‘Nothing Compares’- Sinead O’Connor: El brutal sacrificio de una voz en constante rebeldía

‘Nothing Compares’- Sinead O’Connor: El brutal sacrificio de una voz en constante rebeldía

Ya en pleno siglo XXI es fácil describir a la cantante Sinead O’Connor como una adelantada a su tiempo; eso lo decimos desde la comodidad de haber contemplado los procesos, de como muchos países tienen hoy en día legalizado el aborto, de cómo ha caído la iglesia católica (lo que no implica que haya perdido totalmente su poder), de una aceptación social cada vez mayor a las disidencias, de la ola feminista etc. Y se nos olvida que solo hace unas pocas décadas, hubo artistas que iniciaron la reflexión y el debate poniendo encima de la mesa mucho más que sus ideas.

La irlandesa Sinead O’Connor es una de esas artistas. Para los que éramos niños en 1990 ella nos llamaba la atención por su cabeza rapada, lo cual no encajaba en el canon de belleza femenino de la época, pero desconocíamos muchos detalles que ocurrían en paralelo en su vida. En ese contexto, el documental Nothing Compares, que abrió la 18ª versión del festival Inedit, nos ayuda a poner razones a su desaparición de la escena musical noventera, tras haber llegado a la cima con esa balada inolvidable compuesta por Prince y por canciones que hacían claras denuncias. Dirigiendo su largometraje debut,  Kathryn Ferguson examina la carrera de la controversial cantante en sus años más famosos bajo un lente contemporáneo, avanzando en orden cronológico y brindando detalles sobre la infancia de O’Connor, de los abusos de su madre, de la opresión de la sociedad irlandesa, de su descubrimiento por un baterista y las protestas que la convirtieron en la presa favorita de los medios. 

Sin embargo, Nothing Compares no es un visionado limitado, a pesar de su estructura tradicional, pues la directora juega con la forma para crear una narrativa atractiva utilizando entrevistas a la propia O’Connor y personas cercanas a ella, como su ex esposo John Reynolds y su manager Claire Lewis, que son los relatores de la historia, a la vez que combina muchísimo material fotográfico, de conciertos y de sus idas a late shows, donde era presa de preguntas prejuiciosas y donde entregaba cada vez más respuestas confrontacionales. La voz de Sinead, con un tono oscuro y algo cansado, reflexiona sobre lo que fue ese período en el cual se centra el documental (1984 hasta 1992), lo cual no deja llamar a esta pieza audiovisual una verdadera biópic, pero sí un relato basado en sus sensaciones y perspectiva para entender los efectos de lo que fue ese brutal escarnio, del que nunca se recuperó. Artistas como Kathleen Hanna, Peaches, Public Enemy, John Grant, entre otros, dejan en claro lo influyente que fue para todo lo que estamos viviendo en estos años actuales.

Gracias a este compendio de imágenes y entrevistas, Ferguson nos pone todo el panorama del por qué la escena estadounidense la declaró casi una enemiga pública; el sello discográfico se oponía a su embarazo, a su look asexuado (para muestra, la directora nos pone las 2 ediciones de su disco, con la tapa inglesa más brutal y la norteamericana suavizada), pero, por sobre todo, a lo polémica que se fueron volviendo sus acciones mientras avanzaba con fuerza en los ránkings. S bien Sinead vivía en Londres y se demoró 13 años en volver a visitar Irlanda, su mente y su alma siempre estaban en su país y sabía lo que estaba pasando; fue así como se enteró de que en el pasado hubo investigaciones de abuso sexual infantil por sacerdotes irlandeses y que estas investigaciones fueron encubiertas.

Enterarse de esto marcó un antes y un después en su corazón y en su existencia, tomando la decisión de ‘inmolarse’ en el programa Saturday Night Live, uno de los más vistos de la tv estadounidense; ya había tenido una polémica cuando se negó a tocar en un show que iba a entonar el himno nacional como una forma de apoyar a los soldados que estaban en Medio Oriente y luego, tras recitar un tema de Bob Marley en el famoso programa de televisión, rompió una foto de Juan Pablo II llamándolo ‘el verdadero enemigo’. Y  semanas después, fue recibida en un concierto tributo a Bob Dylan con una estruendosa mezcla de vítores y abucheos, en otra demostración de la tremenda la ironía del pueblo estadounidense ya que no se comprende que vayan a un concierto de Bob Dylan personas que abucheen a quien denuncia injusticias sociales. Esta es, sin duda, la mejor escena para iniciar un documental sobre Sinead O’Connor, pues grafica el momento exacto en que una impensada estrella pop y una activista de derechos colisionaron, teniendo que elegir ella misma entre una o la otra.

Tímida y desafiante, Sinead combinaba una voz etérea con una presencia más agresiva que la tradicional, especialmente en una cultura como la irlandesa en la que, como se repite en el film, se esperaba que las mujeres siempre tuvieran un rol servil y amable; pero el visionado deja la sensación de ser una revisión a la toxicidad de los medios de comunicación, a los estragos de la opresión religiosa y a la profunda hipocresía del patriotismo estadounidense.

Nothing Compares quiere ser una especie de reivindicación del legado de O’Connor, cuyo espíritu rebelde e ímpetu por denunciar injusticias fue la semilla, como ella misma lo indica, para lo que ocurriría décadas después con los movimientos feministas y la pérdida de poder de la iglesia. Por momentos el relato es muy inspirador y pone contexto a quienes solo conocíamos sus canciones mientras, en paralelo a su rutilante éxito, ella iba a las marchas, leía declaraciones exigiendo justicia y ponía la otra mejilla en tiempos donde esas exigencias se pagaban caro. Y si bien los últimos acontecimientos conocidos sobre su vida podrían dar fuerza a la idea de que Sinead ha tenido un sino trágico, este documental brinda algo de justicia a la imagen de una artista que utilizó su voz y estilo para gritar, melódicamente, pero gritar, un sinfín de injusticias con su extraordinaria voz y queremos creer que gracias a eso, mujeres como Billie Eilish, Ariana Grande y otras, hoy pueden izar la bandera gay o exigir que no se metan con el cuerpo de la mujer sin que eso las haga perder sus carreras o, peor, ser presa del escarnio de los medios de comunicación.

Macarena Polanco

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