Yaman Sapodrido – «EP I: Y quedará el sapo» (2020)

Yaman Sapodrido – «EP I: Y quedará el sapo» (2020)

Yaman Sapodrido, 2020

Si algo hay que rescatar de esta maldita pandemia, es que el encierro ha hecho florecer la creatividad de nuestros músicos. Uno de ellos es Yaman y este proyecto que viene a resaltar con honores los códigos del metal extremo, del noise underground/avant garde y el siempre querido numetal, pero ese bien de nicho, el más extremo, antes de que se dejara caer todo en el pop desde los 2000’s en adelante.

Y sí, pop es lo que menos vamos a encontrar en esta delicia de lanzamiento, donde todo arranca muy grindcore con «Waja I: el batayeljoax», una patada en el rostro de bienvenida a este «metal mutante» definido por el propio hombre a cargo de todo, que deja claro en su definición, en la que agrega que es «una banda conformada por las cuatro personalidades de un mismo saco wea», con los aportes de otros músicos y un productor llamado Gabriel Laserre. Juntos invocan al Sapo en una carnavalesca y macabra danza de poderosos riffs, guturales y momentos verdaderamente atrapantes. Si bien hay valores del metal más disonante, es un disco que de todas maneras puede atrapar a un amante de Faith No More, Deftones, Sepultura noventeros o la parte más mainstream del metal. Eso es un gran punto a favor, y hace que el disco fluya con mucha más calidez por nuestros oídos. «Aggro Super» es justamente un tributo al aggro; y ese sonido machacante con las entrañables bases rítmicas que tanto se han utilizado de «Immigrant Song» de Led Zeppelin para entregar en menos de dos minutos, un tema muy agresivo, con todos los grados de la escuela Rekiem reconocibles y abrazados.

Incluso espacio para recordar al poeta chileno Arturo Rojas, en medio de un vómito black llega con «Cementerio» o la cuasi industrial «Escucho gritos de muerte en la calle» o un reggae groove metal en la curiosa «Lo Barnylon», ya con el disco mucho más adentrado (y entusiasmante) y donde queremos seguir sorprendiéndonos con estos tracks tan cortos y efectivos y en que temas de estallido, pandemia y justicia social no quedan exentos; aunque nunca siendo un disco de protesta, pero está la inquietud, la molestia y tiene rabia de sobra el disco para demostrarlo. El momento mantra llega con «Congregando la apertura elemental», aunque toda esa espiritualidad se va a la mierda con un flato que abre en la contundente «Zona cero» con mucha fuerza y esta vez con un virtuoso saxo invitado. El disco es divertido además, no se toma nada en serio, es la tónica que puede recordarnos cosas de Dorso inclusive, pero al igual que la banda chilena en sus mejores momentos, donde el producto final brillaba por reunir muchos géneros dentro del metal haciendo de eso algo único; acá se logra aquel resultado y más con un material sólido, diverso y preocupación en el sonido, que es lo que se agradece.

Entonces, gracias a la pandemia y a estos Dioses Mutantes Sapos que invocan, este proyecto presenta lo que quizá hace mucho tiempo no veíamos condensado en un disco chileno. Una variedad rompecráneos total, pero súper bien elaborada, con cada tema entregando condimentos de varios capítulos del metal de décadas y aportando nuevos matices haciéndolo extremo y entretenido al mismo tiempo, lo que no es fácil lograr. Impresionante y prometedor.

Por Patricio Avendaño R.

Nacion Rock

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