Disco Inmortal: Fiskales Ad-Hok – Fiesta (1998)
C.F.A., 1998
«Panem et circenses» es una locución adverbial peyorativa que significa «pan y circo». Para Fiskales Ad-Hok, esta frase originada en Roma fue tomada y reacondicionada (al buen chileno) con los tópicos imperantes en esos años como fueron las ficciones que ocuparon en nuestra sociedad los gobiernos de turno de centroizquierda mediante la demagogia, las tarjetas de crédito, la división del país, el pesimismo de gran parte de la ciudadanía de los 90 y mucha actitud punk para convertirla en una gran «Fiesta».
Corría 1997 y todo el pueblo chileno se ilusionaba con la dupla “Za-Sa” (Zamorano y Salas) como los estandartes de la Selección que se encaminaba a una clasificación muy recordada para el Mundial de Francia. Las miradas se desviaron bajo la premisa del fútbol en la antesala de una Crisis Asiática que golpeó fuerte a Chile en 1998, mismo año en el cual, también, fue arrestado Augusto Pinochet en Londres. Los condimentos estaban a la orden del día y el tercer trabajo de estudio de los creadores de «Anarkía y rebelión». Era cosa de tiempo.
El cuarteto quedó con varias sensaciones encontradas después del lanzamiento de Traga (1995), debido al control que tuvo con ellos la discográfica a cargo del disco (BMG). Los liderados por Álvaro España debían hacer algo al respecto y fundaron con mucho esfuerzo la Corporación Fonográfica Autónoma (C.F.A.). Con el poder de su propio arte y, además, con la intención de ayudar a otras bandas, la celebración de un nuevo álbum se consumó a finales de 1998 con 15 canciones y casi 30 minutos de duración.
“Promoviendo siempre la desobediencia / es mejor la razón que la fuerza / tu autoridad de padre, rati o empresario / nunca te hará ser dueño de lo que pensamos”, anuncia España en las primeras estrofas de “Caldo e’ caeza” para rayar la cancha de lo que es su tercera placa. En este single, nos expresa esa violencia acumulada, sumada con la decepción de una generación que ya iba a cumplir una década con gobiernos de la Concertación que seguían ejerciendo, sin cambio alguno, la Constitución hecha en dictadura por Jaime Guzmán.
“Campanitas”, en parte de su letra, nos grafica lo sombrío del día a día, cuando no hay nada que pueda hacer cambiar la rutina y la manera sórdida que se vive en la sociedad. «Y nada encuentro solución / me siento tonto por querer salir, vivir y comer con tranquilidad / quiero librarme de morir todos los días igual / me pierdo tratando de cambiar / me pierdo tratando de mejorar y ya no quiero moverme al ritmo de la actualidad«, nos recitan los Fiskales en una deconstrucción de la colectividad de finales de los 90’s.
La canción homónima del disco es una oda a la desconfianza y a la mentira, pero hace hincapié en ese Chile fracturado, dividido, partidario y segmentado. «La felicidad es incompleta / hay infiltrados en la fiesta / en nuestra fiesta / y lo tengo muy claro / esto me huele mal / Esto me huele a sapo / esto me huele a traición / y lo tengo muy claro«, reza en el principio de la letra, para luego, en otro pasaje de la misma, nos recalque el fraccionamiento nacional: «Y dividieron el camino en dos / crearon la doble nación / unos que sí, otros que no«.
“Realmente siento mucho odio”, es una de las frases que más sobresale de este track, donde nos hace una especie de puente para llegar a canciones como “Tan fácil”, “Gracias” y “Gordo”. “Lorea Elvis” es una melodía inquietante de rock n’ roll, pero con esa energía y potencia al unísono de una letra que mezcla tanto el jolgorio con una parte muy arraigada de esa sociedad que vivió bajo la autoridad de Pinochet: “el rocanrol me hace olvidar / borracho en el camposanto, nada me puede importar / busco en los diarios una nueva defunción / el rocanrol y algún alcohol /tirando bombas incendiarias la fiesta va a comenzar / ya me mataron, no me pueden fusilar y estoy borracho en mi tumba«.
“Ponk” la canta Marcelo Larralde, mejor conocido como el ‘Víbora’, para luego llegar a “La mancha del jaguar”, la cual consiste en el dinero plástico, que tanto auge (al igual que hoy) tienen las familias, los individuos y la sociedad en general para comprar una felicidad u obtener un mecanismo para llegar a fin de mes por medio de cuotas. “Te meten anestesia y tú te portas bien / el crédito es tuyo, el préstamo también / yo sólo quiero verme tranquilo a fin de mes / riéndome con mis amigos de las cosas que nunca vamos a tener«, es una premisa donde las guitarras duras del ‘Víbora’ y la batería del ‘Micky’ hacen lo suyo para darnos un golpe de lucidez sobre cómo nos mantienen endeudados por el resto de nuestras vidas. Los españoles del Dúo Dinámico son homenajeados en este disco como una especie de cántico subversivo a la intransigencia, firmeza y aguante a la maquinaria que dejó muy bien cimentada el régimen militar, con los Chicago Boys, Jaime Guzmán y Daniel López, uno de los tantos alias que utilizó Augusto Pinochet Ugarte para abrir cuentas millonarias en el banco Riggs.
«Resistiré erguido frente a todo / Me volveré de hierro para endurecer la piel / Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte / Soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie / Resistiré para seguir viviendo / Soportaré los golpes y jamás me rendiré / Y aunque los sueños se me rompan en pedazos / Resistiré, resistiré».
El tercer disco de Fiskales Ad-Hok, es la esencia más pura de lo que siempre buscaron, reflejando desde la portada con unos gigantescos selk’nam (antiguo pueblo amerindio) aterrorizando a la ciudadanía (ilustraciones clásicas estadounidenses) y con cada palabra su disgusto e ironía contra el sistema y la clase dirigente imperante. Los años 90’ fue marcado por los gobiernos de la Concertación, que tuvo a esta larga y angosta faja de tierra bajo el mando del Presidente de la transición (Patricio Aylwin) y de Eduardo Frei en una verdadera fiesta de falsedad. El disco no tiene canción que no nos haga razonar y recordar que aquella década, que tenía que ser de profundos cambios, solo se quedó en los slogans y jingles propagandísticos de unos gobiernos que privatizaron y ocuparon la Constitución y las leyes para protegerse y hacer crecer negocios familiares ocultados muy bien por los lobistas y los dineros destinados por grandes consorcios al financiamiento de las campañas.
Álvaro España, Víbora, Micky y Roly Urzúa se consolidaron como banda con este «pan y circo» titulado eufemísticamente «Fiesta» (para no dañar tantas sensibilidades) y, a la vez, dieron un gran salto en la madurez de sus composiciones, volviéndose definitivamente como una agrupación irascible y colérica para las clases privilegiadas, pero no para aquellos que para bien o para mal lucharon por convicciones extremas en una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica. No es temático, pero sí hace gala de sus reflexiones y miradas de nuestra idiosincrasia con un punk variado entre crudo y melódico.
Un par de semanas después de ser publicado el álbum, los Fiskales se dieron el lujo de tocar y armar un espectáculo el 1 de enero de 1999 en la ex Penitenciaría para 56 presos políticos, siendo considerado este momento -por la propia banda- como uno de los más importantes y emocionantes en sus más de tres décadas de historia.