Farrokh Bulsara: una estrella llamada Freddie Mercury

Farrokh Bulsara: una estrella llamada Freddie Mercury

Icono de la época, estandarte de la cultura pop y dueño de un repertorio artístico sin precedentes, convertido para muchos en un ídolo del Rock y no solo por su tonelaje artístico sino también por su estilo de vida. Hoy es recordado como uno de los más grandes entretenedores que ha visto el mundo y se corona como una de las estrellas más importantes del mundo del rock.

Músico, intérprete, compositor, cantautor y una lista casi interminable de cualidades que lo llevaron a consolidarse como el frontman por excelencia, ya que su carisma y exuberancia llevaron a Queen a convertirse en un hito histórico y una de las más influyentes agrupaciones que ha visto pasar la humanidad.

La vida del autor de Rapsodia Bohemia no dejó a nadie indiferente, pues ya desde muy niño comenzó a demostrar sus notables habilidades por allá en la lejana Zanzíbar. El joven Farrokh Bulsara, a la edad de 7 años fue enviado a vivir con su abuela y tía, para estudiar en el St. Peter’s School, durante su permanencia en este internado se descubrió su inteligencia musical y fue el director de la institución quien instó a la familia a inscribirlo en cursos de piano donde alcanzaría un nivel muy alto en su aprendizaje.

Luego de muchos altibajos, el carismático cantante fue invitado a presentarse con la banda en formación Smile, misma que más tarde daría vida a la emblemática banda y forjando así el inicio de la carrera musical más relevante de la época. Freddie era muy unido a su familia, quienes en principio no apoyaban la carrera artística pues las intenciones del músico no representaban los intereses profesionales que querían para él.

Su madre en entrevista con Daily Telegraph comentaba, “la mayoría de nuestra familia eran abogados y contables. Pero Freddie insistía en que él no era lo bastante listo y que solo quería bailar y cantar”, incluso de forma casi anecdótica agrega “mi marido y yo creíamos que solo pasaba por una fase” porque su personalidad no encajaba con el conservadurismo del culto Zoroastrista.

Otro de los aspectos que ha mencionado su familia es la extravagancia y sentido de la moda del artista. En palabras del homenajeado: “Solía ir a casa de vez en cuando y aparecer con esta ropa escandalosa, con las uñas pintadas de negro, ¡y en ese momento mi madre solía asustarse! Solían decir: «¡Dios mío! No! que los vecinos no te vean. ¡Ven aquí rápido! ¡Usa la puerta trasera!”.

Aun así, mantuvo firme su convicción de convertirse en estrella de rock convenciendo a los incrédulos de que su determinación lo llevaría a la fama y logró convertirse en el orgullo de los Bulsara.

Una carrera llena de éxitos que durante 22 años trajo a la vida una serie de composiciones y trabajos que han sabido mantenerse vigentes hasta la fecha, canciones tales como We Are the Champions, Crazy Little Things Called Love, Killer Queen, Bohemian Rhapsody, Somebody to Love, y muchos más.

Fanático del rock and roll, férreo seguidor de Jimi Hendrix, Led Zeppelin, David Bowie, The Who, entre muchos otros, su estilo no es fácil de descifrar y es la amalgama que conforma su figura que lo convirtió en un sobresaliente. Su alto manejo en composición y su amplia gama de técnicas vocales capaz de emplear le permitió mezclar estilos de tipo gospel, heavy metal, rock progresivo, ópera rock, pop y un largo etcétera. A pesar de reconocer tener mucha dificultad para leer música lo compensaba con un desplante escénico como pocos, otro grande del espectáculo celebró la habilidad de Mercury diciendo:

«Freddie fue el más sobresaliente. Y, por supuesto, siempre he admirado a los hombres que usan trajes de malla. Solo lo vi una vez en concierto y, como dicen, era definitivamente un hombre que podía tener a su audiencia en la palma de la mano», palabras de David Bowie. Contraponiéndose, curiosamente, a su personalidad tímida y reservada en lo cotidiano de su vida.

Durante años de cosechar éxitos en distintos ámbitos, su carrera se vio afectada de forma abrupta, la aparición de un nuevo virus daría a Bulsara un vuelco del cual no habría retorno; sin claridad de cuándo se enteró que estaba infectado con el virus de inmunodeficiencia humana, dado al hermetismo con el que llevaba su vida íntima, conviviría en esta condición por los próximos 7 años en los cuales se determinó a permanecer en la música hasta el final de sus días.

De entre su legado, surgió el álbum «Innuendo» del Latín Insinuación, último trabajo del compositor y una suerte de crónica de una muerte anunciada, grabado en aquella época en la que el cantante llevaba consigo una avanzada etapa de su enfermedad, logró realizar su trabajo con mucha dificultad pero aún así alcanzó el número 1 en las listas en Reino Unido.

“Había mucha alegría, extrañamente. Freddie sufría dolores, pero podía disfrutar de lo que más le gustaba hacer. A veces eso solo duraba un par de horas, porque se cansaba mucho. Sin embargo, durante ese par de horas, lo daba todo. Cuando no podía tenerse en pie, solía apoyarse en una mesita y se bebía un vaso de vodka y decía: Cantaré hasta que me desangre.” Comenta May.

Entre las maravillas otorgadas en el compilado nace «The Show Must Go On» escrita por su amigo Brian May se transformaría en un himno a su presencia eterna, se convirtió en la canción por antonomasia del final de su vida y posee un trasfondo emocional muy potente y seguro muy personal para la banda, el mismo Mercury y muy por seguro de su leal publico.

Fue un domingo por la madrugada cuando sale a la luz el siguiente comunicado:

“Freddie Mercury murió completamente en paz esta noche en Kensington, Londres. Su muerte ha sido el resultado de una bronconeumonía originada por el sida”

Freddie dejaba de existir en la madrugada del 24 de noviembre de 1991, dejando un legado histórico en el planeta que, según distintos medios y especialistas de todo ámbito, sería considerado como el mejor vocalista de la historia de la música.

Por Alejandro Hernández

Nacion Rock

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