Cancionero Rock: «Dead Embryonic Cells» – Sepultura (1991)

Cancionero Rock: «Dead Embryonic Cells» – Sepultura (1991)

El «Arise» es un disco brutal de Sepultura en muchos sentidos. Musicalmente es una simbiosis casi perfecta entre el death y el thrash visceral del que fueron muy influyentes ellos mismos, pero a la vez nos dejó contundentes mensajes de la decadencia de un mundo sumergido en la guerra, el holocausto, la radiación y en las ambiciones de poder de los «cerdos de guerra», es decir, de los gobernantes que mueven los hilos y dejan correr sangre inocente en pos de ambiciones económicas.

La visión que expuso «Dead Embryonic Cells» y la lírica sobre todo de los primeros discos de la etapa de los brasileños era muy mordaz y crítica, acá ya dan cuenta de cómo las natalidades y generaciones futuras vivieron ya en un mundo sumergido en el caos y la violencia, pues estas «células embriónicas» nacen contaminadas ya y muertas en un mundo devastado por el régimen de la miseria, hambre y dolor provocada por estas nefastas guerras.

«Puedes comparar esta canción con ‘Inner Self’ de Beneath the Remains. Empieza muy lento y amenazador, pero ‘Dead Embryonic Cells’ tiene mucho más cambios que ‘Inner Self’. Las letras tratan sobre cómo las generaciones actuales, pero también las futuras, nacen en un mundo muerto. Un mundo arruinado por sus propios antepasados que vivieron generaciones antes que ellos. Andreas Kisser (guitarra) hace una de sus melodías de guitarra psicodélicas típicas como la que hizo para ‘Mass Hypnosis’ en el álbum anterior (Beneath the Remains)» declaraba Max Cavalera en la Aardschok/Metal Hammer en Abril de 1991.

El video, que se puede encontrar en aquel VHS de culto llamado Third World Chaos, y que se lanzó en DVD como parte de Chaos DVD, fue uno de los imprescindibles de aquella gran etapa del Headbangers Ball en MTV, donde podíamos ver, en su programación habitual, videos de grandes exponentes del thrash y metal de la década noventera que recién arrancaba (y a Sepultura, tal vez, en uno de sus mejores momentos).

Patricio Avendaño

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