrega es con actitud, guitarras y una banda en constante movimiento. «Real Thing», «BLACKOUT», «UNDERWATER BOI» seguían la senda. Turnstile se nos muestra como un fenómeno, donde muchos estilos son invitados, pero al mismo tiempo siguen siendo fieles al espíritu expansivo y bullicioso del hardcore.

Porque sí, hay mareas musicales, donde la percusión del merengue rebota en un ritmo de música house (que buen batero es Daniel Fang), pero no sin antes transponer lo que suena como coros de estadio y un ritmo pop-punk aplastante de uno-dos. Le gusta el juego de la variedad de la música a la banda y sabe donde tirar sus fichas, más aun, en vivo. Brady Ebert, lúcido guitarrista con polera de los legendarios Buzzcoks y por otra parte, Franz Lyons, bajista que hizo noticia en las redes por ponerse de forma improvisada la camiseta de Colo-Colo, embistieron el escenario con la marcha abrasiva de tema tras tema, acompañando a la figura de Brendan Yates, su vocalista que no se cree tanto el cuento de maestro de ceremonia, pero que no dudó en entregar un hiperactivo movimiento que nos decía más que mil palabras, hasta lanzarnos un «Love You!» cerca del cierre con temas como «GRAVITY» o la espléndida «HOLIDAY», de esta verdadera invitación abierta al hardcore de síntomas rocanrolizados.

Hay tres cosas, históricamente hablando, que el hardcore venera por encima de todo: la naturaleza propia de las relaciones interpersonales entre sus músicos, el hardcore en sí mismo y mover el cuerpo como si fuera una pista de baile. Turnstile reconoce respetuosamente sus cimientos donde sus tocatas eran verdaderos campos de batalla, mientras que la banda, especialmente en «GLOW ON», lleva al tercer nivel, el hardcore seductor, a ratos atmosférico y sobretodo, muy bailable.

La única constante ha sido la propia banda de Baltimore, es que es un equipo intransigente que se ha mantenido firme en su sonido y actitud y lanzando trabajos de forma muy regular, esperando que la gente se sienta atraída por su órbita en lugar de competir por la atención o el estrellato máximo. Una portada rosada es la que adorna su último disco y sirvió de telón para esta jornada y que simbólicamente nos habla de esto, de un minimalismo que esconde pura adrenalina, convicción y un show que es completamente disfrutable.

Nacion Rock

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