«In Your Honor», el disco doble y «definitivo» de Foo Fighters

«In Your Honor», el disco doble y «definitivo» de Foo Fighters

Roswell Records / RCA Records, 2005

No es antojadizo el título de esta nota, la misma banda ha descrito este disco de 2005 como su àlbum definitivo, aunque ese término goza de cierta ambigüedad: ¿Qué entendemos por ello? ¿El mejor? ¿El que los representa más? ¿El más completo? la verdad es que esta entrega brilla por ser la única doble de su carrera y tiene dos hemisferios casi opuestos, pero en la suma no es así tanto, diseñando la ambivalencia de la arquitectura Foo Fighters pero siendo algo conceptual en el sentido mismo: un disco con canciones rockeras y potentes y otro desatando la veta acústica y melodías muy introspectivas y bellas. Esa estructura nos encantó, y con la distancia de los años vaya que ha cobrado más valor aún. Siempre el Yin y el Yang nos ponen un equilibrio necesario en la vida, para eso está hecho.

Todo comienza desgarrador y emotivo, declaración de valores y del título del disco: «In Your Honor»,  tanto así como esa portada de luto,  media in memoriam, que podría ser un perfecto escudo de su esencia: «Puedes escucharme/ Escúchame gritar/Rompiendo en los cielos apagados/Este corazón de trueno/Como bombas latiendo/Haciendo eco a mil millas/Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío/Sacrificaré/En tu honor/Me moriría esta noche/Para que te sientas vivo», reclama en esta apertura impresionante un Grohl motivado y que pone todo en solemne tono de homenaje, a la memoria de los compañeros que se fueron, a sus fans, a la vida. Gran intro.

Lo que sigue en el disco uno son canciones certeras, bien hechas, rockeras y precisas: «DOA» y esa apertura energizante y coros emblemáticos nos sacuden de inmediato, tenemos la energía y sentimiento del single «Best of You», todo el poder de «No Way Back» o «Free Me», la veta tan clásica de su estilo en «Resolve» o la sutileza y la rabia que comparte «The Deepest Blues Are Black».

Pero no es hasta el disco dos donde los sentimientos calan profundo: acá Dave Grohl se dio la libertad de cosas muy personales: «Friend of a Friend», fue una canción que escribió en la década de 1990 sobre él y Kurt Cobain durante el tiempo en que compartieron un apartamento y «Still», nos muestra al líder hablando de un suicidio que  vio cuando tenía diez años en Virginia, por un niño que saltó sobre las vías del tren. Tremendo todo.

El disco, deja momentos quizá pocos vistos: «What If I Do?» es totalmente maravillosa por la minimalista manera en que suena, «Miracle» o «Another Round» siguen la mima senda con un sentido de la melodía y la angustia increíbles. Si algo tuvo que aprender de esos extraordinarios Unplugged que grabó junto a Nirvana o los que hicieron Alice in Chains o Pearl Jam en los noventa, acá estaba el resultado de ese aprendizaje.  ‘Virginia Moon’ nuevamente explora a un Grohl de infancia y ‘On the Mend’ toma cosas del progresivo acústico para rematar un disco potente en cuanto a entrega y letras decidoras. La «invitada de piedra» podríamos decir es la que interpreta Taylor Hawkins, que sin ser una mala canción, ‘Cold Day in the Sun’, no encaja muy bien con todo este hermoso segundo disco.

Warren Haynes,  Grant Hart, Norah Jones, John Paul Jones de Led Zeppelin y Josh Homme de Queens of the Stone Age fueron invitados especiales para engalanar más este disco, pero la verdad, es que los grandes protagonistas siguen siendo Foo Fighters, y lo en que sí estamos muy de acuerdo es con eso de «álbum definitivo», como así agregar también adjetivos como ‘honesto’ y porque no, ‘brutal’.

Por Patricio Avendaño R.

Patricio Avendaño

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