Circus Maximus en Chile: un ovacionado retorno

Circus Maximus en Chile: un ovacionado retorno

El grupo noruego deleito a sus fanáticos locales recorriendo lo mejor de su discografía

Fotos: Francisco Aguilar 

Ocho años tuvieron que pasar para que Circus Maximus volviera a pisar tierras latinas, siendo su presentación en el Club Chocolate una que difícilmente será olvidada por sus más acérrimos seguidores. La razón es que el show estuvo lleno de energía y carisma, siempre comandado por Michael Eriksen en su impecable desempeño vocal, como en las constantes interacciones con el público, grabando tanto con su celular como el de los asistentes el fervor que desprendían los presentes. El grupo no ha publicado nuevo material desde «Havoc» del año 2017, pero esto no fue excusa para detener el encuentro: había que celebrar los años de trayectoria y la lealtad de seguidores chilenos reconocidos como uno de los más involucrados del globo.

Delta se encargó de calentar motores, quienes con nueva formación y con un disco a ser lanzado a la vuelta de la esquina, son considerados unos favoritos dentro de bandas nacionales del género. «Gemini», un adelanto de su disco del mismo nombre a ser publicado el 27 de septiembre abrió con el potente desplante y registro de Paula Loza, seguido de otros cortes como «At Last» y «The Tower». Destaca también el carisma de Marco «Nekokatsu» Sánchez y el sonido de su bajo Warwick Streamer Stage de 6 cuerdas. Esperemos la marca en cuestión – y otras más- visibilicen a los exponentes nacionales con más atención.

A la hora acordada posteriormente ingresa Circus Maximus sin mucho preambulo en torno a los éxitos a recorrer: «Foring» y «Architect o Fortune» van anticipando lo que será la velada, una revisión en su mayor parte de canciones del exitoso disco «Nine» del 2012. «Sin», «Havoc», «A Darkened Mind» y «Abyss» prosiguen mostrando a un juguetón y enérgico Eriksen, quien se veía complacido por la acogida del público y cómo estos coreaban las canciones. El sonido del guitarrista Mats Haugen destacó por su limpieza y precisión, siendo sin duda un integrante imprescindible en la trayectoria compositiva y conceptual del quinteto.

También hubo harta presencia de canciones del disco «Isolate» del 2007, necesarias de traer si la fecha implicaba un recorrido discográfico para los fanáticos. «The One, «Namaste», «Wither» e «I Am» fueron apareciendo ya llegando a la recta final del show, cuyos guiños musicales a Dream Theater o Queensryche son evidentes dentro de las influencias de Circus Maximus. El baterista Truls Haugen también destacó en su precisión, además de cantar guturales en algunos segmentos de las piezas.

Para finalizar, las épicas «Chivalry», «Game of Life» y «Ultimate Sacrifice», las que entregaron los últimos momentos de pasión a los asistentes, quienes pedían más canciones a pesar de verse exhaustos. Pareciera que basta con tener una ejecución cuidada y una cálida interacción con la fanaticada para entregar una presentación de calidad memorable, cuestión que los noruegos deben tener muy claro. Registros de la pasada noche están en redes sociales para quienes quieran ir a ver los perfiles del grupo, y se agradece que exista este nivel de compromiso en grupos que, si bien no son masivos y se asocian más a nichos underground del progresivo, se entregan a su selecto público sin reparos.

 

Rodolfo Galleguillos

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