Cancionero Rock: “Down in a Hole” – Alice in Chains (1993)

Cancionero Rock: “Down in a Hole” – Alice in Chains (1993)

Para algunos tiene que ver con las adicciones de Layne, para otros, va dedicada al amor que le tuvo Jerry Cantrel a Courtney Clark. Hay más teorías, pero la canción tiene muchos mensajes encriptados y que para el oyente es difícil de darle un significado. “Down in a Hole” debe ser una de las canciones más populares de los 90’ y una de las más aclamadas por los fans de Alice in Chains.

Este track lanzado como single el 30 de agosto de 1993, pertenece al segundo álbum de estudio de los estadounidenses (Dirt, 1992), y según la versión de cada país cambia su posición en el orden del disco. El trabajo que realizó AIC antes de que saliera el LP a la venta estuvo marcado por la depresión que sufrió Cantrel debido a la muerte de su madre y uno de sus mejores amigos, Andrew Wood y las adicciones de sus integrantes.

«Down in a hole and I don’t know if I can be saved / See my heart I’ve decorated like a grave» («Estoy en un agujero y no sé si podré ser salvado / Veo mi corazón, lo he decorado como a una tumba»), reza parte de la letra que realizó Cantrel. Estar bien y caer repentinamente es lo que desarrolla el guitarrista en cada estrofa de esta canción. La abarca desde los recuerdos, pero la acentúa en el pésimo momento personal de estar solo, hundido y sin esa persona que te ayudó y te mantuvo tranquilo: «Oh I don’t wanna be inside of you» (“yo quiero estar dentro de ti»).

«Down in a hole, feelin’ so small / Down in a hole, losin’ my soul» («Estoy en un agujero, sintiéndome tan pequeño / en un agujero, perdiendo mi alma»). En cada frase y momento de la canción se va realzando el dolor del momento. También es patente, en cada línea, esos períodos de desesperación, de intentar salir del agujero, pero que no se puede por más que lo intenta. La canción parece tener doble lectura por el efecto que hacen las drogas de elevarte y parece ser lógico, pero el mismo Jerry cierra esa puerta y lo asocia directamente con el dolor de la pérdida de alguien que amó mucho y que ya no se siente capacitado para volver a estar en las alturas: «I’d like to fly / But my wings have been so denied» («Me gustaría volar / pero mis alas me han sido tan negadas»).

El fracaso, la caída y estar hundido. No hay más, a pesar de que deambula en los cuestionamientos, en las culpas. Cierra y abre la puerta para encontrarle alguna solución a lo que le pasa, pero no lo logra. Cantrell, incluso, se hastía de todo y lo ejemplifica en una sola frase: «I will speak no more of my feelings beneath» («No hablaré más de los sentimientos que guardo dentro»).

Los susurros de Layne son un punto aparte. Es casi un anticipo a su desenlace, un suplido de aquel fatal 5 de abril del 2002. No fue indiferente a la composición de su compañero, sino que quiso agregar su cuota y magia a una canción desgarradora y que cala muy dentro de la manera que mejor sabe: a través de su voz.

Bastián Cifuentes Araya

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