Michael Schenker Fest: “Revelation” (2019)

Michael Schenker Fest: “Revelation” (2019)

Nuclear Blast, 2019

Como es la costumbre del guitarrista alemán, la maquinaria ya entró en calor y no se detiene; por lo menos no a corto plazo. Ha sido un orgullo para él, y un auténtico regalo para los fanáticos, desde 2016 cuando decidió convocar al personal que tuvo en su carrera solista durante los 80’s —destacando por supuesto la alineación vocal: Gary Barden, Graham Bonnet (ex-Rainbow) y Robin McAuley; además de rescatar a Doogie White, otro ex-Rainbow, del anterior proyecto Temple of Rock (2011-16). La sección rítmica con Steve Mann en segunda guitarra, Chris Glen en bajo y Ted McKenna en batería —fallecido en enero de 2019, reemplazado por otro nombre familiar: Bodo Schopf, partícipe de la agrupación de Schenker entre 1986-91.

Tras un contundente lanzamiento en vivo, en 2018 presentaron su primer disco de estudio: Resurrection, al que no le escasearon buenos temas que estuvieron en la palestra durante la temporada pasada. Y cuando se pensaba que la gira promocional seguiría tal cual como siempre, a través de las redes sociales anunciaron que le estaban dando los últimos arreglos a una nueva entrega: Revelation, también a través del sello Nuclear Blast, con fecha pactada para el 20 de septiembre de 2019. Una versión 2.0 de su antecesor: grabado en el mismo pueblo teutón de Greven, producido por Schenker y Michael Voss —colaborador de los últimos años. Con la portada hecha otra vez por Stefan Heilemann, quien volvió a acomodar a la banda dentro de una soberbia ilustración de tintes bíblicos: si antes fue La última cena, ahora es La crucifixión.

El primer adelanto, y pista inicial, Rock Steady es un peso ligero donde las líneas se comparten a cuatro voces. Pecando de egocentrismo, en una clara referencia al capitán, el pegajoso coro es lo que saca la tarea adelante. El primero en desmarcarse es White, asomando con la acelerada Under a Blood Red Sky; vibra que se extiende hasta Silent Again, encomendada a McAuley —pese a que se le asocia a registros melódicos, asimismo tiene buen dominio de esta otra faceta.

Sleeping With the Light On, el segundo adelanto, tiene verdadera pasta de hit. Nuevamente todo el elenco presente, que le imprime una angustia que golpea con fuerza; ya sea por los cambios de ritmos, a los que no le faltan potencia, o cuando decanta en eso de “puedes dejar la luz encendida si le tienes miedo a la oscuridad”. El videoclip, con lo justo y necesario, ayuda a esas evocaciones —y que se da el tiempo de hacer el guiño a la primera portada de Michael Schenker Group (1980), con él sentado en una silla médica donde predomina el claroscuro.

The Beast in the Shadows, a cargo de Bonnet, vuelve a quitar el freno de mano; antes de llegar a la endulzada apertura de Behind the Smile, que se esfuma cuando White dispone tras el micrófono. La juguetona Crazy Daze, cuyo riff recuerda a You Really Got Me de The Kinks, le da lugar a Barden. En tanto Lead You Astray, que trae de vuelta a McAuley, retoma las altas revoluciones.

Si la anterior producción tuvo una canción con participación especial de Kirk Hammett, el encargado de las seis cuerdas de Metallica; aquí se repite la fórmula del invitado con We Are the Voice, el elemento pesado de la placa. Luciéndose el chileno Ronnie Romero, otrora cantante de los españoles Lords of Black, que desde 2015 es parte de la actual encarnación de Rainbow; con que regresó al ámbito rockero, después de casi dos décadas, el inmortal Ritchie Blackmore.

La última repasada va de la mano de la melódica Headed for the Sun, en un despliegue de carisma de Barden. Old Man, que llama a la cofradía en su totalidad. Still in the Fight, que puede calificar como el eslabón más débil de la colección, con Bonnet en la individual. Y, cómo no, la instrumental que no puede faltar para que el jefe sea eje central: Ascension.

De seguro Revelation contiene material descartado del trabajo anterior, pero con Schenker uno no sabe a ciencia cierta; puesto que se trata de uno de los compositores más prolíficos de la industria, que pareciera no costarle sacar ases debajo de la manga. Este de aquí no es la excepción, trayendo una nostalgia de refrescante rock duro; como siempre ensamblado por la brillante Flying-V blanca con negro, la cual no tiene puntos bajos. Disfrutemos, pues, de este buen pasar plagado de figuras.

Nacion Rock

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