Disco Inmortal: Soundgarden – Badmotorfinger (1991)
A&M Records, 1991
Antes de entrar de lleno a hablar de esta magnífica obra, más que la pena vale contextualizar en que época fue hecho: hablamos de los gloriosos 1991, específicamente en octubre, en un año prácticamente devastador en cuanto a obras de calidad rockeras y que estaban planteando clarísimos aires de cambio, como para dejar claro que la década de los noventa dejaría huellas como para no olvidar. Por una parte teníamos a Metallica lanzando su álbum negro, un disco que reinventaba su propio sonido a algo mucho más “comercial” si se le quiere llamar, pero conjugando una madurez única en un momento brillante para los de San Francisco; Guns ‘N‘ Roses desataba su infernal furia hardrockera con la poderosa entrega doble “Use Your Illusion”; de la vereda más cercana a los propios Soundgarden, Pearl Jam debutaba con “Ten” y Nirvana estaba para venir a derrocar del trono al pop con el genial “Nevermind”; eso sin contar a Red Hot Chili Peppers, Smashing Pumpkins y Faith No More que entraban de lleno con nuevos lanzamientos y nuevos bríos e inventiva dando vida total al muy mentado rock alternativo noventero.
Pero “Badmotorfinger” supo salir airoso a todo eso, en un disco que superó con creces la marca dejada por su antecedente cercano “Louder Than Love” (1989), acá el golpe se sintió, con una fuerza incontenible en los riffs de Kim Thayil, el ingenio tremendo para armar líneas de bajo del recién integrado Ben Shepherd y del poder incombustible de Matt Cameron en la batería, pero al mismo tiempo poseía una melodía y un nivel de composición lleno de talento por parte del señor Cornell y compañía. El sonido rescataba muchísimos de los tintes clásicos de Led Zeppelin y Black Sabbath, pero al mismo tiempo orillaba hacia algo misterioso, oscuro y muy extraño para su época, era la gran carta que hasta el día de hoy se ha guardado Soundgarden, el sonar rockero, clásico, pero con un halo de vanguardia siempre entrometido que los ha hecho sin duda todo lo grandes que son.
Es un disco sin fecha de expiración y el tiempo nos ha dado la razón en su favor, las mágicas “Rusty Cage” y “Outshined” de su arranque han sido grandes himnos de la generación del grunge, pero ya a estas alturas podríamos decir que cada canción de este disco tiene un pedacito de himno: “Jesus Christ Pose” se separa del punto medio de la placa, una canción muy propia de Soundgarden, con claros síntomas anticristianos y poderosa crítica a los “vendeimagen” apoyados en su supuesta fe y apoyo a la iglesia católica (su video fue toda una polémica por esos años y para obtener la venia para ser programado por MTV tuvo que litigar bastante).
Son los dardos iniciales solamente, ‘Face Pollution’ no renegaba para nada del punk con que se nutrió esta banda de sus inicios, pero también comulgaba con estos nuevos sonidos que estaba aportando Soundgarden a la escena, ‘Room for a Thousand years’ te hacía caer prácticamente de rodillas con esos riffs entrantes, adorables, inconfundible sonido que no deja de volarnos el cráneo. Por otra parte la experimentación no dejaba de fluir, esos sonidos de animales de la curiosa ‘Searching with my good Eye Closed’ nos daban a entender que Soundgarden era mucho más que una banda del montón, con una historia que aludía al bien y al mal, un entredicho con el mismísimo diablo: “Searching for a ground with my good eye closed/If I took you for a ride, would you take it wrong?/Or would you make it right, make it right?/Looking for a pedestal that I can put you on/And be on my way, on my way/Is it to the sky?”.
Más de dulce y de agraz se nos presenta en esta hermosa placa, la genial “Mind Riot”, tenía esa reminiscencia del sonido Seattle que compartían en común varias bandas de la época, la explosiva ‘Drawing Flies’ levantaba casi al llegar al final del disco, pero el remate impecable con las sólidas ‘Holy Water’ y la oscura y sabbathica ‘New Damage’ sólo nos dejaban de manifiesto que estábamos ante una obra magistral, no sólo del sonido “grunge”, sino que a la larga esta placa se convertiría en una favorita para los amantes de distintas vertientes rockeras, incluso a los más amigados del heavy metal de AC/DC , Iron Maiden o lo clásico, ha gustado y no es raro que se haya metido entre lugares de alza en las listas de esos estilos elaboradas por medios especializados.
Hoy en día se habla del “Superunknown” como el favorito de la fanaticada de Soundgarden, pero al menos desde nuestra posición creemos que “Badmotorfinger” en varios aspectos es esencial en su discografía y de cierta perspectiva podría hasta llegar a superarlo, aunque, por otra parte, tal disco tiene muchos matices variados con respecto a éste, al igual que lo que vendría después, y eso es lo que ha convertido a Soundgarden en una banda casi perfecta, donde cada cosa que ha hecho ha encontrado la plusvalía como para tacharlos como una de las mejores bandas que hemos conocido en nuestra rockera existencia.
Por Patricio Avendaño R.