Disco Inmortal: Oasis – Definitely Maybe (1994)
Creation Records, 1994
Era 1994. Estados Unidos concentraba las luces de la industria gracias al grunge, a Nirvana, a Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains. Muchos discutían si era solo una moda o si definitivamente la música pasaba por tan mal momento, que no había nada más a que ponerle atención. Algo de razón tenían, pues las bandas históricas del rock no estaban sacando buenos discos, el punk casi no existía y ni hablar de las reconversiones que vivía el metal. Y en Inglaterra, no se escuchaban riffs, no se sabía de actitud ni de provocación, y había que darse varias vueltas por bares y suburbios para tratar de encontrar una propuesta interesante. En uno de ellos, un grupo de jóvenes ya mayorcitos, oriundos de la gris Manchester e hijos de la clase obrera, tomaban como influencia básica a los Beatles, a mucho de los Stone Roses, la psicodelia sesentera y el glam de T.Rex y Bowie, para crear una colección de canciones que destacaban por una gran guitarra y mucha imaginación en su estructura melódica. Los cerebros eran dos tipos insoportables y que, más encima, eran hermanos: Noel Gallagher, capaz de convertir tres acordes en un himno, y Liam Gallagher, un pelmazo genial, con voz y actitud, con un sello. Con ese material, se cruzaron con Owen Morris y el resto de la historia se resumió en “Definitely Maybe”, un disco lleno de frescura en tiempos depresivos para la música.
“Rock ‘n roll Star” resultó ser una aplanadora con ese riff fantástico y esa gran entrada vocal de un Liam pletórico en su mezcla entre John Lennon y John Lydon. En “Tonight, I’m a Rock ‘n Roll Star” había un torbellino de sonidos, al tiempo que “Shakermaker” no mostraba desperdicio y debería ser más valorada. “Live Forever” se convirtió en clásico, inconfundible en su “you and I are gonna live forever”. ¿Una respuesta al grunge y sus pocas ganas de vivir?; Liam canta acerca de volar lejos de los jardines donde uno se muere de frío.
“Up in the Sky” era para despertar y moverse. Rápida, dulce, muy Lennon. “Columbia” cambiaba la brújula hacia la psicodelia que tanto le gustaba a Noel, esa que remitía a los inicios de Pink Floyd y que avanzado el disco, te devolvía energía. Cuando apareció “Supersonic” el álbum llegó a la cúspide; el tema fue la declaración de principios de la banda, porque se explicita el deseo de traer de vuelta el “sexo, drogas y rock’n roll”; su mensaje es muy honesto y su música, directa. “Cigarettes and Alcohol” se mete en los caminos de “Get it on” de T-Rex, y “Married with Children” es un cierre algo melancólico para toda la energía que se derrochó en el viaje, pero la acústica le dio un toque sensacional a algo muy simple.
“Definitely Maybe” es un álbum completo en su revisión de los detalles y esto no escapó a su portada. Creada por Brian Cannon y el fotógrafo Michael Spencer-Jones, se escogió el living de la casa del guitarrista Bonehead, sin embargo, el lugar era muy pequeño, por lo que el fotógrafo usó un gran angular para dar el efecto de amplitud. La imagen está llena de símbolos, emulando las portadas de sus ídolos máximos The Beatles. Se aprecia una foto del futbolista Rodney Marsh, una escena de “El Bueno, el Malo y el Feo” en la televisión y un cartel del compositor Burt Bacharach.
Con increíbles 25 años a cuestas y contando, este disco ya está catalogado de imprescindible del rock, porque dio en el clavo conectando a aquellas masas solitarias que estaban sumidas en la melancolía de un género cuya esencia era eso. Si bien muchos señalan a la siguiente obra de Oasis (What’s the Story (Morning Glory)) como su mejor trabajo, es este debut en donde se expresó el rock, el sentimiento, la esencia de la música británica, toques que fueron cediendo en sus álbumes posteriores pero siempre proponiendo algo nuevo, aunque la interna fuera un infierno. “Definitely Maybe” fueron once sacudidas que le dieron un giro a la música británica y la llevaron otra vez a lo más alto. El grunge ya podía despedirse porque los sucesores de los Beatles, The Who, Zeppelin, The Clash iniciaban una época renovada de creatividad y ritmos ingleses, llamada Britpop, y que estaría marcada por el carácter parco y extremo de Oasis y los irremplazables hermanos Gallagher.