“Bigger, Better, Faster, More!”- 4 Non Blondes: cantando por una revolución en plenos 90’s
Interscope Records, 1992
El 13 de octubre de 1992 4 Non Blondes publicaba su primer y único álbum: “Bigger, Better, Faster, More!”. Probablemente el título trataba de sintetizar lo que estaba ocurriendo a comienzos de los 90 en la escena musical: una innumerable lista de artistas y de bandas produciendo álbumes que no trataban de seguir un estilo particular o de aplicar un conjunto de reglas determinadas por la historia y la tradición del rock y del pop, sino de crear nuevos sonidos a partir de una actitud descomplicada, de la versatilidad como atractivo central, de la creación libre y espontánea y de la carencia de algún trasfondo profundo de sentido y significado –lo cual, en conjunto, abriría paso a lo que se denominó como el rock alternativo-. En este nueva configuración que se gestaba a comienzos de los 90 con bandas como 4 Non Blondes era clave cumplir con las nuevas exigencias de una generación que se había agotado del glam rock, de todos los elementos estrafalarios que se habían venido asociando a la música y que la habían convertido en todo un espectáculo masivo -como las luces, la pirotecnia, el maquillaje, la vestidos-, y que lo único que quería era más música, más pura y más honesta, íntima de alguna manera, que les permitiera entrar en un contacto mucho más profundo con su individualidad.
“Bigger, Better, Faster, More!” trata de representar todo este nuevo sentido de emergencia, depuración y simplificación. Pero el álbum, finalmente, no cumplió a nivel comercial con las expectativas que había sobre un grupo de cuatro mujeres, lideradas por Linda Perry, que promovían en sus letras, en su estética y en sus canciones un claro mensaje de igualdad de género y de revolución. Para los 90’s el ideal revolucionario, que se trataba de rescatar a través de un proceso que obligaba a volver a los ideales hippies, resultaba infructuoso, entendiendo que esta nueva generación estaba agotada de que la música tuviera necesariamente un contenido político y social.
Pero más allá del anacronismo de temas como la revolución, la lucha contra las instituciones y la forma en la cual el destino del mundo se orientaba de acuerdo a la voluntades de unos pocos, el álbum musicalmente carece de identidad: la banda transita entre el rock alternativo; el hard rock en canciones como “Calling All the People”; el Funk en “Old Mr. Heffer”; el Blues –“Pleasenty Blue”; y las baladas acústicas –además de «What’s Up» se puede hablar de temas como “Morphine & Chocolate” y “Spaceman” que se proyecta lentamente a través de un sonido marcial en el redoblante-.
Pero a pesar de la carencia de una identidad, en medio de esa urgente exploración de una banda que en su primer álbum no decidía aún cuál camino debía tomar –y por ello es una lástima que no hubieran grabado más álbumes- hay canciones bastante sólidas, dentro de las cuales se puede destacar “Spaceman” y “Dear Mr. President”. De todas formas estas canciones fueron opacadas por el inmenso éxito de “What’s Up”, un éxito radial, una canción que habla sobre la decepción ante un mundo controlado políticamente, pero sobre de todo de la impotencia experimentada cuando se observa todo el daño pero lo único que es posible hacer es preguntarse qué está pasando; y escribir una canción para contar cómo esta impotencia lleva a una persona a acostarse en su cama y llorar. Pero esa persona, al final, lo sigue intentando, día a día, y además reza a diario por la revolución.
La banda expresa estas sensaciones con una guitarra acústica que toca solo cuatro acordes, una y otra vez, una batería que lleva el tiempo a través de toques en el segundo y en el cuarto tiempo del compás en el aro del redoblante, y una guitarra eléctrica con leads en la mitad de los versos. Las integrantes aparecen en el video con botas militares, sombreros altos, gafas de aviación, dreadlocks, vestidos largos o camisas de leñador, y entonces se entiende la importancia que tenía para la banda propagar un mensaje de cambio y transformación, aunque fuera el único mensaje que lograron transmitir en una carrera demasiado corta, pero que igualmente se mantendrá eterno y atemporal en la medida en que todas las generaciones siempre se preguntarán qué sucede en el mundo, qué se necesita cambiar, pero sobre todo cómo se puede seguir gestando el sentido de la revolución por medio de música y la libre expresión artística.
Por Alberto Aldana