Cancionero Rock: «The Eternal» – Joy Division (1980)

Cancionero Rock: «The Eternal» – Joy Division (1980)

La lírica de Ian Curtis resulta ser escalofríante. De eso no cabe ninguna duda. El «alma», compositor y escritor de Joy Division realmente se movía por territorios pantanosos al poner su pluma en cada canción de la banda. La gran gracia y diferencia es que esa pluma estaba cargada de poesía oscura, maldita, pero al mismo tiempo muy penetrante en todos tus sentidos, lo que ha hecho tan trascendente la vital obra del hombre de las lúgubres letras de los eternos íconos del post punk de Manchester.

Según cuenta su biografía, Ian escribió «The Eternal» sobre un niño mentalmente impedido que vivió en su calle cuando él estaba creciendo. Al niño nunca se le permitió salir del patio de su familia. Muchos años más tarde, regresó a la vecindad para encontrarse que el muchacho era ahora un hombre, y todavía estaba confinado al patio de su familia. Ian se sorprendió por el hecho de que el mundo entero de este hombre estaba destinado sólo al patio por toda su vida, redondeando las obsesiones que tenía con estos temas: el aislamiento, la desolación, la muerte en vida.

Pese a que hay motivos claros para pensar en que la letra está cargada de emotividad por perder a un ser querido hay versos que demuestran que esta canción refieren a alguien que está vivo, pero que se mantiene hermético de mostrar sus emociones: hablar, bailar, cantar, escribir y de ahí que la tristeza reside en ella de una forma tan o más fuerte que la propia muerte. Es la representación de la frustración de las personas con discapacidad mental por no poder expresarse. Letras como «intentaron gritar en el calor del momento/poseídos por una furia que arde desde dentro» y «ninguna palabra puede explicar, ninguna acción determina nada» o «a pesar de la interna comunión/acepto como una maldición tan aciego reparto» implica que esta persona tiene emociones, pensamientos y deseos como todos los demás, pero es incapaz de articularlos y hacer que la gente lo entienda.

Es terrible, pero al mismo tiempo hay mucha dulzura en esa fúnebre letra, admirando esta pena e impotencia desde esta especial trinchera a esta persona que a la postre, inmortalizó con su letra y con esa música aletargada y oscura además, que es donde más y mejor se movía JD para calarte el corazón y cerebro.

Patricio Avendaño

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