Disco Inmortal: U2 – October (1981)

Disco Inmortal: U2 – October (1981)

Island Records, 1981

El primer álbum de U2, (Boy) tuvo escasa repercusión en los charts, tanto inglés como americano, donde navegó en las posiciones del montón (52 y 63, respectivamente). En parte se justifica ya que la banda era nueva, y su música no era estrictamente para el consumo popular. Ese 1980 fue un año donde pasearon por el nº1 de Billboard, álbumes de la talla de The Wall (15 semanas consecutivas!!), Emotional Rescue, The Game o The River, solo por nombrar LPs de intérpretes emblemáticos.

Igualmente, habiendo firmado un contrato por cuatro álbumes, el flojo desempeño de ventas de ninguna manera significaba un problema para Bono y compañía. Con su trato extendido, los irlandeses gozaban de la tranquilidad para componer y grabar que les otorgaba esa continuidad. Para el momento de empezar a trabajar en su segundo disco, U2 había finalizado el extenso tour de presentación de Boy en que se había enfrascado: 9 meses y 157 fechas en pequeños locales de Europa y Norteamérica, casi sin respiro. Y finalizada la gira, los Windmill Lane Studios de Dublín los estaban esperando para registrar su segunda placa, otra vez junto a Steve Lillywhite como productor.

Sin embargo, la banda no se metió de cero en los estudios. Con tres semanas libres antes de grabar, alquilaron una habitación en su vieja secundaria, y comenzaron a ensamblar pedacitos de música, mientras Bono luchaba por meter palabras sobre ello, hasta que la cuenta atrás se terminó y debieron entrar al estudio.

Y es que con poco tiempo para hacer el álbum, una vez más Bono debió improvisar las letras mientras grababa. Pero esta vez no por dejadez, sino por infortunio:  el maletín donde estaban los bosquejos de canciones que había juntado durante la gira, fue robado de las bambalinas. Bono recordaría “escribir letras en el micrófono, y a 50 libras la hora, eso es una gran presión”. El maletín reaparecería en 2004, como un “acto de gracia”, en las palabras del cantante.

U2 seguía sin ser un grupo amoldado a las tendencias. Como buenos irlandeses, no tienen mucho que ver con Londres y su aura conformadora de gustos. En este sentido, el mejor ejemplo lo constituye la foto de cubierta de October, con su fondo industrial deteriorado junto al rio que cumple con ese costado anti moda de la banda. Island hubiera preferido una foto más convencional y glamorosa al estilo de los grupos new romantic del momento (Adam and the Ants, Duran Duran, Visage, Classix Nouveaux, Eurythmics), pero la tozudez de U2 en insistir con su foto terminó pagándoles bien, en cuanto a una imagen que los definía como chicos de barrio con los que muchos adolescentes podían identificarse, lejos de la seductora pero poco realista imagen de los new romantic.

El título del álbum, como el de la canción homónima, hace referencia al otoño septentrional, y a la sensación de Bono sobre la oscuridad que se cernía sobre la sociedad en los nacientes años 80.

Octubre
Y los reinos se levantan
Y los reinos caen
Pero tú sigues
y sigues

Resulta interesante rescatar el aspecto místico que October destila, porque para los no fans de U2, en esencia son una banda laica con ondas progresistas (y hasta demagógicas). Pero existía todavía en esos días un remanente religioso en casi todo el grupo, del que solo estaba exento el ateo Adam Clayton, y que tenía sus raíces en su adolescencia en común. Allá por sus años de secundaria, Larry, Edge y Bono se involucraron en lecturas colectivas del evangelio, y llegaron a participar de un grupo religioso llamado Shalom. Con el tiempo renegaron de esa participación activa; pero en sus mentes quedó martillando la idea de compatibilidad entre música rock y la fe: si el rock and roll era la música del diablo, y los Beatles más importantes que Jesús, este dilema no dejaba de taladrarles la cabeza como un pájaro carpintero a un árbol.

Pero el conflicto no fue mucho más allá, y el grupo concluyó en que la música y la religión (por lo menos, la parte positiva de ella) podían convivir. Y algo de esto se trasladó a las letras en este disco. Porque esencialmente, October es un álbum espiritual. No en el sentido de los grupos de rock cristiano netamente evangelistas, ni tampoco lleva un anhelo de cruzada de fe, como el que atrapó a Bob Dylan cuando se hizo cristiano. Pero tampoco puede negarse que October tiene claros elementos relativos a la fe, más que a la religión, empezando por el portentoso “Gloria”, reafirmación de los principios confesionales de Bono.

“Gloria” es justamente el track de apertura, con la guitarra filosa de Edge sobresaliendo todo el tiempo, su  estribillo en latín, y la voz entre la plegaria y el ruego de Bono, musicalmente con un extraño corte al medio para reiniciar con toda la furia, un temazo con sello de clásico eterno.

En general, October mantiene el sonido característico de U2. Un sonido donde la guitarra de Edge es otra vez su puntal, con buenos pasajes en la mayoría de las canciones. Aquí hay que decir que el grupo alimenta su sonido con la inclusión del piano eléctrico en cuatro temas, instrumento a cargo, ¡cómo no!, de The Edge.

Desde lo musical, el disco mantiene una unidad que se emparenta con su debut, solo quebrada por la melancólica “October”, o la extraña “Scarlet”, con una paleta sónica que arropa la voz de Bono mientras canta “regocíjate”  como un mantra.

Desde las letras, hay una tendencia a lo espiritual en canciones como “Gloria”, “With a shout” o “Scarlet”; pero  también tenemos temas como “I fall down” y “I trhew a brick trough the window”, que  rescatan el lado introspectivo, y hasta vehemente de Bono.

Una vez más, si ha de decirse que alguien descolla en October, éste es The Edge, cuya guitarra le pone el sonido característico al álbum, mientras su aporte de piano es simplemente correcto. Bono hace lo suyo con un poco de más soltura, y en cambio hay un eficiente trabajo percusivo de Larry Mullen, con puntos altos en “I Threw a Brick Through a Window”, “With a Shout” o “Rejoice”.

En líneas generales, aunque del disco quizás solo haya quedado “Gloria” como clásico perenne, October está lleno de canciones de buena factura. En este álbum, aunque para algunos críticos no tiene la dimensión del debut, es notorio el paso adelante de U2. Los meses de actuar en vivo le granjearon la confianza necesaria  y el álbum lo refleja a través de canciones jugadas desde la letra (no cualquier rocker canta Gloria in te domine (Gloria a ti, Señor). Pero también lo hace con un trabajo instrumental más inquisitivo en la búsqueda de nuevas combinaciones sónicas sin dejar de ser ellos mismos.

Fue solo su segundo álbum, pero U2 comenzaba a crecer hacia adentro y hacia afuera.

Por Pablo Irrera

Nacion Rock

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