Disco Inmortal: Red Hot Chili Peppers – By the Way (2002)

Disco Inmortal: Red Hot Chili Peppers – By the Way (2002)

Warner Bros., 2002

Tras el regreso triunfal y emotivo de John Frusciante a los Chili Peppers el ’99 con «Californication», la banda encontró lo que es -tal vez y sin menospreciar ese notable «Stadium Arcadium» (2006)-, su última gran proeza, al ser capaces de lanzar un disco con carácter de obra maestra, puliendo todo lo bueno que se hizo en «Californication», pero llevándolo a un nivel superlativo de inspiración y poder lírico en el existencialismo, reviviendo, en nombre de California, de los Beach Boys, de la ciudad, de la playa, sus propios rincones oscuros, todas sus vivencias en una tirada, como si se tratase de esos «túneles oscuros al borde de la vida», pero con una vibra impresionante.

Nuevamente, decíamos, con Frusciante como puntal de motivación, no quedaba más que Flea y Kiedis se arrimaran a este árbol generoso de buenas ideas y canciones, marcando así un inicio de siglo con uno de los mejores momentos de su carrera, porque, en «By the Way», hay talento de sobra, pero sí, además una pasión como la que Chili Peppers transmitía a sus fans, aunque cada vez más, y de a poco, desmarcándose de esa furia rap enarbolada y esa histeria funk/rock de sus primeros pasos, para darle paso al buen trato a la guitarra melancólica y las letras de corte espiritual y aventurero. «By the Way», nuevamente nos dejó sabrosas historias que aún se guardan en el colectivo de nuestra mente, y de parte de una de nuestras bandas favoritas de la vida (y en que este álbum ayudó más a ello).

«Pasamos mucho tiempo repasando cada nota y buscando una manera más simple y hermosa de expresar los sentimientos más complejos» dijo Flea por esos años, a lo que Frusciante agregaba que «hemos hecho algo que superó expectativas». La sorprendente marca de «Californication» sonaba tan difícil de superar y, de alguna manera (o quizá de una forma distinta) «By the Way» lo hizo, gracias a esa magia metafórica utópica de ‘Universally Speaking’ influenciada notoriamente por la E.L.O., la soltura y efervescencia natural de ‘By the Way’, o el romance épico puesto con todo el corazón en ‘I Could Die for You’ y las sublimes ‘Tear’/’Warm tape’, que nos mostraban a un Anthony Kiedis muy «enamorado del amor», tanto de su chica del momento como de sus compañeros de banda y del gran momento que vivieron tras la gira que les significó su exitoso disco anterior, pero con un factor muy beatlesco esta vez, más que el Bowie infiltrado en su aura en el anterior.

Tanta pasión no dejaba paso a la técnica, aunque a primera mirada no se notara tanto. Fue un trabajo rudo de composición (y descomposición), de rehacer, unir, juntar partes. Frusciante fue un poco más allá incluso con toda esa genuina creatividad y experimentación al trabajar con nuevos efectos y pedaleras, sin contar los vientos y la mirada hacia otros estilos como el ska retro escuela de ‘On Mercury’ o la marcha de esas bellas acústicas flamencas españolas en ‘Cabron’ o los Big Muff cosecha Flea total para la electrizante ‘Minor Thing’ y mellotrones para la emotiva ‘Don’t Forget Me’.

Iba además como un single asegurado ‘The Zephyr Song’ y el ritmo cabalgante y la enternecida voz de Kiedis ya marcaban una gran diferencia y vaya cómo quedó clavada en nuestra cabeza esa melodía, ‘Venice Queen’ tiene todo para la imaginería de playa y de historias en torno como a las que inventó el cantante para el tema. El disco, tal como otras preciadas joyas de la banda, brilló por lo entretenido y diverso, aunque también lo hizo con el factor sorpresivo de abrazar completamente un sonido que fue por estas queridas melodías y no con el rock visceral de antaño, el cual de todas maneras, aunque de forma mezquina, podemos encontrar, casi como de forma única en la notable ‘Throw Away Your Television’ y en ‘Can’t Stop’, por cierto, una de las más pegadizas y poderosas canciones de esa energía y power funk llenas de vitalidad en su historia.

Fue un hito. Otra vez los cuatro grandes más el «quinto integrante» como el productor Rick Rubin lograban tocar el cielo con las manos. El trabajo no quedó exento de críticas por su sonido pop, pero el tiempo vaya como le ha dado la razón y el gusto, con muchos de nosotros clamando hoy en día porque la banda facture algo parecido a este magnífico disco hecho tan «By the Way».

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *