«La historia de los músicos queda plasmada en papel y eso te da la seguridad que va a permanecer» – Entrevista con María De Los Ángeles Cerda y Pablo Padilla

En los últimos años, se ha evidenciado un creciente interés por parte de editoriales y lectores hacia los libros relacionados a la música. Ya sea con un enfoque a bandas, artistas o géneros musicales, editoriales como Santiago-Ander Editorial o RIL Editores se han encargado de masificar productos literarios que sirven como manifiestos físicos de información.
«El Libro Blanco del Rock» (editado originalmente en 2009 por RIL Editores) ha sido uno de los textos musicales que mejor recepción ha tenido con el pasar de los años, debido a su amplia cobertura a distintas bandas y estilos ligados al rock, pero además, por su contenido detallado e interesante que va desde lo anecdótico a lo estrictamente musical. Dicho texto fue reeditado a fines del año pasado, afinando ciertos aspectos e incluyendo nuevas bandas para complementar lo antes expuesto.
Pudimos conversar con sus autores, María De Los Ángeles Cerda y Pablo Padilla, acerca de cómo fue el proceso de gestación y producción de esta actualización, junto con explorar sus motivaciones y pareceres respecto a la literatura musical.
-Muchas gracias por su tiempo, chicos.
¿Qué les llevó a querer dar forma a esta nueva versión del libro? ¿Y a iniciar una nueva investigación para complementarlo?
Pablo: Una cosa lleva a la otra, de alguna manera. Un libro que es exitoso siempre termina confrontándote, y al menos este, siempre estuvo re-imprimiéndose para su venta, por lo que seguido me enfrentaba a él. He publicado varios títulos, y cuando un libro no es exitoso, se vuelve más fácil el olvidarse de él y no ser tan crítico. “El Libro Blanco del Rock” siempre estuvo presente y siempre había gente nueva que me comentaba que lo leía. Como autor, constantemente lo estaba revisitando, desde un enfoque recreativo. Sabía cuáles eran sus grietas y qué partes hubiera sido bueno extender.
María De Los Ángeles: Para mí, el primer libro fue una experiencia de aprendizaje, ya que era la primera vez en que me lanzaba a la edición. Aparte de ser la única escritora mujer que formaba parte del equipo de Rockaxis, también fui editora, y fue algo muy intuitivo. Ahora, con el tiempo me doy cuenta que no se trata sólo de darle forma a los textos, sino que involucra presentar una idea consistente respecto al contenido del libro. Esta nueva versión presenta de mejor manera la idea original, en vista que en el primer libro había muchos escritores involucrados. Al ser sólo Pablo y yo, pudimos trabajar esta idea de investigar de mejor manera.
-Podría decirse entonces que, de cierta forma, lograron dar con una versión más homogénea del libro luego de haber reducido el equipo
Pablo: Sí. Creo que el concepto es correcto. Logramos re-organizarlo y no solo en términos del lenguaje. Logramos una homogenización respecto a lo que queríamos decir, pero también pudimos mejorar el enfoque y el sustrato del texto; qué queríamos destacar respecto al contenido y que, tal vez, quedaba un poco más diluido en la primera versión. Pudimos hablar de aspectos estéticos musicales más a profundidad, más allá de lo anecdótico, y en ese sentido la investigación tomó un rumbo bien denso. A mí me encanta saber lo que pasa en el estudio, los instrumentos que ocupan o destacar cómo algún personaje aportó a alguna performance desde lo musical.
María De Los Ángeles: Claro. Para terminar esa idea, podría señalar un ejemplo con Bon Jovi y The Runaways. Ambos ya estaban en la versión original del libro, pero decidimos cambiar el contenido para crear esta línea coherente, ya que en los dos hacíamos referencia a su belleza física. Y en esta versión quisimos enfocarnos más en la música. Por un lado, con Bon Jovi se mencionaba lo lindo de su cara, mientras que con The Runaways tocábamos el hecho de cómo tuvieron que abrirse paso en la escena a través de su estética. Por esto, decidimos dejar de lado ese enfoque para resaltar que la banda llamaba la atención mucho más allá que sólo por su género, y que el fenómeno partía desde la composición de sus canciones con la contribución de Joan Jett y que fue algo que iba mucho más allá de cuál era su género.
-¿Cómo fueron seleccionando la información y la curatoría que integra esta reedición? Siempre ocurren sucesos interesantes en el mundo del rock, o debates acerca de nuevas herramientas como la IA como instrumento de creación
Pablo: La primera edición tenía una autoría mucho más coral, mientras que ahora nos redujimos a dos personas más Cote Hurtado, quien no necesariamente escribía, pero que ayudaba en la toma de decisiones. En términos de curatoría aplicamos algo parecido, donde la selección de información pasaba por nosotros, integrando la ayuda de ciertas personas en específico a las que le hacíamos algunas preguntas especializadas sobre metal o vanguardia, por ejemplo. Para la toma de decisiones no buscábamos un consenso, pero sí una mayoría. Dentro de las decisiones más importantes que tomamos, por ejemplo, fue la de incluir bandas que antes no existían o que no habían alcanzado cierto estatus y abrir la cancha a ciertas escenas, sobre todo a la latinoamericana.
No integramos algo relacionado a la IA, por ejemplo, porque no consideramos que algún rockero de renombre la esté utilizando con frecuencia, ni tampoco creemos que la inteligencia artificial se haya convertido en una especie de personaje, como sí fue la integración de sintetizadores análogos en los setenta, por ejemplo, que fue un avance tecnológico del que varios artistas estaban sacando provecho.
-¿Cuál es su visión respecto a la edición y publicación de libros relacionados a la música en nuestro país? En unos días más se realizará una nueva versión de Letra Sónica, y son instancias que de alguna forma resaltan que existe un público y una demanda de material de lectura musical
María De Los Ángeles: Sí, vamos a participar en Letra Sónica, de hecho. Yo creo que este fenómeno tiene que ver con que el público melómano, del cual también nos sentimos parte, sentimos la necesidad de saber más acerca de todo lo relacionado a lo musical. Puede que sea el reflejo de toda la generación del noventa y dos mil que actualmente se interesa por tener un objeto en donde aparece toda esta información. Hace poco estuve haciendo una revisión de literatura musical en Chile, fuera de lo académico, del folclor, de la música docta e infantil, y es un fenómeno muy reciente. Yo creo que desde el 2009 en adelante recién empezaron a aumentar las publicaciones de libros relacionados a la música, tanto con temáticas nacionales como también internacionales. Me gusta mucho que se esté desarrollando esto, ya que es un aporte a la escena en general y no sólo a nosotros como periodistas. La historia de los músicos queda plasmada en papel y eso te da la seguridad que va a permanecer, no como pasaría en algún sitio web que puede caerse o desaparecer.
Pablo: El contenido de calidad sigue estando en los libros. Independiente de toda la información que pueda haber en redes, y que haya mucha gente haciendo un trabajo excelente, el contenido profundo y de calidad sigue estando en los libros, ya sea en papel o digital. El trabajo editorial y objeto de un libro, hecho en cualquier formato, sigue estando, para mí, en el top de la calidad de la información. Y creo que queda mucho tiempo para que esto siga así. El trabajo académico sigue sustentado al libro, y escribir un libro sobre música es bien distinto a publicar a un artículo que puede perderse en un servidor. Los servidores se caen, pero cuesta mucho más el destruir una biblioteca.
-¿Qué tan relevante sigue siendo el hecho de tener material 100% tangible para ustedes? ¿Es una declaración de principios seguir produciendo obras que sean palpables? Ya sea en su experiencia como oyentes, como también al editar libros
María De Los Ángeles: No sé si plantearlo como una declaración de principios. Creo que lo digital, al final de cuentas, puede permanecer bajo ciertos medios, a pesar de las distintas alternativas que hay como opción aparte del streaming. Pero, por ejemplo, si nos pusiéramos en un escenario catastrófico en el que desaparece internet, el streaming también deja de existir, mientras que lo físico entrega la sensación de permanencia. La revisión de material físico para nosotros, por ejemplo, fue muy importante, sobre todo en el caso de los discos chilenos. Nos pasó con el caso de Violeta Parra, por ejemplo, donde revisamos los vinilos de Pablo. No hay mucho material online de las bandas chilenas, salvo por sitios como musicapopular.cl o entrevistas de algunos medios, es poco lo que se puede encontrar. Es súper importante el usar cassettes, cd’s y vinilos como material de investigación.
Pablo: El formato físico, específicamente en música, tiene dos cosas que son importantes. Luego de coleccionar música en formato cassette, cd, vinilo y dvd, creo que es en el cd donde la audición se aprecia mejor, seguido por el vinilo. Pero cualquier formato conlleva a tener un pie forzado y establece límites, y eso es un barco creativo que puede orientar de distintas formas. Se puede pensar en cómo el vinilo influyó en la música popular del siglo XX, donde se volvió necesario el considerar la duración de las canciones para el momento de dar vuelta el vinilo, o el orden de las canciones. El cd amplió las posibilidades y de 45 minutos se pasó a tener 70. El streaming prácticamente permite el no tener límites, y no sé si eso es bueno o malo, pero es el artistas es quien tiene que elegir. Pero creo que el espacio que entrega el formato físico fuerza a tomar decisiones, y al buen artista, le da alas.
¿Podrían elegir tres momentos del libro que sientan como sus favoritos?
María De Los Ángeles: Con Pablo teníamos una situación respecto a cómo abordar el punk californiano, ya que habían puntos de vista diferentes, pero creo que en esta versión pudimos darle una mejor línea a toda esa escena, desde Dead Kennedys y Black Flag, pasando a Bad Religion a Rancid, The Offspring, NOFX y Blink-182.
Rescato haber incluido la escena metalera sueca de Gotemburgo, además de complementar textos relacionados a bandas como Opeth, Gojira y Mastodon.
Pablo: En lo personal, rescato haber incluido información sobre Fito Páez, ya que más allá de gustarme su música, permitía dar una mirada respecto a cómo artistas que no podían entrar en la versión original, sí pudieron hacerlo en esta, ya que hubo una evolución en nuestra apreciación.
También, puedo rescatar lo que hicimos con The Beatles, ya que quise refrescar la mirada a algo tan grande como lo es la banda, y le cambiamos el enfoque más “fanático” a algo más distante pero manteniendo su relevancia. A veces, los artistas muy canónicos como Led Zeppelin o los mismos Beatles hacen que no se pregunte qué más se puede decir, pero quisimos darle una vuelta y decir cosas nuevas que creo pueden ser muy interesantes para quienes lean la versión nueva.