Disco Inmortal: Judas Priest – British Steel (1980)

Disco Inmortal: Judas Priest – British Steel (1980)

Columbia, 1980

El punk y el disco desaparecieron de las listas, al tiempo que la new wave iniciaba su reinado. Sin embargo, hacia 1979, y en el terreno que Margareth Thatcher quería invisibilizar, empezaba a crecer con fuerza la New Wave of British Heavy Metal, marca con la cual bandas muchos británicos empezaron a aglutinar la rabia y la desesperanza de una generación.

Judas Priest llevaba casi una década haciendo metal, con letras generadas desde la impronta sabbathiana; sin embargo, los liderados por Ozzy fueron evolucionando hacia el hard rock, dejando el nicho puramente metalero con un camino ya iniciado y que podría ser fértil para la siembra de otras bandas. Y ahí mismo fue donde Judas Priest plantó sus semillas, las que germinaron vigorosas en abril de 1980 cuando lanzaron “British Steel”.

Este es un disco que se ha impuesto en la historia como un antes y un después, e incluso muchos críticos lo consideran el punto de partida de la NWOBHM. Este álbum llegó muy lejos y se distingue por su sonido duro, afilado y mucho más veloz que el de los discos anteriores de la banda y de todos los producidos en Inglaterra. “British Steel” se grabó en un estudio de Ringo Starr en 28 días, usando la tecnología analógica que estaba disponible; por eso, el trabajo encabezado por Tom Allon es magnánimo. Y qué decir de los bastiones que de allí se desprendieron.

“Breaking the Law” es un himno que se clavó como un imprescindible para el metalero de cepa. Su riff principal es perfecto y ha sido base creativa para cientos de bandas posteriores, mientras que su estribillo lo define como un himno antiopresión. Hicieron su primer video reventando tímpanos con la guitarra y con Halford doblando barrotes; por su concepto de ritmo de base, se podría poner al lado de “Smoke on the Water”, donde la simpleza instrumental enganchaba con la ira de la clase obrera. “Rapid Fire” es pura velocidad y furia de Holland, quien da inicio a la batalla de riffs entre Downing y Tipton al estilo de la vieja escuela, con puro sentimiento, y un Rob Halford sensacional. “Metal Gods” hasta hoy se mantiene como parte del setlist básico porque la esencia se desprende de su ritmo contundente y sus guitarras afiladas. Demás está decir que Halford es esta canción.

“Grinder” es un track muy heavy gracias a sus riffs abrasivos, al tiempo que Rob le da un estilo cimentado en potencia. “United” se convertiría en otro himno gracias a su dinámica y su estribillo fantástico; unas guitarras que acaban con todo lo que se ponga a su paso, tanto así, que en vivo te puede hacer llorar. “Living After Midnight” es otro trallazo decisivo, que con los años se ha transformado en el mejor resumen de la naturaleza de Judas Priest; por eso mismo es la más versionada del grupo, aunque ninguna de ellas se acerca siquiera a darle sombra a la original. “You Don’t Have to Be Old to Be Wise” es puro power, gracias a su mensaje y el solo destructivo que lo compaña.

“The Rage” es un medio tiempo con una interesante intro de bajo de Ian Hill, tras el cual las guitarras se convierten en una marcha abrumadora. Y “Steeler” es un rapidísimo tema, que hoy suena totalmente old school, y cierra el disco con broche de oro. Este breve resumen refiere a aspectos del metal fundacional, ese que actualmente no se hace y al cual terminamos recurriendo con frecuencia, estampando la trayectoria de “British Steel” como memorable.

La portada del álbum la diseñó Roslav Szaybo. Para crearla, se basó en la imagen de una empresa siderúrgica británica llamada British Steel. Con motivo del 30° aniversario el diseño fue retocado, añadiéndosele unas gotas de sangre que no aparecían en el original de 1980. Enlazando la imagen con el contenido, el metal generado por Judas Priest, instrumentalmente, no era tan nocivo comparado con la crítica que contenía en su lírica, la cual apoyaba a la multitud de obreros de Birmingham que habían quedado sin trabajo tras las reformas liberales de Thatcher.

Un brutal asalto de dobles guitarras gracias a la labor prodigiosa de Glenn Tipton y K. K. Downing. Y la interpretación de Rob Halford que, tras el disco, se transformó en figura a imitar y hoy ya es leyenda, casi a la altura de Ronnie James Dio o Lemmy. El sexto álbum de Judas Priest alternó gloriosos himnos que iban a definir el panorama de los ’80 para un sinnúmero de bandas en todo el orbe, varios de ellos precursores del thrash que nacería pronto. Todo en “British Steel” da origen a algún mito que personifica el género metal, tanto en lo creativo como en lo estético, sino que hablen los cueros y las cadenas.

Por Macarena Polanco

Macarena Polanco

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