El regreso de El Cruce junto a Kuervos del Sur en el Cariola: Contundente noche de blues y raíces

El regreso de El Cruce junto a Kuervos del Sur en el Cariola: Contundente noche de blues y raíces

En la antesala a este show era que ya se visualizaba algo bueno. Ya los dos nombres citados en la fecha de anoche en el Cariola lo predecían: Kuervos del Sur, banda que ya consolida sus pasos como una de las mejores actuales en Chile, reforzada con el bien recibido lanzamiento de «El vuelo del pillán» y El Cruce, insigne banda de blues rock patrio que fueron los protagonistas de la fiesta, pues era su gran regreso luego de 5 años a los shows de mayor convocatoria en vivo el leit motiv de este evento, algo por lo cual se prepararon (y vaya que se notó bastante anoche) y por lo que esperaban ansiosos el momento.

Bueno, nada pudo haber salido mejor. El recíproco intercambio de gratitud y emoción vivido ayer nos dejó una de las más bonitas jornadas del rock chileno en vivo de este 2017. Por una parte los Kuervos en la apertura nos entregaron la dosis de fuerza y sangre característica en ellos con un show demoledor, pese a algunos leves reparos en sonido que se fueron subsanando, y donde pudimos escuchar sus temas nuevos en conjunto con temas que ya se están haciendo todos unos clásicos. “Esto recién comienza» decía un motivador Jaime Sepúlveda luego de las primeras entregas, hombre al frente del micrófono, quien además se preocupó de dejar claro el aprecio por El Cruce y agradeciendo cuando se les fueron abriendo ciertas puertas de difusión gracias a ellos en determinado momento.

Ahí pasó entonces esta mezcla de identidad de raíz, con un poco de mística y fiereza rockera, con la fuerza de Gabriel Fierro en batería, la enorme actitud de César Brevis al bajo, el aporte folclórico imprescindible en el sonido de la banda de Jorge Ortiz, la dosis perfecta en los teclados de Alekos Vuskovic y la siempre fuerte presencia de la guitarra de Pedro Durán, entregando temas como su nueva «Los cometas», la aguerrida «Cenizas», la profunda «Hasta poder respirar», o la majestuosidad de «El indio», en un show donde recordaron también el lanzamiento del disco el año pasado con bastante gratitud, en una hora y fracción de un inmejorable acto de apertura para este regreso esperado de El Cruce.

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Cerca de las 22.30 llegaba el turno para los celebrados de la ocasión, que por cierto, agradecieron claramente la presencia de sus invitados Kuervos del Sur. Con un Cariola lleno El Cruce nos entregó una dosis de lo que mejor saben hacer: darnos momentos de regocijo blusero muy rockero y entregado, dejarnos con esta especie de sensación de estar en un club blusero de Chicago pero en grande, aderezado con la pasión criolla que los caracteriza, los grandes coros de estas historias de amor bohemio, fábulas y fiesta (que acompañó la gente muy ensimismada) y donde aprovecharon de mostrarnos temas nuevos que auguran un regreso en revitalizada forma y sonido del quinteto, en un nuevo disco de estudio que se nos viene pronto como prometieron.

Justamente, fueron la fuerte presencia de teclados de parte del sólido Gustavo Albuquerque, que brillaron en esta nueva carta sonora que ofrece El Cruce, donde sorprendió el sonido funky y soul/motown de algunos temas, como la nueva «El almacen de mi vecino» y también la poderosa y aguerrida «Santiago de Chile», dos canciones que sin duda serán parte del nuevo álbum. Pero El Cruce tiene su historia, y no cabía duda que iban a echar mano a sus clásicos y a varias de su querido «770»: ahí sonaron ‘La gata’ (muy coreada), ‘A encender el blues’, ‘Me gustan todas’, su siempre celebrada versión de Tito Fernández de ‘Dicen que soy borracho’ (con intro acústica), ‘Me tienes loco’, ‘Galán’ o ‘La chinita y yo’, entre muchas otras. La verdad es que El Cruce se preocupó de lanzar toda la carne a la parrilla y con sus temas propios, donde tienen de sobra para entregar un show de calidad, variado y entretenido, algo que es muy importante, sobre todo en un concierto bastante largo como se lo plantearon (más de dos horas y media sobre el escenario con un intermedio para el descanso mostrándonos imágenes en backstage en pantalla gigante de la banda hablando de este show y su regreso).

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Con las ya incursiones de sus miembros insignes como Claudio «Bluesman» Valenzuela haciendo sonar esa armónica de fuego como un demonio todo el concierto, el poder de Jorge Quinteros en la batería y el siempre certero Eduardo «Negro» Silva al bajo, además incluyeron ciertas sorpresas e invitados, como un trío de bronces (que vaya cómo mejoró el sonido que ofrecieron), la sensual y jugada corista fija Niff De la Fuente y ya hacia el final el grupo de voces femeninas Femme Vocal como sorpresa, que nos dejaron un dorado broche a decir verdad.

Fue bastante significativo que cerraran con «Blues al desaparecido» con las coristas, dándole un tono solemne y emotivo al show en su epílogo, también antes había sonado «Blues a un amigo», otro tema que toca fibras emocionales y que le dedicaron al cantautor nacional Ángel Parra, por cierto, anunciado fallecido el día de ayer.

Lo de Felipe Toro es cuento aparte, el frontman y guitarrista deja claro que es parte imprescindible para engalanar una fiesta rockera, con su actitud y entrega característica con estos ribetes Zeppelianos que posee, manteniendo el contacto con el público, interactuando y realizando cambios de vestuario constantes (el característico sombrero y las chaquetas que se sacaba y ponía) junto con su don vocal que es uno de los grandes fuertes del grupo y otra cosa que es algo bien importante: es la guitarra del grupo y la única, hace solos de blues y canta, algo que no es fácil y debemos recalcar. Toro se mostró emocionado al igual que todo el grupo. «Nos imaginamos algo así pero esto lo superó» decía bien contento debido a la fuerte convocatoria del Teatro y la entrega de un público que esperó y que los siguió hasta el final vibrando con cada uno de los momentos de su show.

Es un gusto ver este tipo de cosas: ver teatros llenos para bandas chilenas. Algo que se ha dado antes pero que se debería dar más seguido, considerando que en Chile tenemos grandes bandas para ofrecer shows de calidad y enorgullecernos. De seguro este fue un buen empuje para El Cruce para lo que se le viene y claro está, para los Kuervos que siguen su ascendente y merecida ruta hacia la consolidación.

Fotos: Jerrol Salas

Patricio Avendaño

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