Ezra Collective en Chile: La noche que nadie nos robó la diversión

Ezra Collective en Chile: La noche que nadie nos robó la diversión

Probablemente hayan muchas con un propósito similar, pero no hay ninguna que transforme un concierto en una pista de baile tan naturalmente como lo hace Ezra Collective. Para Ezra primero es bailar, luego la música. Su motivo desde su fundación es aquello y ‘Dance, No One’s Watching’, su más reciente álbum de estudio, es la invitación en su máximo esplendor a bailar, de hecho, como si nadie te estuviera mirando.

La noche del 6 de febrero en Club Chocolate la energía de dance club ya se sentía en el ambiente incluso antes de que el quinteto apareciera en escena. Eran alrededor de las 21:30 cuando se dio inicio al set. La dinámica rompía con la separación banda-publico desde el primer segundo. Tras una intro vía audio pre-grabado,  Ife Ogunjobi en la trompeta y James Mollison en el saxofón aparecían por detrás en medio del publico para hacer su apertura. Una precisa decisión para desviar la mirada mientras al otro lado, en el escenario, se instalaba Femi Koleoso en su batería, TJ Koleoso en el bajo y Joe Armon-Jones en los teclados y así proceder con una pseudo improvisación que se convertía en un medley entre «Welcome to My World» y «The Herald»

Con una fusión de elementos donde el afrobeat, el jazz, el hip-hop, el soul y el funk parecen no poder encasillarse más allá del sonido auténtico de los británicos, el recinto se impregnó en todo momento de un sin fin de improvisaciones e interpolaciones que, en su naturaleza, parecían no tratarse de una colección de canciones interpretadas una tras otra, sino que de una hora y media de melodías que dejaban constancia del genuino diálogo musical entre los integrantes tanto en el afán por el trabajo en conjunto como de dejar el espacio para que cada instrumento brille y así, contagiar al público con su energía. La necesidad de los presentes de bailar, saltar y moverse incesablemente era inherente.

Completamente en personalidad instrumental, «Ajala», «You Can’t Steal My Joy», «Victory Dance» y «Shaking Body» fueron momentos altos de la noche, pero sin duda uno de los más memorables fue aquel —que parece ser habitual en un concierto del colectivo— que consistió en cuando quienes son el trompetista, saxofonista y bajista bajaron del escenario para ensamblarse con el público y así vibrar y dejarse llevar con sus instrumentos entre la masa. Ellos no sólo querían dirigir la pista de baile, sino que ser parte de ella. La energía estaba en su clímax.

Fotos. Cristian Calderón

Se trataba de la primera visita de los músicos en territorio nacional, por ello —y sobre diálogos e interacciones—, Femi Koleoso, quien es el líder, optó por invitar en primera instancia a un fan de entre el público —que luego conocimos como “Coni”— para hacer la labor de traductora cada vez que él o su hermano TJ quisiera dar un mensaje. Era el momento de Coni de mayor gozo y de la banda, por su lado, de mayor agradecimiento ante el recibimiento de cada uno de los asistentes y por finalmente, haber logrado debutar acá después de varios años de intentos fallidos, culminando el concierto con «God Gave Me Feet For Dancing».

«Una oda al sagrado y aún alegre acto de bailar, un álbum que te conduce a través de una [ideal] noche afuera en la ciudad. (…) Una documentación de las muchas pistas de bailes que la banda encontró recorriendo muchas ciudades a lo largo del mundo” es el statement que acompaña a ‘Dance, No One’s Watching’ y por consecuencia, a Ezra Collective. Una declaración que viajó desde Londres a Santiago para continuar documentándose y ser tatuada en los corazones del quinteto.  Una invitación a disfrutar el aquí y ahora.

Vicente Andrade

Anneke Van Giersbergen es mi statement artístico

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