Disco Inmortal: Kiss – Destroyer (1976)

Disco Inmortal: Kiss – Destroyer (1976)

Casablanca, 1976

Al comienzo de su carrera, Kiss ya contaba con tres discos de estudio muy poco bullados: el homónimo y Hotter Than Hell, ambos de 1974, junto con Dressed to Kill de 1975. Las copias vendidas no lanzaban números positivos, pero sí sus presentaciones daban mucho de qué hablar. Y ya bastante acorralados, se la jugaron por una placa en vivo que capturase todo el salvajismo de la banda. Así apareció Alive! (1975), que si llegaba a marchar mal no sólo ellos se iban a pique; también el pequeño sello discográfico al que pertenecían por aquel entonces, Casablanca, que quemó todos los cartuchos que tenía para ofrecer. Y contra todo pronóstico resultó ser un éxito sin precedentes, en una época en que ese tipo de trabajos no tenían importancia —además este fenómeno, en los siguientes años, empujó a otros a grabar los suyos; como Peter Frampton, Cheap Trick, Scorpions, UFO, etcétera.

Kiss ya eran superestrellas al momento de grabar su sucesor, bautizado como Destroyer y publicado el 15 de marzo de 1976. Para realizar la portada fue escogido el sobrino de Frank Frazetta, Ken Kelly, siguiendo la línea de fantasía que su tío ya venía desarrollando. Kelly volvería un año más tarde para hacerse cargo del subsiguiente disco, Love Gun; y desde fines de los 80’s en adelante se convirtió en un colaborador habitual para Manowar. En tanto, las perillas quedaron en responsabilidad de un inmortal que estaba en sus primeros pasos: Bob Ezrin. Se transformó en un elemento clave, partiendo por el hecho de que comparte crédito en ocho de nueve canciones; junto con en el aporte de experimentos y elementos adicionales, como cuerdas, baterías invertidas, gritos y coros infantiles —coros que ya había puesto a prueba en School’s Out de Alice Cooper. Le sacó el trote y estrujó a Kiss, refinándole el sonido y quitándole lo primario, inclusive agregándole instrucción en teoría musical. Hasta se dio el tiempo de traer como invitado a Dick Wagner, guitarrista de Alice Cooper en su nuevo formato solista, que participó en cuatro temas parchando a Ace Frehley.

Se arranca con una cápsula informativa; alguien acomodándose en un auto, y acelerando mientras suenan fragmentos en vivo de Rock ‘N’ Roll All Nite. Una vez que todo queda en silencio, aparecen los primeros acordes de Detroit Rock City, uno de los grandes legados de la banda. Lo primero que se viene a la cabeza es una apología a los shows del Cobo Hall, en Detroit, donde fue grabado Alive!; pero no tiene nada que ver con ello. A lo largo se siguen escuchando sonidos de motor que parecieran elevar todavía más las pulsaciones, y que por supuesto son una clara referencia a la temática sobre la cual se inspiraron: el accidente de un chico que se dirigía a un concierto de Kiss, terminando la pista con el estruendo del choque. Con lo enorme que llegó a ser, con el pasar de los años, uno no se imagina que no tuvo el impacto deseado como single. Pero en directo fue formando su reputación y siempre gozando de un buen lugar; muchas veces como apertura, algunas otras estando a cargo del cierre.

Le continúa King of the Night Time World, que invita a la fiesta, para luego decantar en el heavy metal en estado puro de God of Thunder. Acreditada a Paul Stanley, en un comienzo pensó llevar él mismo la batuta; pero a sugerencia de Ezrin se transformó en el punto alto de Gene Simmons tras el micrófono, y en conciertos antecedido por el solo de bajo y el vómito de sangre —tal como lo hacía antes, en 100.000 Years, durante la primera época. Great Expectations es esa joya oculta, que todos se devolvieron a escuchar recién en 2003 gracias a Symphony – Alive IV; en que apareció junto al Coro Infantil Australiano. Flaming Youth, otro de los singles, tuvo algo de rotación especialmente en algunos segmentos del tour promocional —como se ve en el DVD The Lost Concert, del que se supo su existencia casi treinta años después; aunque pasó sin pena ni gloria. Reapareció, en formato de rareza desenterrada, para las giras de 2016-17.

Sweet Pain, con Simmons en la voz principal y la única en que no participó Ezrin, quedó como el eslabón más débil. Pero le abre cancha a uno de los puntos altos: Shout It Out Loud, single fuerte e himno innato de grandes arenas y estadios. Su génesis data de la época pre-Kiss, cuando todavía se hacían llamar Wicked Lester, y que por aquel entonces no era más que un cover de I Wanna Shout de The Hollies. En tanto Beth, teniendo apenas dos minutos con cuarenta y cinco segundos de duración, se volvió el elemento sorpresa; que sin tenérsele fe se transformó en el single que más alto logró escalar en los rankings, volviéndola todo un fenómeno. Rescatada de una antigua banda de Peter Criss, llamada Chelsea, él mismo toma el papel de vocalista. Una balada atípica para el grupo, y de hecho ninguno de los miembros restantes participó en la grabación, con piano como hilo conductor y con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Do You Love Me, con un corte rockero tradicionalista, es la encargada de bajar el telón; se trata de otra que gana bastante espacio y puntos en vivo.

En total sólo se necesitaron 34 minutos, para que la placa se transformase en la piedra inicial de la era dorada de Kiss, teniéndolos de manera indiscutible en la cima para 1977. Y ellos mismos siempre han tenido clara la importancia, y el punto de inflexión, que tuvo en su carrera; lo que se ve reflejado todo el tiempo en la selección de temas al momento armar sus conciertos. Como también la re-edición del año 2012, que lleva por nombre Destroyer Resurrected, que cuenta con las versiones anteriores a la mezcla final y una notoria modificación de la icónica portada. Hablamos de la mejor carta de presentación de la banda más caliente del mundo.

Nacion Rock

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