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Disco Inmortal: Tricky – Maxinquaye (1995)
4th & B’way Records, 1995
Por lo general se tiende a generalizar el sonido de Bristol como un todo para entender el nacimiento del trip hop, y si bien es muy cierto que de allá provino, más bien fueron distintas localidades de tribus urbanas de la ciudad unidas que dieron pie a toda una movida que hizo bastante historia y que trajo—como cosa más importante—a nuestros oídos un sonido sumamente novedoso, tan atrapante como seductor y enigmático, que zigzagueaba en las penumbras sonoras con elementos entre el hip-hop fumeta, con la electrónica, soul, techno y con matices hasta étnicos, en un conjunto único e innovador aderezado cuidadosamente llevándonos de viaje a paisajes oníricos, y para hacerlo todo aún más volador de cabezas y a la vez con una elegancia que no era tan intrínseca de los métodos subversivos, crudos y callejeros del hip-hop con el que crecieron sus protagonistas. Acá hubo un grado sublimado que definió otro status para lo que se estaba construyendo en la ciudad del South West británico. «Música de baile para la cabeza, en lugar de los pies» como acuñó genuinamente Massive Attack.
Músicos, grafiteros, breakdancers y DJ’s se unieron en aquel colectivo llamado Wild Bunch, teniendo desde principios de los ’80 incluso protagonismo en las calles donde tocaban toda la noche, en clubes y almacenes abandonados. En locales como el Carnival y en distritos desde St Paul’s, Montpelier hasta Bishopston. La verdad es que Bristol, incluso más aún actualmente, debe ser una de las ciudades más interesantes del mundo, y que dio la pauta para esta maravillosa música, a aquel colectivo y sede fundamental para el arte grafitero de uno de los más reconocidos talentos del arte y la rebelión en las murallas, por cierto, el gran Banksy. Pero eso ya da para otra historia.
Todo lo bueno de Bristol de los ’80 llegó a su punto de ebullición en los ’90, principalmente de la mano de nombres como Robert Del Naja (3D), Grant Marshall (Daddy G) y Andrew Vowles (Mushroom), integrantes de Massive Attack, pero también este señor de aspecto algo intimidante, extraño y agresivo, pero sumamente genial e importantísimo para su desarrollo, llamado Adrian Thaws, pero conocido por todos como Tricky, quien fue parte de los cimientos de Massive y tiene una importante colaboración en el debut, «Blue Lines», pero que ya en 1994 quiso empezar a volar con alas propias, quedándose con su libertad creativa que en MA nunca pudo obtener.
El debut de Tricky si bien tiene ciertos elementos de Massive Attack, nos presentó una unión más afianzada en el dueto masculino/femenino y su chica partner de aquel entonces, Martina Topley-Bird, que terminaría por convertirse en un verdadero ángel vocal y un tremendo acierto del debut de Tricky al incluirla para realzar aún más el álbum, robándose en muchos tonos la película en «Maxinquaye», por cierto, título dedicado a la propia madre de Tricky con el nombre compuesto: Maxine Quaye, que se suicidó cuando él tenía solo cuatro años. Al describir las sesiones de grabación, la cantante recordó: «Fue totalmente instintivo. No hubo tiempo para crear un alter ego. Me gustó la idea de que la información que la gente necesitaba sobre mí era la que oirían cuando pusieran el disco. lo demás era algo extraño. No pensé que hubiera nada en mi biografía que explicara mis elecciones musicales», la verdad es que ella era una perfecta desconocida descubierta por Tricky mientras cantaba en la calle un poco antes de grabar el disco.
Como un disco «inubicable» en el espacio y en el tiempo fueron en gran parte las críticas de la época que se volcaron en pos de este sonido perturbador y excitante, que no dejaba de mirar al rock (‘Black Steel’) y el funky ( ‘Abbaon Fat Tracks’) pero que se arrastraba sigilosamente fuerte para taladrearte el cerebro cuando quiso (‘Suffocated Love’) o que te enganchaba con ese abrazador sampler de Isaac Hayes, de «Ike’s Rap II» (que a su vez meses antes Portishead había usado para «Glory Box») en toda la magnitud siniestra (‘Hell Is Round the Corner’), o que cohesionó en un trabajo un poco más pulido de lo que nos ofreció la marca Massive Attack con la excelente apertura (‘Overcome)’, el inicio de un verdadero viaje, con sutiles toques de ácido para un disco en que las experiencias con las drogas están evidentemente expuestas.
El sello 4th & B’way apostó por promotores discográficos independientes y con ello las apariciones de Tricky en los medios, incluidas fotografías publicitarias y videos musicales que lo retrataban a él y a Topley-Bird en una fórmula de alto impacto visual, y de flexión de género. Maxinquaye fue citado por muchos periodistas y revistas especializadas como el mejor disco del año y el lanzamiento clave del floreciente género trip hop muy en la disputa con «Dummy» de Portishead y los dos primeros de Massive Attack.
Hasta la fecha Adrian Thaws ha sido absolutamente productivo, despachándose 13 discos de forma más o menos continua (la brecha más grande fue de cinco años del 2003 al 2008) y sigue estando vigente con los sonidos de los cuales es patrimonio fundacional. «Maxinquaye» fue el punto de partida, pero qué forma de hacerlo y con Bristol clavando una bandera como pioneros de todo un estilo de clase mundial.
Por Patricio Avendaño R.