«Nativity in Black», el tributo a Black Sabbath: el homenaje a los dioses por semidioses (Segunda Parte)

«Nativity in Black», el tributo a Black Sabbath: el homenaje a los dioses por semidioses (Segunda Parte)

Era casi necesario darle continuidad a esta gran idea de tributar a unos referentes totales del sonido del heavy metal, y luego de esa gran primera edición de 1994, el ritmo trepidante de las bandas que expusieron el metal alternativo en el inicio del nuevo milenio iba a ser determinante para el resultado de este nuevo conjunto. Lanzado en 2000, seis años después del primer volumen, Nativity in Black II: A Tribute to Black Sabbath refleja la popularidad masiva de los estilos, sobre todo con su encuentro con el nu metal, el rap y el industrial, aunque algunas de las bandas más pesadas de los 80’s y principios de los 90’s mantuvieron su credibilidad por pura ferocidad. Eso se refleja en la lista de artistas de Nativity in Black II.

Muy en boga por esos años, System of a Down destacaba totalmente por su versión de «Snowblind», agregándole esas fieras dosis de locura, desenfreno e histeria que los caracteriza; por su parte los post grunge de Godsmack lanzaban sus letales riffs (con la tosida incluida de intro) para la oda a la marihuana de Sabbath y clásico absoluto en el arranque con «Sweet Leaf». «Electric Funeral» de Pantera, vaya que suena doom, pero potenciado al 200% con la maestría del gran Dimebag Darrell; «Hand of Doom» de Slayer (una banda que sí o sí debía estar) le da la dosis de rapidez y thrash a este tema tan «doom classic» de los ingleses; en tanto Max Cavalera, que en el primer volumen había desatado una impecable versión de «Sympton of the Universe» con Sepultura, esta vez le da un buen trato a «Under the Sun» con Soulfly, su banda que veía nacer con unos bríos increíbles nu metaleros con folclore brasileño por esos años y que en tal tema hace énfasis de aquello.

«Into the Void» (que gran tema) en manos de Monster Magnet se aprovechó toda esa sicodelia espacial del grupo para también decir presente a su manera y Megadeth repetía plato (si en el primero fue con ‘Paranoid’, ahora le aplicaban todo su speed y sapiencia metalera con la gran ‘Never Say Die’). El álbum también incluye, al igual que en el primero, la aparición en formato «dueto» de Ozzy y banda invitada, esta vez con Busta Rhymes y un modernizado y rapero experimento junto a ellos llamado «This Means War! (Iron Man)», que apareció en su apocalíptico disco «Extinction Level Event» (1998).

Sin embargo, hubieron algunas versiones que no pasaron más que del mero tributo, ‘Hole in the Sky’, de Machine head, pese a toda la potencia y un animado/agresivo Rob Flynn en las voces, no deja de ser solo eso; Static X le dio su mirada industrial sin mayor calibre a ‘Behind the Wall of Sleep’ y los nu metaleros (Hed) P.E. se mandan con una versión bastante olvidable de «Sabbra Cadabra».

El disco sirvió para posar el metal como un estilo que quiso predominar en la década aprovechando la supremacía de Ozzy y Sabbath, pese a que no iba a ser la mejor década en sí (Pantera, Slayer, Megadeth no gozaron de sus mejores momentos, por cierto) pero sí que sirvió para disfrutar las versiones de los maestros de Birmingham en versiones poderosas y renovadas.


Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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