Obituary en Chile: La supremacía de unos pioneros con los de siempre

Obituary en Chile: La supremacía de unos pioneros con los de siempre

Se ha vuelto una sana costumbre acudir al Teatro Cariola de calle San Diego, eso porque en los últimos meses se han presentado ahí legendarias bandas de metal. Un género y estilo de vida que siempre aglutina a los justos y necesarios. Acá no hay grandes propagandas mediáticas para convocar a los curiosos ni nostálgicos. Acá van los de siempre, los que han escuchado esas bandas desde tiempos primigenios, los que las escucharon a través del paso del tiempo, los que llegaron ahí porque un amigo o primo te prestó un cassete, cd, o te paso un archivo con el Mp3. Los fieles, los que no cambian.

Comentábamos que el recinto albergó algunos shows memorables ¿Cuáles? Vio-lence y Destruction; thrash metal de primer orden. ¿Qué nos convocó la tarde primaveral del 01 de octubre? Obituary, los reyes del death metal (Florida, USA). En conmemoración de su etapa noventera (Complete Control Tour) en alusión a su disco de 1992 –The End Complete- los americanos comenzaron un tour que ya pasó por Brasil, Concepción y se presentará además el domingo 02 en Valparaíso. Tres fechas para Chile, tres para un terruño que ama el death metal, sí, los mismos de siempre.

Los encargados de abrir el show que, correctamente inició a la hora señalada, fueron Homicide. Los nacionales llevan largos años tocando en el circuito under nacional de bandas death/thrash metal en esos clásicos lugares como el Oxido o esos festivales de largas jornadas por ello a ninguno de los presentes les extrañó su presencia. Homicide presentó un brutal reportorio de canciones compuestas entre otras por algunas de su último disco “Tyranvs” (2021) la dinámica del blast beat a mil horas con algunos importantes pasajes de Groove, funcionaron a la perfección para quienes de a poco comenzaban a llegar al teatro. El segundo acto era responsabilidad de los viejos y queridos Dorso, quienes, a pesar de llevar más de treinta años en el negocio, se las arreglan para seguir vigentes en el rubro, cómo, editando por ejemplo en el periodo pandemia su laureado álbum “El espanto surge de la Tumba” (1993) en formato vinilo y solo en 2019 editaron su último disco “Gore & Roll”. Sonaron con la calidad de siempre; Deadly Pajarraco, Horrible Sacrifice, Vampire of the Night, Terror Carnaza, Turú el terrible, Cíclope y finalizaron con Hidra, a estas alturas un himno de cada repertorio en el que Dorso nos recuerda quienes estaban allí en 1989.

 

Ya con el teatro lleno, incluso se habilitó la platea del segundo piso, -en la que un solo valiente se atrevió a lanzarse, la altura era bien considerable- y puntualmente a las 21:00 los americanos salen a escena mientras sonaban por los parlantes “Snortin’ Whiskey” de Pat Travers. Ovación y puños en alto eran la señal inequívoca que estábamos listos para la estampida sonora. Redneck Stomp dio el vamos, sonando muy bien sincronizada cada parte e instrumento y con Donald Tardy (batería) destacando desde el comienzo. Luego de ese aniquilador medio tiempo, Sentence day fue el precursor del primer mosh de la noche. La voz de John Tardy funciona como una especie de figura simbólica sónica que nos cura y protege de todo mal. El hombre vocifera igual o mejor que en sus discos grabados y es uno de los puntos fuertes de la noche, alguna mención honrosa para quienes logran que la banda suene así de categórica.

Las canciones más celebradas por lo general son las más antiguas, y a medida que pasa el tiempo aún más se valoran por ello, Find the arise y Dying de Cause of Death (1990) son un momento que los presentes agradecen. De “World Demise” (1994) suena con potencia “Don’t Care” y que bien se escucha su coro “i don’t care, i really don’t care” una frase que podríamos aplicar empoderados cada semana a quien nos quiera joder. El viaje es intenso y ahí salen dos canciones de 1997 del Back from the Dead suenan “Threatening skies” y “By the light”. Peres, Butler y Andrews tienen a todos por las cuerdas, el trio afila literal cada nota en su mástil y teniendo al respetable en su mano nos manda al suelo con “Chopped in Half/Turned inside out”. Ahí la banda se retira del escenario unos momentos para volver con un encore tan o más matador; “Deadly intentions, I’m in pain» y la gigante «Slowly We rot” cierran un setlist generoso en todas sus épocas, dinámico y muy bien tocado. La experiencia y el oficio nunca están ahí por nada, y Obituary lo demuestra con creces en otra gran jornada en la que tuvimos la suerte de ver a uno de los precursores del death metal, ahí, donde siempre y con los de siempre.

Por Nelson Silva A. 

Nacion Rock

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