«Texas Flood»: el álgido momento blues rock de Stevie Ray Vaughan

«Texas Flood»: el álgido momento blues rock de Stevie Ray Vaughan

Epic Records, 1983

Han pasado muchos, demasiados años ya desde la edición de este álbum fundamental. Y decimos fundamental, porque fue la carta de presentación de un gran guitarrista texano, para muchos la “gran” guitarra texana desde Johnny Winters. Y cuya vida se consumió tan aceleradamente como alguno de los surcos de este vinilo.

Stevie Ray Vaughan había nacido en Dallas. Para el momento de grabar este álbum ya era relativamente veterano, tenía 28 años y tanto para él como para su agrupación Double Trouble, era el primer contrato como número independiente. Sin embargo, SRV no era un recién llegado. Había tocado en bandas de Texas desde principios de los años 70’s, llegando a grabar algunas cosas intrascendentes como miembro de ellas. Instalado desde 1971 en Austin, en 1978 formó  Double Trouble, con el que se ganó un nombre en la escena local.

Pero, parafraseando al festival y al programa de TV, Double Trouble solo era un éxito que no pasaba de los límites de Austin, sin mayor posibilidad de propagarse. Todo eso cambió una noche de julio del 82, cuando a instancias del productor Jerry Wexler, que insistió en que pusieran al grupo entre los participantes, SRV & Double Trouble subieron al escenario del festival de Montreaux de 1982. Esa noche, Vaughan la rompió; al decir de algún testigo, “incendió” el escenario. La puerta se había abierto.

Pasemos entonces al álbum en cuestión, Texas Flood, que de él hablaremos.

El origen de Texas Flood está en la noche posterior al show de Montreaux. Jackson Browne vio al grupo y le cedió gratuitamente unas horas de estudio para grabar unas demos. Con las cintas en la mano, no les fue difícil encontrar el camino hacia un contrato y la grabación. Y la grabación derivó en uno de los grandes discos debut de los años 80’s. El arranque  del LP es a todo gas y rock and roll con el acelerado “Love struck baby”, que va tirándonos una  pequeña pauta de que va todo el disco. “Pride and Joy” le sigue con otra muestra de R&B rockeado, para continuar con otra gema, “Texas Flood”, un gran blues de Larry Davis, arrastrado por una gran interpretación de la guitarra de Vaughan. Es un gran inicio, con tres tracks que por sí solos valen hacerse con el LP. Pero mentiría si Texas Flood es solo esas tres canciones.

El cuarto track, “Tell Me”, de Howlin’ Wolf, es otra interpretación en plan de R&B que sigue con la onda up. Y a continuación, dos instrumentales, “Testify” en una versión diferente a la original de los Isley Brothers, más punzante, que deja lugar a “Rude Mood”. Este  tema es una locomotora que arrolla, un tren que levanta muertos, otra muestra de la versatilidad de SRV en las seis cuerdas; “Rude Mood” en particular es la canción con la que me enganché para siempre con este texano tan prematuramente desaparecido. Con “Mary Had a Little Lamb”, el clásico de Buddy Guy, tenemos un remanso para recuperar el aliento, luego de varios minutos a full. Una versión respetuosa aunque diferente, ya que carece del piano y los vientos del original.

El cierre de Texas Flood viene de la mano de tres canciones de especies diferentes: “Dirty Pool” es, como “Texas Flood”, un largo blues lento, más clásico en su estructura; a continuación «I’m Cryin'», un R&B. da paso al cierre con “Lenny”, una delicada canción instrumental que parece como salida de otro álbum, pero que es un perfecto cierre para este gran disco. Como no podía ser de otra manera, fue un disco grabado en pocas tomas, con el grupo tocando en vivo, y así suena. Bien crudo y a la vez bien caliente. Y sin ningún tipo de sobrantes. Las letras propias de Vaughan hacen referencia a la relación con las mujeres, aunque en esencia sobresale una, su esposa de esos días Lenora, a quien nombra específicamente en “Pride and Joy” y dedica la instrumental “Lenny”.

 Sí, amo a mi Lenny… Ella es larga y delgada

Si te metes con ella, verás que un hombre se vuelve malo

Y ella es mi dulce y pequeña cosa… Ella es mi orgullo y alegría

Ella es mi dulce bebé

Soy su pequeño amante

“Pride and Joy”

Desde el punto de vista técnico, la interpretación es impecable. SRV domina cada una de las canciones aplicándole toda su pirotecnia, que por supuesto incluye referencias a grandes guitarristas que van desde Albert King a Jimi Hendrix. Esta fue una de las críticas que siempre se le hicieron, pero Stevie nunca negó esas influencias que derivaron en su particular estilo. A su lado, Tommy Shannon (bajo) y Chris Clayton (batería) son el complemento perfecto. En ningún momento, el trío se asemeja a otros que marcaron historia como Cream o el mismo Hendrix Experience, bandas que se estimulaban en vivo a sacar cada uno lo mejor de su instrumento. Aquí, todo está al servicio de la estrella. Y está bien, porque de otro modo nunca se hubiera dado este álbum del modo en que se dio.

En momentos en que el blues pasaba por ser una música fuera de onda, Texas Flood le dio un soplo de vida a un género desfalleciente al conseguir que las audiencias volvieran poner su atención en él. Recuperó para la música la emoción que había impactado a las audiencias blancas allá por principios de los 50’s, y con la ayuda de la rotación en MTV del clip de “Love Struck Baby”, puso el nombre de Stevie Ray Vaughan en alto.

Texas Flood es un disco clásico y absolutamente imprescindible para amantes del rock y el blues, géneros que si se mira un poco, están más emparentados de lo que se ve a simple vista.

Pablo Irrera

Nacion Rock

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