Disco Inmortal: Testament – Souls of Black (1990)

Disco Inmortal: Testament – Souls of Black (1990)

Atlantic Records / Megaforce, 1990

La escena de 1990 fue de cosecha fecunda para la comunidad metalera. Ese año, tuvimos en nuestras manos trabajos tan definitivos como “Painkiller”, “Rust in Peace”, “Cowboys from Hell”, “Persistence of Time” o “Seasons in the Abyss”, por tanto, cualquier banda que tuviese que editar en ese momento debía esmerarse en sacar una joya muy brillante, para no pasar desapercibido.

Para ese tiempo, Testament era un nombre pujante en el underground metalero gracias a melodías poderosas resumidas en “The New Order” y “Practice What You Preach”, discos que los sorprendían, en 1990, listos para ingresar a ligas más exigentes. En ese escenario, de máxima plenitud del género, llegó “Souls of Black”, la crónica sonora de cómo Chuck Billy y compañía jugaron a ponerse las zapatillas de Metallica y entraron al partido como titulares.

El inicio nos sorprende con guitarras acústicas que fusionan flamenco, speed y una técnica redonda; es un momento corto pero que sabe atrapar tu atención porque se percibe ese aroma metalero-acústico de obras ya escuchadas en su trabajo anterior, pero que engalanaban el comienzo con astucia e innovación. Es “The Beginning of the End”, la que sirve como perfecta introducción para “Face in the Sky”, la que posee buenos ejercicios rítmicos, ya típicos en el estilo de la banda. Chuck Billy canta con toda la adrenalina, siendo un ejemplo de cómo vocalizar el Thrash. La canción es un buen resumen de las características que definen al álbum: sonido completo, potente aceleración y Chuck en gran forma.

“Falling Fast” arranca su poderío rítmico de fábrica, gracias al perfecto desempeño de Eric Peterson, quien mantiene la canción a pura garra. Chuck ruge tras el micrófono, mientras Skolnick encanta con su sorprendente solo, siempre con velocidad demoledora. Y qué decir de ese bajo sucio, muy a lo “Peace Sells”, que abre el huracán de riffs, melodías y cadencia que es “Souls of Black”, himno trascendental en todos los conciertos de la banda, hasta hoy. Alex Skolnick demuestra su nivel superlativo con solos precisos y gran técnica. El tema hace subir las expectativas, se oye al viejo Testament pero con aire más salvaje. “Absence of Light”, “Love to Hate”, “Malpractice” y “One Man’s Fate” son más lineales pero tienen su colección de buenos solos y melodías vocales de alto nivel. Cierra el disco, “Seven Days of May”, pieza interesante que se involucra en temas sociales.

Re-analizando el panorama, varios años después, no fue la mejor jugada para “Souls of Black” haber salido un año después que “Practice What You Preach”, pero el contrato así lo estipulaba. Con el paso del tiempo, el sonido de este trabajo se percibe menos afilado que el discazo de 1989 y mucho más alejado de esa genialidad llamada “The Legacy”. Como punto sobresaliente, eso sí, hay que darle unas líneas a su estupenda portada. Engancha sobremanera y no hay metalero sobre el planeta que no la tenga estampada en una polera negra. Cinco monjes viniendo hacía nosotros, con una ofrenda 100% digna del género: un corazón envuelto en alambre de espino. Reconozcamos que parte del éxito del disco se debe al culto que existe hacia esta imagen, icónica dentro del metal.

“Souls of Black” no es el álbum más reconocido de Testament. Pero no lo es porque los trabajos de estudio de la banda son, en general, de una extraordinaria factura. Testament se ha caracterizado por crear, desde esos años y hasta hoy, un trash espectacular, tanto así que “Souls of Black” queda como lo más “normal” dentro de una discografía de vale su peso en oro

Macarena Polanco

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