Disco Inmortal: Van Halen – 1984 (1984)
Warner Bros., 1984
El álbum que logró encumbrar a Van Halen al pináculo de la fama en 1984, un disco exitoso por donde se le mire y que a la vez se consolida como el más fuerte al momento de hacer la retrospectiva a la historia de la banda. Pero «1984» así como trajo consigo mucho éxito, fama y dinero a la agrupación, también terminó por hacer estallar uno contra otro a dos de sus pilares fundamentales, como lo fueron «Diamond» David Lee Roth y el soberbio guitarrista Eddie Van Halen. ¿Razón? guerra de egos, la causa primordial y por antonomasia de las rupturas en las bandas de rock.
Pero antes de ahondar en las razones de sus diferencias, vamos a la música, que es realmente lo que importa de este gran álbum, la gran novedad en este caso fue el uso de sintetizadores a gran escala y con una personalidad mucho más superior a la que pudieron haber tenido en discos anteriores como «Women and Children First» donde solamente revestían los temas; acá incluso hubo solos de sintetizadores, como en el caso de la genial ‘Jump’, un éxito indiscutido que acercó al público pop a la música de Van Halen, pero que no dejó de rockear al mismo tiempo. Contuvo un solo de guitarra increíble y la marcha del riff al final también lo corroboraba. Éste tema y la intro instrumental ‘1984’, que más bien parecía estar abriendo un disco de Rush, daban cuenta que acá los sintetizadores iban a tomar un carácter protagónico.
En ‘Panama’ el rock entra más derechamente, en otra de sus inolvidables, un tema directo, con buena melodía y con la versátil voz de David Lee Roth que a estas alturas ya se llevaba grandes elogios. En ‘Top Jimmy’, el ritmo y el estilo lúdico propio de Van Halen destaca aunque queda totalmente eclipsada con los impresionantes éxitos que sonaron antes. En ‘Drop Dead Legs’ entra el «Van Halen clásico» con riffs más ralentizados, vitoreas y coros de estadio por parte de Lee Roth y Eddie Van Halen haciendo lo suyo al final con un endemoniado solo.
También este clásico disco contuvo la admirable ‘Hot for Teacher’, en que la letra habla de un alumno que encuentra atractiva a una profesora. ¿A quién no le ha pasado? También se apoyó con un buen video promocional que daba cuenta de esta historia y que llegó a ser censurado incluso. La canción toma cosas de Alvin Lee y Ten Years After, para dar una clase magistral de rock ‘n’ roll, y acá de teclados, pop y sintetizadores ni hablar.
Pero por si habíamos echado de menos la impronta pop de este «nuevo» Van Halen , ‘I’ll Wait’ se encarga de recordárnoslo, un tema basado en sintetizadores nuevamente, con un ritmo muy ganchero en su arranque y con una batería ejecutada casi mecánicamente por Alex Van Halen, el coro es gigante y es un tema que da cierta estirpe y una seriedad poco vista en el álbum, al final el solo de Eddie Van Halen se va amigando de los sonidos pop, lo cual les queda muy aceptable para el propósito del disco.
Para el final suenan ‘Girl Gone Bad’, con unas reminiscencias algo progresivas, el bajo de Michael Anthony acá suena con bastante presencia, en quizá uno de los temas más trabajados del disco y donde todas las partes hacen lo suyo, incluso Lee Roth con las vociferaciones, ya que no canta en este tema. También el cierre definitivo queda a cargo de la rockera ‘House of Pain’, una canción con un peso inigualable dentro del disco, como para no sembrar dudas de que la banda mantenía su veta hard rockera y despidiendo la placa.
Y justamente, digamos que la pelea que mencionábamos entre Eddie Van Halen y David Lee Roth lidió principalmente eso, entre otras cosas. Lee Roth quería mantener a toda costa vigente y sonando fuerte el hard rock en la banda, a cambio de Eddie que quiso en esos años direccionar el sonido a algo más pop, aunque es bien curioso, viniendo de él, de un guitarrista acostumbrado a lucir por el rock, pero al parecer seducido por los sintetizadores y lo que podían lograr en el sonido con la banda.
También la forma de figurar en el escenario que al principio parecía el perfecto equilibrio, con Lee Roth con sus performances totalmente desquiciadas, saltando de un lado al otro y entregándolo todo vs. la deslumbrante destreza de Eddie en la guitarra, llegó el punto en que ninguno quiso más saber del otro y que se convirtió en algo que marcaría el final de la «era Lee Roth» en Van Halen tal como la conocemos. Al menos en su versión más clásica.
Lamentable, ya que de ahí en adelante y tras este disco Van Halen quizá nunca pudo superar su propia marca autoimpuesta con este gran «1984», llegó la era de Sammy Hagar, quien fue un aporte importante, pero que difícilmente con todo lo que hicieron con él pudieron sobrepasar la frescura, locura y explosiva conjunción que se logró con este disco. Como se dice por ahí, los discos en que hay tensiones de por medio es donde se logran los mejores resultados, éste es un ejemplo claro de aquella teoría.