Videografía Rock: “Little Trouble Girl” – Sonic Youth

Videografía Rock: “Little Trouble Girl” – Sonic Youth

Dir. Mark Romanek, 1996.

Little Trouble Girl fue el Segundo sencillo promocional de Washing Machine, noveno álbum de estudio de los Neoyorkinos Sonic Youth, lanzado en mayo de 1996 por la multinacional Geffen Records. Desarrolla el complejo quiebre de relaciones, en particular la de madre-hija, cuando ésta última toma consciencia de que ha dejado de ser niña, y a la vez, se cuestiona la forma en la que su progenitora la ha preparado para enfrentar el mundo: siguiendo la tradición de la mujer sumisa, aquella que se ajusta a las reglas y encaja perfectamente con los estereotipos de la mujer perfecta, hermosa, maquillada y pulcra. Una desfavorable transmisión de prácticas desde la madre, que no es más que la extensión de sí misma y de sus propias frustraciones hacia su hija, dentro de un sistema acostumbrado a cortarle las alas a las mujeres, manteniéndolas estancadas y lejos de sus sueños. El video, cuenta la historia de una niña alienígena con superpoderes, que se encuentra en plena exploración de sí misma, demostrando que los estereotipos no necesariamente estarán en consonancia con nuestra personalidad. Dirigido por Mark Romanek y filmado en un desolado edificio de Los Ángeles, cuenta también, con la participación y colaboración de Kim Deal (Pixies, The Breeders) en segundas voces.

Desde los inicios en Sonic Youth, Kim Gordon tuvo que enfrentar el machismo dentro del rock, por ello se refiere con frecuencia al tema en sus líricas. Little Trouble Girl no es la excepción. No se trata precisamente de haber tenido una mala correspondencia con su madre, sino que más bien cuestiona el rol tradicional de las mujeres en el hogar. En sus memorias, Kim Gordon Girl in a band (o Kim Gordon la chica de la banda), aborda temas sensibles concernientes a la maternidad y el patriarcado. ¿Cuántas mujeres, antes que ella, simplemente no pudieron desarrollar sus vidas de la forma que soñaron?, ¿Cuántos sueños frustrados?, ¿Cuántas alas rotas por el hecho de seguir una vida de esposa sacrificada? Es eso lo que precisamente da vueltas en los pensamientos de Kim, ya que le tocó ver a su madre en la posición de dueña de casa permanente, encargada de los quehaceres y la organización del hogar, únicamente con pequeños trabajos como costurera del vecindario. En su libro, Kim cuenta que siempre tuvo la sensación de que su madre, en lo más profundo de su ser, hubiese preferido algo más en su vida, haber hecho otra cosa, haber recibido más reconocimiento como una persona creativa y no únicamente como la esposa de un prestigioso académico. Llevar una casa, tener hijos, renunciar a tus planes, no es una tarea fácil. Peor es, cuando se mal entiende que aquello es labor y carga únicamente de la mujer. Por ello el quiebre es necesario en las líricas de Kim: ¿por qué repetir patrones?, ¿por qué seguir criando a las niñas con la misma mentalidad e inmersas en aquella forma arcaica de pensar, que no estimula a las mujeres a concretar sus metas?  Si bien Althea, la madre de Kim, por un lado fue parte de su inspiración (Kim heredó de ella sus gustos poco convencionales por la moda y las artes plásticas), otra parte generó una serie de cuestionamientos en ella, relativos a la vida que las mujeres realmente desean llevar y cómo todo ello se puede ver estancado por una sociedad que prácticamente obliga a las mujeres a sacrificarse, generándose en ellas tremendas frustraciones, impotencia, depresión y una sensación de eterno fracaso: “Tal vez, como yo, la ropa que cortó, diseñó y cosió fue el escenario donde se sintió más libre para mostrar las cosas de su vida que estaban bloqueadas o frustradas”, es lo que cuenta Kim en su libro al referirse a su madre.

Para representar estas disyuntivas internas, la toma de conciencia, el empoderamiento y el auto conocimiento, Mark Romanek jugará con espacios amplios y vacíos: es el mundo interno por explorar, lleno de pasillos, pasadizos, recovecos. Jugará con la iluminación neutra y fría, para dar la sensación de un ambiente estimulante pero relajado a la vez… allí no hay nada que temer. Una pequeña y curiosa alienígena romperá con los estereotipos y la imagen perfecta de la femineidad. Little Trouble Girl no es la historia de una mujer en particular, es la historia de vida de muchas; a veces una locura con mejores resultados, otras un verdadero infierno lleno de ironías: “(…) then one day I met a guy, he stole my heart, no alibi [sha la la] he said: romance is a ticket to paradise” (entonces un día conocí a un tipo, me robó el corazón, sin coartada. Dijo: el romance es un ticket al paraíso”). Aunque muchas veces lo que se encuentre afuera no sean romances idílicos, sino más bien, penurias y relaciones tortuosas, siempre será mejor la fidelidad consigo misma, en lugar de transformarse en aquella mujer dócil como a muchas se les instó ser.  La ‘chica problemática’ se le llama en realidad, a la que cuestiona y va más allá, aquella que rompe barreras y sale al mundo sin importar los prejuicios. Uno de los lemas sagrados de Kim Gordon ha sido siempre el cuestionamiento a todo tipo de autoridad, porque aquello es para ella un enfrentamiento natural y obligatorio ante un sistema opresor, donde las mujeres, la juventud revolucionaria, las minorías sexuales y etnias, sacan siempre la peor parte. Kim Gordon y Kim Deal, se fusionan con mirada cómplice, con sonoridad y respeto. Sus voces, hicieron de esta pieza musical una de las más recordadas, queridas y distintivas de Washing Machine.

Veronica Elisa

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