«Abigail»: la historia de horror de King Diamond que cobra venganza eternamente

«Abigail»: la historia de horror de King Diamond que cobra venganza eternamente

Roadrunner, 1987

Abigail es el macabro engendro del mal y figura de culto del heavy metal, creado por King Diamond en una historia muy bien elaborada, como si se tratase de un gran maestro de literatura de horror, en un cuento digno de llevarse al cine y con muchos clichés de historias de terror de mansiones, posesiones y casas embrujadas, que en los ochenta eran todo furor.

Abigail fue (o es) una criatura capaz de matar y comerse a sus propios «entes», es decir, los cuerpos que ha utilizado para posesión a través de los años y que King Diamond, a más de 30 años de la salida de este gran álbum (muy bien construido musicalmente además gracias a la enorme contribución del guitarrista Andy La Rocque), ha querido volver a poner en el tapete y a invocar en sus shows en vivo: su gran obra, la maldita y conceptual historia de uno de sus más aclamados álbumes, por cierto.

La leyenda que alberga el concepto que desarrolla KD data de aquel profético 7 de julio de 1777, que fue cuando Abigail nació muerta, pero por alguna razón del destino, quiso zafarse del profundo olvido de la muerte reengendrándose en forma de demonio a través de los siglos. Abigail, en el disco de Diamond (que se sitúa en 1845, es decir casi 70 años después de su no-nacimiento) posa su espíritu dentro de Miriam, quien se encuentra embarazada y es la esposa del protagonista de la historia, Jonathan La Fey. Esta pareja al llegar a la Mansión LaFey, heredada por sus antepasados, son advertidos por Los Jinetes Negros («Black Horsemen»), unos tenebrosos y espectrales personajes, diciendo que no habiten la casa y que si lo hacen «el 18 se convertirá en 9.» (el álbum en sí está lleno de numerologías y el 9 y el 7 están presentes en casi todo), pero LaFey no los toma en cuenta, solo hasta que es su antepasado el Conde La Fey que mediante una aparición fantasmagórica le advierte del demonio que lleva dentro su esposa, pues La historia se había repetido anteriormente: la esposa del conde había estado embarazada también producto de una relación infiel y llevaba consigo a la futura malvada Abigail, que al parecer de la placenta de su madre hereda una sed de venganza, pero que para esa oportunidad él la arrojó de las escaleras, matando así a la criatura que estaba por nacer, aunque momificando al feto por una insana y extraña razón.

Mientras el disco se va desarrollando, se nos cuentan más detalles de esta teatral representación de estudio, adornado con los alaridos del maestro Diamond, quien le da más terror y ficción al relato con sus voces y diálogos, y cuando se llega a esta parte es Jonathan quien con total convicción piensa en hacer lo mismo que su antepasado, pero es justo ahí cuando ya damos cuenta que fue demasiado tarde, pues al llegar a las escaleras es Miriam quien empuja a Jonathan, ya que ya había sido poseída por el espíritu de Abigail, quien por cierto aprovecha de matarla con esos «ojos amarillos», ya que no sobrevive al parto, y no tan solo se conforma con ello, pues Abigail termina por comerse a su madre a vista de los jinetes que llegan a presenciar la horripilante escena.

El final de Abigail llega cuando Los siete jinetes llegan a la mansión y descubren al bebé Abigail en el sarcófago, comiendo algo demasiado horrible para que el narrador lo mencione (aunque el hecho de que se encuentre en el sarcófago sugiere que Abigail está comiendo su propio cuerpo anterior).

Asombrados, la llevan a enterrar en una capilla escondida en el bosque con siete clavos de plata atravesados por su cuerpo (un entierro oído como la introducción al álbum), con la esperanza de que esto evitará una nueva resurrección, aunque todos los meses de julio se vuelven a escuchar sus sonidos dejando su huella de no muerte en toda esa mansión, apropiándosela para sí eternamente.

En 2002, tuvo su venganza en forma de álbum («Abigail II: The Revenge»), tema que sin duda queda para una segunda parte.

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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